Diálogo sobre el partido

Como a nuestro parecer

Creo que fue Héctor Mujica quien hace como dos décadas, usó esta expresión. Conociendo de la generosidad de él se la he pedido prestada para encabezar esta reflexión. Gracias, Héctor, que Dios te cuide.

Está surgiendo un debate muy importante en torno a la alternativa del socialismo para Venezuela y muy particularmente sobre la propuesta del Presidente de la República para la constitución de un partido único de los socialistas venezolanos. Voy a enumerar algunos aspectos que me parecen relevantes:

1) No se debería comenzar descalificando a los dialogantes. Ya se ha dicho que el debate que ha planteado Edgardo Lander es inútil, que conduce al desgate. Que esta opinión la sustente alguien no es problema, pues con que otros digamos que es útil, sería suficiente, pues percepciones diferentes en torno a un mismo asunto, resultan lo más común en un debate democrático. Los problemas comienzan a surgir cuando alguien asume la representación del pueblo y dice:

El pueblo no está dispuesto a calarse debates inútiles que solo producen desgaste (Omar Marcano, en documento que ha circulado vía correo electrónico).

Como las opiniones de Edgardo no han circulado por medios masivos (radio, TV, prensa escrita, etc., sino, que yo sepa, por correo electrónico en círculos limitados), debo pensar que amplios sectores del pueblo no las conocen. Por otro lado, en el supuesto negado de que las conociesen, se debería haber hecho encuestas u ocurrido manifestaciones multitudinarias, para saber que el pueblo las rechaza; pero faltaría saber otra cosa: ¿las rechaza por inútiles? ¿Por otras razones?

Luego, ¿a través de qué proceso de consulta se estableció que el pueblo considera la discusión que propone Edgardo, como productora de desgaste?

2) Nada de esto está dicho para descalificar lo que Omar cree, pues si me estoy ocupando de lo que él dice, es porque lo creo importante. La cuestión nos conduce a otra pregunta: ¿Por qué alguien puede asumir sin obligarse a presentar pruebas la representación del pueblo? Las razones son muchas, pero en el contexto que esta discusión parece tener, hay una, que deseo mencionar: los revolucionarios de sucesivas generaciones (años 20, 30, 40, 50, 60, 70, 90 y todavía hoy) nos hemos formado dentro de cierta cultura que proclama una determinada relación entre el partido revolucionario, el gobierno, el Estado, el pueblo y las organizaciones populares, según la cual el partido es la vanguardia de todo el proceso y como tal, resume toda la sabiduría popular, representa la conciencia más elaborada de todos los sectores explotados, los cuales por sí mismos, sólo poseen una conciencia reivindicativista o gremialista. Por tanto, es el partido quien introduce la conciencia revolucionaria en el seno de los trabajadores y quien en todo momento, es el intérprete de la voluntad del movimiento popular. Por tanto, se puede conocer lo que el pueblo desea, lo que piensa, lo que rechaza, a lo que está dispuesto o no, etc. Para facilitar ese conocimiento, el Partido convierte a las organizaciones populares y a los representantes de lo que se consideró poder popular, en correas de transmisión que le permiten conocer lo que el pueblo piensa o quiere, elaborarlo como conciencia revolucionaria para luego a través de la organización del partido, las correas de transmisión y otros medios, introducirla en la conciencia popular. Disculpa Omar si estoy abusando al interpretar las cosas así.

Esto se ha convertido en una cultura que no difiere en esencia de las concepciones que el capitalismo ha establecido: democracia representativa y mandato libre (no hay compromiso con el elector), gobierno e instituciones formadas por las élites de la sociedad, poder colocado por encima del pueblo, relación paternalista y providencial con la población y esta como un colectivo que necesita ser civilizado. Por supuesto, yo no estoy diciendo que Omar sostenga estas cosas, con seguridad está opuesto a ellas, pero la cultura nos domina, nos oprime y suele hacernos actuar en contra de lo que concientemente desearíamos hacer. Por eso Marx dijo en el 18 de Brumario: La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.

3) Esa concepción que acabo de referir se formó en la URSS, en el proceso de la revolución rusa. También allá se formó un Partido Único en una determinada relación con el Estado, el gobierno, el pueblo y las organizaciones populares, que resultó negador de las relaciones democráticas y de la diversidad cultural. Por tanto, excluyente, lo que en las condiciones de constitución de la URSS, degeneró en graves procesos represivos y fue uno de los factores que pesó en el derrumbe del campo socialista.

