A 125 años de las luces de Friedrick Engels

"Era un hombre, en todo y por todo,

como no espero hallar otro semejante".

Hamlet, acto I, escena 2.

A 125 años de la última exhalación de aliento del gran ser humano Friedrick Engels, fundador de los principios filosóficos del materialismo científico y de los fundamentos de la dialéctica materialista, y de la Internacional Comunista (La Primera Internacional 28 de septiembre de 1864), extraordinario intelectual de la praxis transformadora de las realidades. El entrañable amigo y compañero de Karl Marx será por toda la existencia del cosmos, esa epopeya incandescente que latirá en la memoria de la clase obrera internacional de los pueblos del mundo que luchan por la destrucción del imperialismo y el capital que abra paso de una vez por todas a los inmensos portones del socialismo-comunismo.

El corazón de Federico Engels dejó de bombear un 5 de agosto de 1895, a los 74 años, por un cáncer de esófago, ceso el último ritmo cardíaco sentido en su pecho para instalarse en los anales de la historia a través de los pulsos latentes y conscientes de las y los trabajadores reconocedores de su magnánima obra por llevar a cabo tanto en el presente como el futuro que nos exija la inminente lucha de clases. Los restos de Engels fueron incinerados y sus cenizas fueron lanzadas al mar. En la carta de su testamento, indico de manera clara que su dinero fuese otorgado a las hijas de Marx y al Partido Obrero Socialdemócrata Alemán de aquel tiempo (fundado en 1869 por August Bebel y Wilhelm Liebknecht, que luego del asesinato de Liebknecht y de Rosa Luxemburgo termino uniéndose con los seguidores fraccionalistas del reformista Ferdinand Laselle en 1875, capitulantes con Bismarck) de cuyas diligencias encomendó a un compañero, a quien le subrayó: "Cuando lo hayas hecho, no olvides de tomarte un buen vinito en mi memoria".

Federico Engels veló activamente a toda hora por la defensa de los principios de la ideología marxista (los fundamentos científicos del materialismo dialéctico e histórico) sin alejarse de las tareas orgánicas del movimiento político internacional. Perseveró de manera contundente ante el Congreso celebrado en París durante la Exposición universal de 1889, que declaró el 1º de mayo día de la defensa de la jornada laboral de 8 horas. Engels junto a Marx fueron tenaces críticos ante el pensamiento y la acción reformista socialdemócrata, los demagogos detractores populistas, idealistas hegelianos, el reformismo cartista y el cooperativismo proudhoniano impulsado por el anarquismo y las posturas de Bakunin. Engels jamás perdió su modestia a pesar de su origen de clase burguesa que revirtió y sepulto a favor de las clases explotados y los oprimidos de la clase obrera. Cuando fue vitoreado en el Congreso de La Internacional celebrado en Zurich, por su preeminente rol en la organización y formación del pensamiento y la práctica revolucionaria de la obra de Marx fundamentalmente en el materialismo dialéctico, la economía política, su conocimiento sobre el desarrollo industrial de la sociedad inglesa, así como de la potencialidad revolucionaria del proletariado sobre todo europeo y asiático, determino con absoluta precisión que Karl Marx era el único padre ideológico del comunismo. En sus extensas jornadas políticas, Engels, dominaba y escribía en diversos idiomas, se ocupó infatigablemente en la edición y revisión de las obras de Marx, entre ellas los Tomos II y III de "El Capital" en 1885 y 1894, sin renunciar a la compañía de destacados intelectuales y activistas políticos, a quienes solía invitar a su casa en Londres para charlar a gusto, comer gustoso, beber buenos tragos y cantar viejas canciones revolucionarias.

Al ocurrir la llegada de la muerte Carlitos Marx, su querido amigo y camarada el 14 de marzo de 1883, Engels lo inmortalizo con sendas palabras que únicamente podrían salir de formidable genio: "Así como Darwin descubrió las leyes de la evolución en la naturaleza orgánica, Marx descubrió las leyes de la evolución en la historia de la humanidad: descubrió el sencillo hecho de que la humanidad debe ante todo comer y beber, vestirse y tener un albergue, antes de que pueda dedicarse a la política, a la ciencia, al arte, a la religión…"

En las numerosas visitas de Federico a la casa de los Marx en Londres componían un acontecimiento siempre anhelado. Su singular manifestación de cariño, fraternidad, solidaridad, camaradería, generosidad y vitalidad contagiaba a los niñas y adultos. Cuando Jenny, Helen y las niñas se iba a acostar, los dos amigos se la pasaron fumando, bebiendo y charlando, compartiendo sus interpretaciones, analizando, conspirando y acordando las estrategias más afines de sus perspectivas políticas revolucionarias como guardianes del comunismo, sobre todo implicados en los temas vinculados con todo aquello que pudiese aportar a comprender la esencia del ser humano en conjunto a la sociedad.

