Las raíces de la abismal diferencia que ostenta el liderazgo de Hugo Chávez con respecto a la dirigencia política tradicional (IX)

Indudablemente que en el seno de la realidad social hacen presencia los conjuntos en los cuales, por un lado, se aglomeran las cifras y, por otro lado, se hermanan las cualidades de los factores y fenómenos envueltos, contenidos y trascendidos por ésta. Y está comarca no está sana y salva de la discrepancia de la moribunda infalibilidad mecanicista y la naciente encarnación sistémica, orgánica, holística, integral o de campo unificado que en este momento histórico cumplen el oficio protagónico en el forcejeo ideológico mediante el cual se exteriorizan las aflicciones de los partos de las variadas sociedades socialistas que substituirán indefectiblemente al homogeneizado, obsoleto y mortecina formación social capitalista.

Como secuela podemos observar que bajo las ordenanzas de la perspectiva mecanicista la dimensión cuantitativa de la sociedad y de sus partes tiene un carácter primordial en comparación con la dimensión cualitativa, a la vez que según las sentencias de la configuración sistémica, integral, holística o de campo unificado, los aspectos cuantitativo y cualitativo de la sociedad y de sus ingredientes tienen el carácter complementario estipulado en el catálogo de leyes universales.

Y en esta diatriba de descollada repercusión se halla otro de los plurales semblantes prominentes en los cuales se erige la abismal diferencia que ostenta el liderazgo de Hugo Chávez con respecto a la dirigencia política tradicional. Entre las evidencias más prominentes con las cuales Chávez demuestra su militancia en las filas de la ideología sistémica, orgánica, holística, integral o de campo unificado, se encuentran la caracterización socialista que le estipuló, durante su más reciente campaña electoral, a la próxima etapa del proceso revolucionario y los temples endógeno, sustentable y sostenible que a este desarrollo le procura.

Hacemos esta afirmación ya que la direccionalidad socialista, endógena, sustentable y sostenible del modelo de desarrollo integral anhelado por la mayoría de personas de nuestra patria tiene implicaciones no sólo en el territorio del guarismo sino que también inevitablemente pisa el terreno de lo distintivo por cuanto demanda la inversión de las particularidades capitalista, exógena, inverosímil e insostenible que coloreaban la formación social que sirvió de punto de partida de nuestro proceso revolucionario.

A su vez, al monitorear el comportamiento de la dirigencia política tradicional identificada con el antichavismo a todo lo largo del desenvolvimiento de nuestro proceso revolucionario, evidenciamos que la impetuosidad de su oposición tiene una vinculación directa con las decisiones que han tenido que ver con la subversión cualitativa de las prescripciones y prácticas vigentes durante la IV República. El golpe de estado del 11 de abril de 2.002, el paro petrolero del 2.003, las guarimbas y el saboteo a las elecciones de los diputados de la Asamblea Nacional, como los hechos más resaltantes que este sector ha protagonizado, demuestran lo antes señalado.

Y esta superlativa importancia del aspecto cuantitativo arropa a la partidocracia política tradicional que hasta ahora se ha aliado al proceso revolucionario, así como lo demuestra la significativa desestimación que en su diario trajinar político dicho sector exhibe ante cambios cualitativos fundamentales como el destierro del burocratismo, de la corruptela, del latifundismo, del clientelismo político, de la monopolización, de la especulación, del acaparamiento, de la segregación partidista, de la democratización económica, etc.







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Nicolás Urdaneta Núñez


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