Entonces, cuando Edgardo nos invita a que discutamos la experiencia de la URSS, tiene toda la razón, es absolutamente útil para el futuro de la revolución venezolana.

4) Transformar el modo de producción capitalista es una tarea inconmensurable y será obra de varias generaciones. Hasta ahora en intentos sucesivos a través de décadas la humanidad ha fracasado en ese empeño ¿Por qué no pudo la URSS? ¿Por qué grandes dirigentes como Lenin y millones de militantes socialistas a través del mundo, que lo entregaron todo, incluso la vida, con una abnegación sin límites, con grandes experiencias y conocimientos, con grandes talentos no han podido? ¿Por qué revisar esas experiencias sería un esfuerzo inútil o tiene que ver con la preservación de cuotas de poder y conduciría al desgaste?

Resulta que la URSS reprodujo las más feas aristas del Modo de Producción capitalista: la destrucción de la naturaleza, la extracción de plusvalía, la organización jerárquica e injusta del proceso de trabajo, la ciencia y la técnica como monopolios al servicio de las concepciones desarrollistas y productivistas, etc. En estos ocho años todavía no hay un camino claro a seguir en la construcción de una nueva economía como parte de una nueva civilización ¿Cómo se logra que esa economía sea ecológicamente sustentable? ¿Cómo se va a resolver lo que está ocurriendo con la explotación del carbón del Guasare y en general con la minería y con la producción petrolera? El mundo avanza hacia nuevas formas de energía y aun cuando no es a corto plazo, la era del petróleo está llegando a su final ¿Cómo se va a plantear la revolución este problema? ¿Cómo se establecerá la relación entre la propiedad pública, la propiedad privada de los grandes monopolios, la propiedad privada de pequeños y medianos empresarios, la propiedad cooperativista, los sistemas mixtos de propiedad, la propiedad familiar, la propiedad comunal? ¿Cómo será la transición de unas formas de propiedad a otra? Si es que de transición se trata ¿Quién va tomar las decisiones y cómo se van a tomar dichas decisiones sobre qué se produce, cómo se produce, quién produce, para quién se produce, entre otros problemas, que no son solo económicos? ¿Qué papel juega el mercado capitalista y los mercados no capitalistas? ¿Cuál el papel del dinero? En fin, ¿cómo es que vamos a crear otra cultura fundada en la diversidad, en la democracia, en el protagonismo y la participación popular como base de una nueva sociedad? Todavía esto no esta claro, pero el partido único, tal como está surgiendo, no parece contribuir a ello. Algunos de estos temas, son capitales para esta revolución y no se resolverán de la noche a la mañana, el problema es que las decisiones de hoy condicionan el camino a seguir. Por tanto, el diálogo y la consulta son imprescindibles.

5) Tenemos que tomar en cuenta las amenazas del capitalismo mundial y prepararnos para ellas. Seguramente van a ser más graves y la unidad de las fuerzas revolucionarias es vital. Sin duda. Unos comentarios, sin embargo.

En primer lugar, las revoluciones se han desarrollado muy determinadas por las agresiones de la contrarrevolución, al punto de que han influido decisivamente sobre decisiones estratégicas. Es decir, decisiones que no sólo afectaron la coyuntura concreta de las amenazas y peligros, sino que afectaron el rumbo a largo plazo de las revoluciones. Entonces, los limites creados por las amenazas de un momento determinado, se convirtieron en límites o componentes de fondo de los procesos de transformación. De esa manera, el Capital encontró una forma de determinar el curso de las revoluciones y su contenido en el largo plazo, proyectándose el Capital como una presencia viva que de alguna manera influyó en el trazado de caminos que se recorrieron con la vista puesta en el pasado. Entonces, sin subestimar las reales amenazas de la reacción mundial (que también es nacional), debemos aprender a mirar el futuro, defendiéndonos de las amenazas, pero sin que sus efectos se conviertan en fantasma que aprisiona el futuro. En este sentido, se puede aprender mucho de la revolución rusa y de otras.

