Un pueblo revolucionario lo es todo

La preocupación de muchos al pensar en el socialismo es qué hay de la vida personal. La igualdad en el socialismo nivela las condiciones materiales y las oportunidades de crecer espiritualmente. Se trata de superar la sociedad gregaria y egoísta, a pasar a construir una sociedad donde todos tengamos las mismas oportunidades materiales para desarrollar la personalidad, el trabajo creador liberador, la auténtica individualidad. De esta manera el socialismo libera al individuo de la explotación, del trabajo enajenado del capitalismo y el espíritu gregario; distribuye la riqueza, racionaliza la producción en beneficio de todos y distribuye el tiempo libre de forma democrática. En tales condiciones no es necesario invadir países, explotar pueblos, depredar la naturaleza, colonizar marte y la luna, porque todas estas apetencias pertenecen a la codicia, al monstruo del capitalismo, al "destino manifiesto" de Trump, y "el pueblo elegido" de Netanyahu. En el capitalismo la individualidad es ficticia, sólo sirve al egoísmo codicioso y al capital, o sea, a los más ricos, hasta ahí llega el espíritu del hombre en el capitalismo.

Cambiar ésto es necesario para humanizar a una humanidad deshumanizada, desequilibrada. Es complicado, pero esa es la tarea del revolucionario, develar las capas de mentiras y trampas que esconden la explotación y el robo a la sociedad. La tarea ideológica del capitalismo es mantener idiotizada a la masa trabajadora y consumidora, compitiendo unos con otros para alcanzar el "éxito", esa es idiosincrasia, su enseñanza, la codicia, el egoísmo y la competencia.

Al contrario, servir a la sociedad es una de las formas más válidas de vivir y morir. Un revolucionario no termina de serlo para luego cosechar éxitos personales. Su cosecha personal es servir a la sociedad conscientemente. Necesitamos hombres que luchen toda la vida por la vida, como diría Bertol Brech.

Es necesaria una vanguardia de hombres capaces de luchar toda la vida por la vida.

Como avanzada de la revolución su tarea es formar luchadores y educar. Sin esta vanguardia interactuando con la masa, ésta no pasa de ser una multitud inculta.

Muchos creen que con la democracia burguesa basta para que se oiga la voz de las mayorías, que ella es más democracia que manipulación burguesa, que no hace falta ninguna vanguardia política y líderes políticos que le guíen o manipulen porque la masa es sabia. Otros creen que, sin contar con la interacción con los líderes políticos, la voz del pueblo es la voz de Dios. Pero los líderes son necesarios para orientar y educar; si estos son revolucionarios y socialistas la voz del pueblo será un eco socialista, y si son oportunistas estará silenciada, no escucharemos sus lamentos. Un pueblo inculto reproduce su precariedad material, intelectual y sus malos hábitos. Sin un líder o dirigente que la oriente y la eduque sirve como instrumento utilitario a otros seudos líderes dentro del sistema que la conserva en el vinagre de su ignorancia.

Esto hay que comprenderlo bien, porque el capitalismo nos lleva al borde de la extinción humana y más allá, de la vida que hace posible al ser humano junto a su obra.

Retomar la lucha por el socialismo es vital. La traición madurista forma parte del reacomodo capitalista, es política imperial. Hasta ahora hemos perdido tiempo y la obra de Chávez, hay que recuperar los avances socialistas, el entusiasmo y la esperanza, a pesar de la quiebra de PDVSA, hay recuperar el estatus de "trabajadores dignos", superar el gremialismo, pensar en un pueblo digno con conciencia del deber social, vista puesta a salvar toda la humanidad.

Retomar la lucha por el socialismo es recuperar nuestra conciencia de servir a la sociedad y a la humanidad toda, para salvarnos todos del desastre final, porque solos nunca lo haremos, recuperar nuestra dignidad como venezolanos y como seres humanos, frente a la amenaza que propaga el bocón de Donald Trump de apoderarse del mundo con su ideal del "destino manifiesto" de un mundo al servicio de los más ricos y la maldad de sus secretarios, asesores y aliados. Sin socialismo no somos nada, o nos salvamos todos o no se salva nadie. Hay que vencer la comedia de los oportunistas pusilánimes del madurismo y las trampas de Maria Corina, y mandar al carajo a Trump y al capitalismo, si no queremos que nos trague la barracuda.

Podemos defender el socialismo de las falsificaciones de Maduro, denunciar el engaño madurista, restituir su signo con Chávez, con su obra, su discurso y el Plan de la Patria original. Recomponer la lucha por el socialismo desde la obra y el plan de Chávez con valentía y entusiasmo, despertar la memoria dormida de la masa chavista, lo que está en juego es la humanidad.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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