Monotemáticos y majaderos (III)

Nosotros los socialistas. Los socialistas (locos de bola), para nosotros el "autocontrol" lo es todo; el presente marca la partida de todo, la conciencia de todo aquello que hacemos, sumada la conciencia de servir a la sociedad, del deber social, y más allá, de servir a la humanidad y a la vida. La forma única de salvarnos como individuos: salvar a la sociedad y a la humanidad, de no perecer en el torbellino capitalista. Esta tarea nos tiene obsesionados, nos hace majaderos, quizás neuróticos, pero lúcidos; conscientes de que nuestra permanencia en esta tierra depende de tener control sobre todo lo que hacemos, de tener los pies sobre la tierra y para ello nos esforzamos. Es inútil odiar a tanta gente, hay que franquear, sobre todo, los obstáculos morales y pasionales (lo más probable es que en el camino nos tropecemos con nosotros mismos y debamos dedicarnos un tiempo, todo el que sea necesario, para cobrar fuerza).

Lo que realmente hace la diferencia entre una obcecación monotemática negadora, y una obsesión por estar cerca de la verdad, es que funcionan en sentido inverso, una en contra de la otra; mientras que la primera evade y oculta, ésta segunda escarba en la propia basura y en la basura ajena, critica, rasca hasta la última roncha, es terca. Los primeros creen que son libres de pensar, y los segundos entendemos que tal cosa es imposible, que se trata de una falsa libertad. Uno piensa hasta donde tu cuerpo te lo permite. Existen muchos puntos de vistas distintos de las cosas, pero a cada quien le corresponde uno, puesto que el único referente que tenemos de la vida es el propio cuerpo, solo uno, marcado por su existencia social y por su fuerza individual, por sus condiciones materiales de vida y su relación con la sociedad y su entorno, y éste cuerpo condiciona nuestra conciencia social e individual; así cambiemos en el tiempo, por el pasar de los años y los desengaños, por hacernos sabios o por hacernos seniles. Como individuos nuestra particular neurosis puede ser "controlada" en las prácticas de vida aferrándonos a la verdad: hasta ahí llega nuestra libertad, hasta donde llega nuestra fuerza. Es un asunto trágico del cual podemos liberarnos solo en la acción creadora, sublimarlo en la obra, porque la muerte es inevitable…, u ocultarlo debajo de la alfombra de la normalidad, creyéndonos libres de pensar lo que queramos. Esa es la verdadera discrepancia entre monotemáticos y majaderos, el cómo resolvemos el problema de la libertad; aquellos inoculándosela, y nosotros a lo Sartre, asumiendo un proyecto de vida y sus consecuencias, cargando con la responsabilidad de nuestro proyecto de vida pero de cara a la conservación y ennoblecimiento de nuestra especie, en la obra del socialismo y en el arte.

El socialismo es un apostolado, una acción unipersonal (diría Marx) y social a la vez, por amor a la humanidad y a la vida (mira afuera y mira adentro en un solo movimiento), puede hacer que una vida personal se justifique, se ennoblezca en la lucha social y en el trabajo creador, una lucha humana y por la humanidad, reconfortante, sin distracciones tontas. Socialismo es una fuerza que busca reproducirse en la sociedad, ennoblecer a la sociedad. Sin esa conciencia de servir a la humanidad todo los demás esfuerzos se pierden. Un ingeniero pierde el sentido de sus capacidades sin saber para qué o a qué sirven, igual pasa con cualquier otra profesión técnica o artesanal, o con el obrero. Es necesario darle sentido a nuestras acciones sirviendo a la humanidad con nuestro ejemplo, sin pensar sólo en nosotros mismos –lo que resulta ridículo y mezquino considerando lo efímera que es la vida, lo breve que es cada vida individual: a los ojos de los inmortales "somos seres de un día", de ahí el vivir con gloria que habla Bolívar –.

La gloria del hombre y de la mujer como individuos es ser útil pero para la especie, es servir a la humanidad, haciendo trascender su permanencia en el tiempo a través de valores humanos, creando valores, ejemplos esforzados de vida, sembrando fama, como Bolívar, quién sirvió a la humanidad, o Chávez el solitario, que también sirvió a la humanidad y quiso que todos hicieran lo mismo: servir a la humanidad, dejando sembrada una gran obra espiritual.

De resto, el éxito social por interés personal, vanidad, riqueza, se desvanece con el simple hecho de la muerte. Nadie se acuerda del director de la GM, pero todos saben quién fue Bolívar, y muchos recordarán a Chávez por mucho tiempo, los dos tienen su propio Olimpo. El éxito personal dentro de una sociedad sin voluntad de perfección, y la fama, que se obtiene al querer perfeccionar el mundo van en direcciones opuestas. El éxito frente a la fama es fuego fatuo, o un fuego efímero como el que enciende la bencina. Muerto Bill Gate, se olvidará tan pronto como será sustituido por Bezos, Elon Musk, u otro más osado y más joven. Pero la llama moral encendida de Bolívar cada vez cobra más fuerza, porque una obra como la suya crea y cría fama, perdura más en el tiempo, que cualquier fortuna acumulada. Igual pasará con el ejemplo de Chávez (por eso el esfuerzo, el dinero y el tiempo que gastan sus enemigos para calumniarlo, devaluarlo, confundirlo con la mezquindad del madurismo a fin de que sea olvidado. Pero ya es tarde, su llama prendió en la memoria de muchos en el mundo. Junto a Fidel, al Che, Bolívar (y otros grandes) son los símbolos que arrasan con todos los grandes y pequeños odios, y los más abominados y calumniados por el capitalismo occidental. Ninguno de ellos ha necesitado de "fundaciones" para preservar su legado; sus obras y sus ideas han hablado por ellos).

¡SEAMOS COMO CHÁVEZ, EL OTRO MAJADERO!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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