En segundo lugar, esta revolución es muy diversa, plural y democrática. Tanto, que si la oposición se mantiene por vías democráticas, deberá ser respetada y su espacio de participación garantizado. Estos y otros aspectos convierten esta revolución en un proceso inédito, obligado a inventar, a crear constantemente; tomando de las experiencias anteriores, pero siempre guardando distancias. Cualquier decisión que afecte ese rasgo esencial, la debilitará tanto como movimiento de la población, como para enfrentar a sus enemigos. Los atajos relativamente fáciles como decretar el partido único como vía rápida, gerencial (como dice Omar) y eficiente, no siempre son el mejor camino ni siquiera el más corto.

6) El Partido único podría ser una decisión que genere menos desavenencias si por lo menos algunas cosas se cumplieran. Veamos:

6.1) Si no apareciese como decreto de obligatorio cumplimiento y de carácter excluyente, discriminatorio e injusto. De plano, el que no se integre ya, queda fuera del gobierno y esto podría establecer una nueva lista negra, que distinguiría los muy fieles, los fieles, los menos fieles y los infieles; pero no necesariamente al proceso revolucionario o al pueblo, sino al partido. Por lo que la fidelidad a la revolución queda determinada por la fidelidad al partido, .lo que sólo puede ocurrir si asumimos que el partido es el máximo representante del pueblo y los valores revolucionarios. Como parece que muchos que hasta hoy han acompañado este proceso no van a entrar al partido único, ¿este comenzaría excluyéndolos? Dejando fuera a mucha gente honesta, firme, revolucionarios(as) curtidos(as) en muchas luchas ¿Será así como se desenvolverán las cosas?

6.2) Uno no tendría por qué oponerse al deseo de unidad de muchos que decidan, por las razones que les parezcan apropiadas, constituir un partido disolviendo aquel o aquellos donde militen ahora. No tendríamos por qué inmiscuirnos, independientemente de las consideraciones que tengamos sobre la organización partidista como organización propia para un proceso revolucionario hoy día. Pero si ese partido se asume como partido de la revolución que excluye a los demás, o de alguna manera los presiona para que militen en dicho partido, entonces si es un grave problema. Si además, ese partido es el dirigente del Estado, del gobierno, de los consejos comunales, sindicatos, cooperativas, etc., el problema se convierte en gravísimo.

Lo deseable es que se distinga entre unidad orgánica y unidad de acción. Se disuelven todas las organizaciones que deseen hacerlo, se incluyen todos los militantes que voluntariamente quieran y los que no, se mantienen participando vinculados con el partido unificado mediante la unidad de acción. Surgirían así distintas formas de unidad, de organización, de participación, de protagonismo en correspondencia con el desarrollo de la organización y la conciencia del movimiento popular. Esto estaría en sintonía con los niveles de diversidad, democracia, pluralismo y el carácter inédito de este proceso, que lejos de pretender avanzar dividiendo, tiene la real posibilidad de hacerlo sumando, multiplicando y ser tremendamente inclusivo.

6.3) La orientación excluyente crea varios contrasentidos. Por ejemplo, se ha anunciado que los que no ingresen al partido no formarán parte del gobierno y se deduce que difícilmente podrían ser candidatos a cargos de representación popular por muy destacados militantes que sean, si no gozan del respaldo del partido único, con base a determinadas condiciones. Pero también se puede inferir que los funcionarios gubernamentales que no se integren al partido, deberán salir del gobierno independientemente de que sean muy capaces y honestos. En el mismo sentido, los funcionarios que decidan ingresar a ese partido, independientemente de su capacidad y honestidad, en principio se quedarían ocupando sus cargos. Entonces, los que han construido grupos de poder, han abusado del poder, han malversado fondos, de hecho han creado mafias que monopolizan cargos y prebendas, en principio, se quedarían en el gobierno. Es probable que muchos de ellos hayan corrido a suscribir la formación del nuevo partido.

Podría ser, que ese solo anuncio aleje de ese partido a muchos revolucionarias(os) honestas(os) que no tienen interés en cargos públicos. Por el contrario, podría acercar a otros cuyo interés es burocrático.

