La corrupción y la conciencia socialista

Solidaridad, cooperación, conciencia del deber para con la sociedad…, Cuando se tiene conciencia socialista no se puede ostentar del poder y de las diferencias, como Pedro Carreño con su gimnasio o Jorge Rodríguez con sus zapatos caros; todo el mundo tiene el derecho de comprar y ostentar lo que quiera, menos un socialista convencido. Y menos aún si hace de líder político y social. Decimos esto no porque sea el tema relevante ahora, lo decimos por lo vacío que resultan algunos discursos sobre la ética y la corrupción de cara a estas simples contradicciones, porque estas aparentes nimiedades son contradicciones para un líder socialista. Si no son contradicciones estamos hablando de otro socialismo, de la franquicia socialdemócrata internacional, en fin, de otra cosa...

...Pero si hablamos del socialismo tal y como lo concibió Chávez, como una práctica de vida y una práctica política, ¡sí que se contradicen! La ostentación del poder personal y el alarde de revolucionario van de la mano, y con eso se confunde a toda la masa inculta que en revolución tiene que ser educada por sus líderes .

Dice Diosdado en el Teresa Carreño, «Aquí nadie está obligado, quien ocupa un cargo lo hace de manera voluntaria, en consecuencia, quien usa esos cargos para su enriquecimiento personal está siendo muy consciente que llegó ahí para enriquecerse u organizar grupos que le hacen daño a la Revolución, entonces si usted falta en su responsabilidad tiene que ser sancionado más severamente por el partido y por las leyes» Nuestra respuesta a ese "silogismo" tan raro es que quien usa esos cargos para enriquecerse de manera personal tiene como camino ético la opción del enriquecimiento personal –lo cual es un valor social muy difundido dentro de la tradición clientelar en de la política barata – y tiene como modelo moral, y como opción ética, a ellos mismos, a Diosdado, a Jorge, a Maduro, Pedro Carreño etc. Aquí Diosdado habla como si la revolución fuera distinta a ellos, a sus contradicciones, a sus acciones torcidas, manipulaciones, mentiras. La revolución que esa militancia conoce, es la que ellos practican a diario. Nadie va a optar a un cargo en el gobierno si no puede "realizarse" personalmente como Carreño, como maduro, etc.

No se trata de ética, porque la ética es sólo una opción, es elegir por un modelo o por cualquier otro, pero el modelo revolucionario el militante no lo tienen "a la mano", sino en normas que nadie cumple y en libros y manuales que nadie lee. El otro modelo son ellos, Jorge, Diosdado, Carreño, el pícaro de Herman Escarrá, etc. ( hace rato hubiéramos encarcelado a Escarrá, el rey de los traidores). Más bien se trata de moral. Y la moral se refiere a las acciones, se constata en la rectitud de las acciones que nos sirven de ejemplo.

Hablar de corrupción cuando se atenta en contra de la disciplina del partido es otra mamarrachada, dice Jorge: «a los corruptos y corruptas que incurran en prácticas desleales al partido deben ser severa y duramente sancionados». Un acto fallido del psiquiatra, o una patética verdad de lo que ellos consideran corrupción, porque resulta que el partido son ellos.

Para nosotros no existe otra corrupción que la corrupción moral, el que traiciona sus principios y convicciones. El simple robo no es un acto de corrupción, corrupción es robarse lo que juramos defender en nombre de la sociedad, lo que pertenece a toda la sociedad, lo que está destinado al servicio público y en especial a los necesitados de él. Y no se circunscribe sólo al ámbito de la administración público; el capitalismo es el sistema, el método más corrupto que existe en el planeta, porque se roba astutamente una riqueza que es de toda la humanidad, además del producto del trabajo del obrero, de los esclavos modernos.

Hablar de corrupción ¡sin moral!, a eso se refiere Luis Brito García cuando destaca el efectismo del discurso que condena con tanta pompa la corrupción; hay sospechar de él cuando no se va al fondo del asunto, cuando no se tocan los modelos o contramodelos morales, que con sus prácticas de vida y políticas sirven para orientar, refuerzan o no la ética socialista del partido.

Jorge Rodríguez: «Los cargos públicos son un deber y no un privilegio. Si hay algo complicado es ser alcalde o alcaldesa, porque lo primero que hay que tener es la conciencia del deber, la disciplina en el ejercicio de las funciones…»… Pero le faltó decir al diputado, "del deber social", que es lo que hace la diferencia entre un burócrata "honrado", "un estorbo", como diría Fidel, de un socialista. El de Jorge se trata de otro discurso vago, brumoso, sobre la ética y la corrupción sin significado, sin sentido ético claro. La ética del socialista se apoya en conceptos, en ideas e ideales, no se diluye en vaguedades o en "lealtades" las cuales, al final, terminan descansando en los mismos valores burgueses o pequeñoburgueses de siempre. Y se apoya en la educación y, fundamentalmente, en "modelos morales", conductas ejemplares que deben mostrar a diario los líderes socialistas, los "elegidos": si el presidente mete la pata como presidente debe reconocerlo y rectificar, si el presidente miente da un mal ejemplo, si maduro regala lo que no es suyo públicamente también da un mal ejemplo, lo mismo vale para Jorge Rodríguez, Carreño, Delcy, Diosdado, etc. "El que tenga ojos que vea".

Al final, en esta bruma hecha de palabras sin sentido es fácil usar el discurso de la corrupción desde el poder para condenar y perseguir a los contrarios, con el cuento de la "deslealtad", del robo para enriquecerse, de las acusaciones y condenas sin juicios, se disimula la sustancia del problema, que yace en el fondo oscura de la conciencia… Más de lo mismo. Dicen que el vencedor es quien hace la historia, pero es que todavía, por más que la felonía esté ahora en el poder, ha vencido. Quedan muchas batallas.

Chávez vive, la lucha sigue…



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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