"Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad".
Simón Bolívar.
En 2025, Venezuela ha incautado más de 60 toneladas de droga, principalmente cocaína, en operativos realizados en el corazón del Lago de Maracaibo, entre espesos manglares tipo delta del estado Zulia. Esta acción soberana, lejos de ser solo un logro policial, representa una interrupción ética en el sistema de consumo que sostiene parte de la economía política estadounidense.
Los estados más afectados por esta abstinencia impuesta son California, Nueva York y Florida, donde se concentra el mayor número de consumidores activos. Según cifras oficiales, California registra más de 754.000 consumidores, Nueva York 364.000 y Florida 269.000. La desaparición de millones de dosis en estos territorios no solo altera el mercado: fractura el mito imperial del consumo como libertad.
Pero esta revolución silenciosa no ocurre en el vacío. Se inserta en un contexto de fractura interna en la sociedad norteamericana, evidenciada por eventos que han movilizado a millones de ciudadanos y que algunos analistas consideran precursores de una guerra civil simbólica.
En 2020, el asesinato de George Floyd por asfixia policial desató el movimiento Black Lives Matter, con una participación estimada entre 15 y 26 millones de personas, convirtiéndose en la mayor movilización social en la historia del país. Entre 2023 y 2025, la guerra de ICE contra inmigrantes —con redadas, detención de menores y separación de familias— provocó protestas masivas en ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Chicago.
En 2024, el asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, frente al Hilton de Manhattan, conmocionó al país. El autor del crimen fue Luigi Mangione, un joven blanco, rico, estudiante ejemplar, con notas sobresalientes y orador del discurso de fin de carrera en su universidad. Su perfil, lejos de encajar en los estereotipos criminales, abrió un debate nacional sobre el colapso emocional, ético y espiritual de las élites. ¿Qué lleva a un ciudadano modelo a cometer un acto extremo? ¿Qué grieta se ha abierto en el corazón del sistema?
En 2025, el asesinato del activista conservador Charlie Kirk durante un acto público en Utah, y los enfrentamientos prolongados en Portland, donde miles de personas protestaron durante más de 50 noches consecutivas, completan el mapa de una sociedad en tensión.
Este conjunto de eventos puede ser interpretado bajo el lente de la Teoría del Caos, donde pequeñas variaciones en las condiciones iniciales —como una incautación en los manglares zulianos— pueden desencadenar consecuencias impredecibles en sistemas no lineales. La abstinencia impuesta desde el sur actúa como evento catalizador, revelando la vulnerabilidad de un sistema que parecía estable.
En este escenario, surge una pregunta clave: ¿quién lidera la agresión contra Venezuela?
Aunque el presidente Donald Trump encabeza el gobierno, es el secretario de Estado Marco Rubio quien ha promovido activamente las sanciones, la narrativa antichavista y la presión diplomática. Rubio, senador por Florida —estado clave en el circuito electoral y en el tráfico caribeño— ha sido señalado por vínculos familiares con el narcotráfico. Su cuñado, Orlando Cicilia, fue condenado por la DEA en 1987 por conspiración para distribuir cocaína, lavado de dinero y soborno a policías. Rubio vivía en la misma casa cuando se realizó la redada y posteriormente intercedió para que Cicilia obtuviera una licencia de bienes raíces, omitiendo el parentesco.
En estructuras criminales de alto nivel, nadie se desvincula sin consecuencias. La carrera política de Rubio ha sido sostenida por una economía política ligada al narcotráfico, directa o indirectamente. Las incautaciones masivas en Venezuela afectan los intereses de estas estructuras, que hoy reclaman con mucha fuerza a su operador político.
La Revolución de la Abstinencia no solo interrumpe el circuito del consumo. Interrumpe también el circuito de poder. Y en ese poder, Marco Rubio no es un funcionario:
Es un operador de intereses económicos y criminales que se ven amenazados por la acción ética y soberana de Venezuela.
En este contexto, la abstinencia deja de ser una ausencia y se convierte en una presencia crítica. Una mariposa ética que agita sus alas en el sur y desencadena el caos en el norte. Una grieta que revela el colapso. Una semilla que anuncia el cambio.
La Revolución de la Abstinencia es más que una teoría. Es un espejo.
Y en ese espejo, el imperio se ve a sí mismo sin máscaras.
Desde Venezuela, desde la ética, desde la resistencia, se ha sembrado una grieta.
Y esa grieta es también una semilla Que fractura estructuras para emerger y florecer.
Sean felices, es gratis.
Paz y bien.