Chávez y la Venezuela potencia

En ningún lado del Plan de la Patria original se habla de que Venezuela debía ser una potencia exportadora de alimentos, camarones, pescado, carne, o de mármol, ni siquiera de oro o diamantes. Para Chávez Venezuela debía seguir siendo un país petrolero, que exporta petróleo y autosostenible en alimentos e insumos para la fabricación de todo aquello que requiera la sociedad para satisfacer sus necesidades más básicas: cemento, medicinas, fertilizantes, químicos etc.; y desarrollar tecnologías, (además de técnicos y científicos, médicos e investigadores: un pueblo preparado y culto). Solo el excedente de tal producción se destinaría a la exportación. La renta petrolera era y es fundamental todavía para apalancar a la Venezuela potencia moral, espiritual, social y económica en los términos ya descritos, como un país socialista, autosostenible mediante la producción nacional para el bienestar de su población, dónde solo el excedente se usaría para la exportación, para la cooperación internacional y el intercambio.

Los vagos del madurismo, los pragmáticos, al tomar el mando del gobierno, solo pensaron en cómo seguir repartiendo la renta para sostenerse en el poder y esquivar el camino del trabajo duro de la construcción del socialismo, el desarrollo de una sociedad educada, trabajadora y produciendo riqueza "al servicio del pueblo y para la construcción de un mundo de justicia y paz", como dice el Plan. El pragmatismo desfigura el rostro del socialismo, lo convierte en una máscara fantasmal muy útil para sostener un gobierno en el poder, delegando todas las responsabilidades concernientes a la construcción de la nueva sociedad a aquellos que no quieren ni necesitan que la sociedad cambie, a los capitalistas, a la burguesía, ladrones de siempre, los dueños del "aparato productivo", que en este país no producen nada, por lo menos con esfuerzos propios, capital propio o tecnología propia: son importadores y empaquetadores.

El pragmatismo pensó y dijo –"¿Para qué poner al Estado y a la sociedad a producir si lo pueden hacer los privados?" Así fue como el madurismo dilapidó nuestras reservas internacionales en dólares o divisas, tratando de activar el "aparato productivo", las "fuerzas productivas"…, pero privadas. Y estos "empresarios honestos" junto a la alcabala burocrática se la robaron toda, la gastaron en sus propios asuntos y otros la usaron para financiar la conspiración. Esquivando al socialismo, en el gobierno se hicieron grandes publicistas del socialismo, pero con un rostro chueco, la máscara de un capitalismo colonial, parásito, corrupto, ladrón y de un Estado complaciente e inútil, infectado de burocratismo y de pícaros aprovechadores de lo ajeno. Lo poco sano de la burocracia estatal fue infectado de descuido, ineficiencia, indiferencia y desaliento.

Ahora para sostener la burocracia estatal se deber mentir de manera sostenida, se deben hacer muchas patrañas y hacer mucha amenazas.

Para Chávez, lo principal y lo primero era que sintiéramos de manera efectiva que la democracia participativa y protagónica era un hecho real y tangible. Pero el pragmatismo hizo del poder popular otra entelequia, muy práctica para activar el populismo de los clap y los bonos, usado para captar votos, para rellenar actos públicos, para el control social. Convirtió lo que Chávez consideró "la base de la soberanía de la patria", la plataforma del socialismo y de la Venezuela Potencia, es decir, al poder popular, en un masa ignorante y clientelar, pasiva al extremo, obediente al extremo, asustadiza y tonta… a la "auditoría social" la cual denunciaba a los malos dirigentes, en delatores ("compañeros cooperantes") denunciando a los críticos del gobierno. Democracia participativa y protagónica es para el madurismo otra forma de nombrar al "despotismo", del presidente y sus cuatro fantásticos.

Chávez: "Los avances alcanzados por el proceso bolivariano deben servir de base para consolidar el Poderío Político, visto como la "consagración" de la restitución del poder al pueblo y del ejercicio de la democracia participativa y protagónica y socialista". Pero, lo primero que hizo Maduro, ya en el poder, fue reunirse con los empresarios y repartirles la renta petrolera, darle la mano a Lorenzo Mendoza y abrazar a Oswaldo y a Gustavo Cisneros (eso está grabado). Los pragmáticos dijeron –"había que hacerlo, si no embochinchan al país". Y con este pretexto, propio de medrosos, se alió la burocracia a la empresa privada; fueron nombrados ministros empresarios, asesores de la derecha, de forma abierta –no infiltrados como lo hicieron con Chávez en la BCV, en Fnanzas y en el gabinete (Loyo, Víctor Álvarez, Tobías Nóbrega y otro que escribe en aporrea, que no recuerdo el nombre, para no nombrar a los "liberales" de izquierda) – Se los nombró con un gesto de adulación, solo visto en la cuarta.

Dice Chávez: "La construcción del poderío económico de Venezuela como potencia energética, agroalimentaria e industrial a futuro obliga a consolidar los avances en cuanto al desarrollo del marco normativo de la política de inversiones soberana para que la riqueza nacional esté al servicio de la vida de nuestro pueblo y de la construcción de un mundo de justicia y paz"… "conformando un bloque histórico democrático y popular compuesto por la clase trabajadora y sus capas profesionales, así como por los pequeño y medianos productores del campo y la ciudad."

Todo lo propuesto por el comandante estaba perfilado para consolidar todo en lo que se había avanzado en el campo socialista, en todos los campos, cualquier "bloque histórico" estaba condicionado por esa máxima estrategia. Ese esfuerzo no fue hecho para luego echarlo a la basura como hizo Maduro, por ejemplo, con la famosa "Ley de Inversiones Extranjeras Productivas" (2017), correlativa de la "Ley del Plan de la Patria" (o el Plan falso de Chávez), y de la "Decreto Ley que crea las Zonas Económicas Especiales", o sea, el "Shandong" de Venezuela.

Sin embargo los avances principales, antes de la muerte de Chávez, fueron fundamentalmente morales, fue, por ejemplo, poner al "poder popular" al mando de la economía con las empresas socialistas, las cuales fueron abandonadas casi que inmediatamente luego de morir el comandante, fueron cambiados sus cuadros más políticos, el poder central tomó control burocrático de las empresas, por encima del "poder popular", de forma inconsulta, y las convirtieron en chatarras, la "auditoría social" se fue a la mierda. Si fue difícil para Chávez sostener a muchas produciendo ganancias y auto sustentándose, con Maduro fenecieron o fueron privatizadas. ¡La vagancia! ¡El pragmatismo! ¡El reformismo! ¡El oportunismo!...

¡Volvamos al Plan original, ahí está todo para retomar el camino!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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