En una exhaustiva visita, casi inspección que realizó Engels a la ciudad de Manchester, según la describe en su trabajo "La situación de la clase obrera en Inglaterra" –avalada con documentación oficial y de estudiosos–, Federico comprueba "que los 350 mil obreros de Manchester y sus suburbios habitan casi todos en cottages malos húmedos y sucios; que las calles están en el peor estado y la mayor suciedad, sin ningún cuidado por la ventilación, y dispuestas sólo con vistas a la ganancia del constructor; en una palabra, podemos decir que en las habitaciones de los obreros de Manchester no es posible ninguna limpieza, ninguna comodidad y tampoco ningún confort; que en esas habitaciones sólo una raza no ya humana, degradada, enferma del cuerpo, moral y físicamente rebajada al nivel de las bestias, puede sentirse feliz y a su gusto."

Una pesquisa anecdótica relata que el padre de Federico Engels le hace el regalo de un caballo, y en una de las tantas cartas intercambiadas con Marx, se lo releja y le hace saber expresándole lo siguiente: "mientras yo mantengo un caballo, tú y los tuyos viven al día", cuando Carlitos le había escrito "que tenía que sacar de la casa de empeño la ropa y el reloj y no puedo dejar a mi familia en el estado de necesidad en que se encuentra, porque no tiene ni un centavo y los acreedores se hacen más exigentes cada día."

"(…) Engels era, por así decir, un miembro de la familia Marx. Las hijas de Marx lo llamaban su segundo padre. Era el álter ego de Marx. Durante mucho tiempo sus dos nombres nunca se separaron en Alemania y permanecerán unidos para siempre en la historia".

"Marx y Engels fueron la personificación en nuestro tiempo del ideal de amistad pintado por los poetas de la antigüedad. Desde su juventud se desarrollaron juntos y paralelamente, vivieron en una íntima camaradería de ideas y sentimientos y compartieron la misma agitación revolucionaria; mientras vivieron cerca trabajaron en común. Si los acontecimientos no los hubieran separado por más de veinte años habrían trabajado juntos, probablemente, durante todas sus vidas. Pero después de la derrota de la Revolución de 1848, Engels tuvo que irse a Manchester, mientras que Marx se vio obligado a permanecer en Londres. Aun así, continuaron su vida intelectual en común, escribiéndose casi diariamente, dándose sus opiniones sobre los acontecimientos políticos y científicos y sobre el trabajo de ambos. En cuanto Engels pudo librarse de su trabajo se apresuró a marchar de Manchester a Londres, donde fijó su casa a sólo diez minutos de distancia de su querido Marx. Desde 1870 hasta la muerte de su amigo no pasó un solo día sin que ambos se vieran, unas veces en casa de uno y otras en la del otro". ["¿Cómo era Carlos Marx, según quienes lo conocieron?", compilación de autores, Biblioteca Libre, www.omegaalfa.es; Paul Lafargue, Recuerdos de Marx]

Fueron Carlos Marx y Federico Engels quienes elaboraron con su genial grandeza El Manifiesto del Partido Comunista. A sabiendas que fue el resultado de una ardua batalla política e ideológica generada en el seno de los principales sindicatos de Europa, entre organizaciones y dirigentes obreros de mediados del siglo XIX por un compromiso de la Liga de los Comunistas para la redacción de un programa del partido, hasta las vísperas de hoy se ha convertido para millones de jóvenes y trabajadores de todo el mundo en un texto esencial, no sólo para poder explicar la verdadera naturaleza de las crisis y la opresión del sistema capitalista, sino también para comprender cuál es el camino para liquidarla. A pesar de las innumerables campañas de mentiras y calumnias lanzadas por la clase dominante contra el marxismo, este breve texto sigue siendo la mejor prueba de la vigencia y la fortaleza que mantienen las ideas de la prominente vigencia del comunismo a luz del gran maestro Federico Engels.



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Sergio Gil

Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

 sergioconbolivar@gmail.com

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