El último capítulo de la historia de Adán

Adán Chávez está publicando un libro por entregas. Va por la parte de la rebelión del 4 febrero. Está escribiendo la historia, pero no termina de hacerla. Adán se dio por vencido. Él no lo dice pero ese instinto que lo llevó a escribir en tiempo pasado nos indica que para él todo está perdido en el presente. Hay una cosa ahí incómoda, entre la nostalgia y el miedo ¿Será miedo a reconocerse derrotado por Maduro?

La historia, inclusive la que está escribiendo Adán, sirve para aleccionarnos en el presente, sin embargo, si nos ilustramos con el libro de Adán, las lecciones de hoy las deberíamos tomar, en su mayoría, del último capítulo, ese que todavía no ha sido escrito, o por lo menos publicado… Habría que esperar lo que reflexiona el profesor de Maduro y de sus años de gobierno.

En algún punto se cruzarán el historiador con el diputado y puede que se le enrede el papagayo. Con todo respeto, Adán debería dejar de escribir su libro y ocuparse más de la política, terminar de hacer la historia que él cree que solo protagonizó su hermano; todavía no ha hecho distancia suficiente para ver lo que está pasando; el signo de los tiempos que corren en el país y en el mundo.

El mundo está consternado por la conducta del capitalismo ante la crisis del coronavirus, defraudando a mucha gente, en especial en EEUU. Muchos creyeron que los ideales de libertad, justicia, prosperidad, propiedad, en fin, el sueño americano, incluía un capitalismo más decente, que se ocuparía del pueblo en caso de catástrofes. Así como Trump defiende a los norteamericanos de ataques de terroristas y extranjeros ha debido defender a sus conciudadanos más pobres de las consecuencias del imponderable virus. Pero con la pandemia queda claro que tales ideales no son para todos, son exclusivamente para los que más tienen.

Estados Unidos cuenta con un presidente capitalista, un empresario, el cual tiene una visión dictatorial del ejercicio de la democracia, donde los negros, migrantes y pobres, en momentos de crisis, quedan por fuera del sistema, inclusive de la sociedad, como marginados. Trump es un presidente guerrerista, que inventa conspiraciones y mentiras para invadir países, perseguir seres humanos inocentes, asesinarlos dentro de un estado paranoico y una sociedad excluyente propensa a la violencia. En los EEUU cada vez hay más gente marginada y un Estado más violento, y la gente común reclama venganza por sus desgracias dentro y fuera de su territorio, enloquecida de amenazas, en un perenne estado de paranoia y terror. La policía ajusticia negros como reacción a esa paranoia. Y las teorías conspirativas de Trump tienen eco en las redes sociales, en Hollywood, en la televisión, y se expanden hacia otros países, creando un clima de amenaza constante que pone en tensión al mundo. Se trata del capitalismo tratando de superarse a sí mismo en plena pandemia.

Pero lo que no puede ver Adán, pegando sus narices a la pantalla de la realidad (no nada más la proximidad, también el miedo acorta la visión de las cosas), es el papel que juega en nuestro país Nicolás Maduro, siguiendo el norte de la lógica del capitalismo. Maduro es un subproducto del capitalismo, representa al lumpen burgués y al lumpen marginal, a un sector decadente dentro de una sociedad ya decadente. El problema que parece no ver Adán Chávez es que, este sector de la sociedad, por no poseer discurso propio, no siendo ellos del todo capitalistas ni burgueses tampoco son socialistas. Se confunden, o sea, se mimetizan entre los elementos revolucionarios y de la "izquierda" honesta, manipulando consignas hueras. Por eso no tienen discurso propio. Y cuando se expresan en público resulta un producto contradictorio que promete oportunidades y ventajas al capital privado y al mismo tiempo liberación, justicia e igualdad a los trabajadores y necesitados.

El diputado Adán Chávez parece no darse cuenta que se encuentra atrapado en medio de una paradoja, esté consciente o no de ello. Es decir, si Adán Chávez apoya estas posturas de Maduro, de querer redimir a la sociedad con las armas melladas del capitalismo, por lo menos debería darse cuenta que el discurso madurista es contradictorio, reconocer que no se puede alimentar a los más pobres y más necesitados financiando a seudo empresarios o seudo emprendedores (muchos de ellos más delincuentes que empresarios), o dando ventajas a los capitales extranjeros y nacionales en la industria petrolera y la explotación minera, o por medio de un sistema de producción análogo a las maquilas mexicanas o al sistema de explotación chino en Shandong, el cual llaman de forma eufemística – estos restauradores del pasado capitalista –, "zonas especiales" de producción económica… Adán debería leerse bien este decreto de zonas especiales y demás leyes maduristas: la del "Plan de la Patria" adulterado, y la de inversiones extranjeras, y además abrir los ojos grande ante lo que pasa en el país…, antes de escribir su último capítulo.

Maduro, en medio de este desastre planetario apuesta a la propiedad privada capitalista, le hace guiños a Trump y se enrumba por el camino del capitalismo "sin complejos", como él mismo lo dice, confundiendo el cinismo con la honestidad. Por eso quisiera conocer esa última entrega de Adán Chávez, si es que hay tiempo; ¿cuál sería su lección, si acaso deja alguna? Hasta ahora el madurismo ha estimulado al capitalismo en nombre de una revolución invisible (en ningún rincón del país se ve una pista de la revolución madurista, solo la cara de Maduro y los ojitos de Chávez pintados en carteles y paredes) y un "socialismo en lo social" de limosnas, de migajas, de miseria.

Estamos en una encrucijada: o vamos a unas elecciones narcóticas, dejamos las puertas abiertas al fascismo, o continuamos con la revolución legada por Chávez –el que se inmoló por sus ideas no el del libro – a través del Plan de la Patria original, aquel que nos convida a ir en contra de la lógica del capital. En este momento, elecciones y fascismo será lo mismo en el tiempo.

¡Rescatemos el Plan de la Patria original! ¡En contra de la lógica del capital, volvamos a Chávez!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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