Increíble que, la CEV sobre el coronavirus: no ha dicho ni pío

¿Estarán los jerarcas de la CEV pasando la cuarentena en Roma? ¿O a caso el papa Francisco: les tapó la boca con paciencia? Pareciera que, no se tratara de mucho ruido y pocas nueces, sino lo contrario, se quedaron sin voces en una penitencia de convivencia dentro de un cónclave sin distracción alguna: orando -posiblemente- bien cerquita de Dios que, ni tiempo han tenido para vernos si padecemos o no, y se olvidaron de nosotros los pobres que de nuestra limosna necesitan y, no creo que le tengan miedo al coronavirus o, quizás ¿si? como dijo el canciller brasileño que, es un comunavirus, y eso: sí debe asustarlos.

Benditos ellos que no padecen por nuestras flaquezas por más que nos den el Pan Nuestro convertido en hostias de compasión que, sin ningún motivo: nos dejaron a la suerte de tantos fanfarrones peores que ellos que claman a diario para que la economía del mundo no se desguace antes sus ojos, pero posible no puede ser que nuestros cardenales: acérrimos combatientes a brazos partidos contra Chávez -años atrás- y ahora contra el presidente Maduro, al que han linchado sin el látigo de Jesucristo, su salvador: siguen sin decir en la actualidad: esta boca es mía, es decir, no han dicho ni mu, ni pío. Y, lo mas seguro: están sanos y salvos y rozagantes dentro de su baptisterio quizás, ensartando las poligonales de sus dudas políticas bien cerca de la oposición y de Guaidó.

Como unos mismos inconscientes que no lo son, posible es decirle de ellos que, nos dejaron solos, atracados de miserias y a la deriva: al cerrarnos las puertas de sus almas sin pedir piedad, ni orar por el gran conjunto de los miserables que, miles han muertos en el mundo infectados por el coronavirus que, con consideración nada perversa se puede decir y, lo más posible afirmar que Dios nada tiene que ver, pero sí debería como un mandato extremo universal ir contra los gobernantes que no auxilian ni se preocupan por el pronto cuido y sanación de sus pueblos y, otros con mucho poder mundial castigan y perturban con sus medidas lacerantes de daño económico e impías: pueblos enteros que se sienten castigados que, no le hacen mal a nadie y, que su mayor desgracia es vivir con su pobreza en un asomo de sobriedad pacifista.

La CEV un patriarcado que depende de la autoridad del Vaticano romano: la conforman los obispos venezolanos y entre ellos dos cardenales que gozan del gran privilegio sobre los demás de tener a Jesucristo de su parte que les da todo el poder de vivir resguardados y en unión de los poderosos del país que, conforman una oposición que jamás han reconocido al gobierno de Chávez y, ahora el de Maduro una pizca de bondad en sus actuaciones en que siempre se han sentido con el derecho de hacerles oposición y, ellos, muy bien gracias, esperando siempre el momento más oportuno para lanzar sus lanzas coloradas de rabias sin importarle un pepino el resto del pueblo que, ensalman de palabras en sus iglesias como ellos quieran y, no se apartan de la liturgia antigobierno Maduro.

El cardenal Baltazar Porras siempre ha sido un incompetente dentro de sus funciones sacerdotales y se ha dedicado más a la política oposicionista contra del gobierno que, el cardenal Urosa Savino tampoco ha sido un santo de sotana y, la CEV siempre ha cerrado sus ojos al oler cualquier tufito que hieda a revolución con socialismo y, eso les viene mucho antes de fundarla cuando, se dio la Revolución Amarilla de Antonio Guzman Blanco por allá de 1870.

No creo que lo que ellos no critican no es porque no lo saben que, bien saben, que no hay comida, no hay gasolina, no hay agua y, ¿qué hay? Aumento del dólar día tras día que implica directamente aumento de todos los bienes de consumo o no, ¿y cómo es posible que ninguno de ellos saque la cabeza y hable por donde sea -sin rezo- que importa como han dejado al pueblo abandonado con una complicidad que da vergüenza por decir lo menos, ¿o es qué acaso ellos no saben que los pobres en este país somos muchos? Entonces dónde está su granito de arena o, ¿es que no se fijan que Maduro habla todos los días y no soluciona nada y, menos con el coronavirus de Margarita en particular que, ni la Virgen del Valle metió sus manos milagrosas como, si las mete el gobernador paseándose de un lado a otro como el incompetente que es que, solamente critica y no aporta nada de su pensamiento blanco.

¿Qué se hizo el Dios de la CEV, acaso lo encuarentaron también? ¿Dónde está Dios o, es que acaso no sabe que Trump quiere acabar con los pobres gringos: mandándolos a inyectarse desinfectantes y luz? ¿Eso es antihumano, eso es perversión, eso es asesinato en masa o, no lo es cardenal Baltazar Porras?

¡Por Dios: digan algo!

El coronavirus hace estragos que hasta negro se han puesto dos chinos y a Trump lo tiene desatado como el infeliz que es que no encuentra cómo crearle más problemas a la humanidad. ¿Pero, Dios, dónde está?

Por lo menos, levántese un día -señores de la CEV- y piensen en el pueblo. No se escondan, den la cara. Y a trabajar se ha dicho y sigan a Jesucristo sin voltear y, si van a morir por el pueblo, luchen.



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Esteban Rojas


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