7) No se ha dicho todo sobre los resultados electorales. Sin duda, el Presidente obtuvo una contundente victoria, pero hay algunas consideraciones que hasta donde sé, sólo los ha planteado Vladimir Acosta. Por una parte, la votación ha podido ser más alta y por otra, hubo una serie de protestas populares que no han sido suficientemente valoradas, protestas de legítimo descontento ocasionado por insuficiencias, ineficiencias y sobre todo, por falta de vocación de servicio público por parte de funcionarios de todos los niveles; por falta de un real compromiso con el pueblo, por falta de sensibilidad y amor hacia los desposeídos. El empuje del Presidente, el esfuerzo de miles de militantes, de gente anónima y de muchos dirigentes, como cuestión principal, y las fallas de la oposición, hicieron la diferencia. Entonces, ¿con quiénes se va a constituir el partido único? No hay mejor dinamismo seleccionador que el proceso mismo, que inevitablemente se va decantando. Un partido único que parece estarse constituyendo a contramarcha de los hechos, podría crear más problemas que los que resuelva. A veces uno cree que gana tiempo, pero si se apresura más de la cuenta lo puede perder.

Además, hay que tener más prudencia al interpretar lo que el pueblo quiso decir el 3 de diciembre. En primer lugar, la votación del Presidente está por debajo del 50% del censo electoral. Por razones seguramente muy variadas hay un alto porcentaje de la población que no está respaldando los cambios, lo que no quiere decir que en bloque esté contra ellos. Es probable que por lo menos el 90% de ese conjunto sea pueblo, pueblo al que no se ha sabido educar, hacia el que no se han tendido caminos para llegar a su cerebro, su alma y su corazón. Por tanto, pueblo no es solo el que está con Chávez, sino también un gran sector que no está con él. Eso significa que el proceso revolucionario tiene un gran camino por andar y que debe hacerlo con tacto, con sabiduría, con un sentimiento profundo de servir al pueblo; no simplemente a la revolución en general, pues la revolución siempre es concreta y tiene sujetos concretos. Luego, ella sin el respaldo de al menos el 90% de la población venezolana, todavía no es tal. Mucho menos colocando al partido por encima del pueblo, como ha ocurrido en experiencias revolucionarias fallidas. Es bueno saber que esas revoluciones fueron conducidas generalmente por hombres y mujeres nobles, valientes, generosas, comprometidos en el servicio al pueblo, con amplia experiencia. Sin embargo, no pudieron. Eso significa que no se debe ser prepotente, sino muy humildes y reconocer a esas revoluciones fallidas como parte de los ejemplos-maestros de los que hay que aprender.

El mandato que el pueblo dio fue un mandato genérico y probablemente en diversos aspectos, vago, impreciso, porque una campaña electoral democrático-representativa como la que se hace en Venezuela, no es el mejor escenario para medir la conciencia más profunda de la población. No debemos concederle atributos de consulta popular clara y eficiente a las elecciones democrático-formales, pues ellas no están creadas para eso. En ese contexto ¿en qué medida la gente se comportó como pueblo consciente? ¿O más bien como simple elector que no se siente responsable por lo que los elegidos hagan luego ni tampoco por lo que ellos puedan reclamarle? Bien sabe la gente a través de más de cuarenta años de democracia formal, que los elegidos no adquieren responsabilidad alguna con el elector, que los programas son básicamente papel que aguanta todo ¿Entonces? Se podría inferir que sólo el sector más consciente votó por el socialismo y sólo un sector de los militantes y allegados a los partidos, cuyo tamaño no conocemos, votó por la formación de un partido único de la revolución, si es que eso estuvo en sus mentes, cuestión sobre la que tengo dudas.

El mandato democrático representativo o mandato libre, es desmovilizador, propiciando que la gente vote y luego permanezca pasiva. Entre otras razones, porque no se establecen compromisos recíprocos, la gente se moviliza electoralmente, vota y luego regresa a la vida cotidiana. A la dominación no le interesa otra cosa. Esto todavía no se ha revertido sustancialmente, por tanto, no se pueden atribuir cualidades revolucionarias a procesos que las tienen o esperar de ellos decisiones plenamente conscientes. Para que así sea, las consultas electorales, que son muy necesarias, deben adquirir otros contenidos que se expresarán, seguramente, a través de otras formas.

Si algo hay que reformar urgentemente es este sistema de consulta electoral para lograr, entre otros objetivos, que los programas sean un compromiso, no una promesa. Pero un compromiso recíproco, que obliga a electores y elegidos. Esta reforma tiene un nombre: educación, pedagogía cotidiana, paciencia didáctica, verdadera vocación de servicio. No es una simple reforma constitucional. No son mejores leyes las que generarán un mejor país.

Un proceso inédito requiere también soluciones inéditas. Inventamos o erramos.

Hago votos para que este diálogo, franco y fraterno, pueda permear todas las instancias.


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Julio Escalona


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