La Dialéctica entre producción, distribución y lucha de clases

La economía política de nuestra transición

El presente artículo es la II parte de mi anterior artículo titulado: "LAS TESIS DE ABRIL Y LA TRANSICIÓN VENEZOLANA". En el traté de motivar a la aplicación creadora de la teoría del socialismo científico (el marxismo), y a la necesidad de la aplicación creadora del mismo, poniendo como ejemplo "Las tesis de abril" de Lenin, quien a pesar de sus propias anteriores convicciones, compartida por los teóricos de su tiempo y anteriores, se sobrepuso a la idea de que era necesario pasar por una etapa de desarrollo capitalista hegemonizada por la burguesía, como sostenían los mencheviques, y valorando que la revolución no sólo depende de factores objetivos, sino también de factores subjetivos, palpando la realidad del pueblo ruso, elaboró la tesis de que estaba madura la sociedad rusa para realizar el mayor esfuerzo de transformación social que ha intentado la humanidad. Que después por diversas circunstancias, no se consolidó la revolución, esa es harina de otro costal y otra ocasión. Pero de esa revolución quedó la experiencia como un faro para nuevos intentos de los pueblos del mundo. La teoría de la transición que se ha incorporado a la economía política del socialismo está prácticamente en el mismo estado de desarrollo en que la dejó Lenin casi un siglo atrás. Al menos en lo práctico, en la realidad social. Y esas carencias se pagan y la han venido pagando por los pueblos que luchan por un mundo mejor, más allá del capitalismo.

En nuestro proceso revolucionario venezolano existe un vacío teórico, político, que se manifiesta en debilidad de nuestra praxis, y en su articulación con la coyuntura internacional. La actual coyuntura del país exige respuestas, que como dice un hermano, no se pueden sacar del sombrero, es necesario investigar y crear teoría para la coyuntura, lo cual, para los integrantes de la maquinaria burocrática es muy pero muy difícil, por no decir imposible. No es una postura fatalista, sino realista que necesitamos resolver antes que sea demasiado tarde. Tocan tiempos difíciles, pero para eso somos revolucionarios.

Es importante resaltar que, lo que suele llamarse "la transición", acertadamente descrita como un largo período de lucha cruenta, pacífica y violenta, con avances y retrocesos, será más larga de lo larga que ya era concebida, al menos mientras no ocurran hechos excepcionales que cambien el curso de la historia mundial (como el derrumbamiento del imperio del dólar como principal moneda internacional). Eso en modo alguno significa que haya que aminorar la marcha, en esa larga carrera de relevo, como en un partido de fútbol, un gol es un gol, sea en el primer minuto o en el tiempo de alargue, y cada uno es determinante en el resultado. Cada metro que se avance en usa carrera de relevo es un metro menos que deberán correr los que continúen la carrera. Y no se podrá saber si se gano en el primer minuto, en los primeros metros, recorridos o en los últimos aunque en los primeros se haya corrido de último. Cada metro debía ser recorrido. Demos el todo por el triunfo en cada momento, ese será el secreto de nuestra victoria final.

Una de las debilidades de nuestro proceso, es el espontaneismo, el cómo vaya viniendo vamos viendo práctica sin teoría consecuente – que a menudo se pierde en los recovecos de la institucionalidad vigente –. Hay que tener en cuenta que "ninguna transformación medianamente importante puede darse sin el auxilio de una buena teoría" ("Aquel que bien pretende obrar/tiene que usar la mejor herramienta". J. W. Goethe, "El Fausto"). Y Si no avanzamos en la teoría no podremos avanzar en la acción. Algunos podrían decir, que no valió la pena iniciar la transición sin contar con un partido perfecto, o sin esto o lo otro, Como dijo Marx quien espera ver una revolución perfecta jamás la verá. En nuestro país, como en cualquier otra sociedad, bien vale la pena dar saltos hacia adelante, porque se trata de vidas humanas, porque aunque luego haya que retroceder transitoriamente, nunca se ha de regresar al punto de origen y habrán sido muchas las vidas salvadas. Siempre quedará buena parte de lo avanzado. Eso no implica no hacer evaluaciones crítico-constructivas de lo hecho, todo lo contrario, hacerlas es una obligación.

En esta ocasión quiero centrarme en lo referente a la economía política de la transición, siendo las grandes fases del proceso productivo, principalmente, la producción, la distribución y el consumo, en la actual coyuntura la más urgente tarea es lo referente a la dialéctica entre producción y distribución, por lo cual, dejo lo referente al consumo, para una futura ocasión. Existe una contradicción entre el poder político en manos de fuerzas bolivarianas y poder económico, mayoritariamente en manos del poder de los empresarios. Poco se hizo en los primeros 15 años, al el inicio de nuestro proceso con Chávez en cuanto a lo productivo, entendemos que para Chávez y su gobierno era prioritario combatir la exclusión social en salud, educación, y el mercado de bienes y servicios esenciales para la vida. Sus esfuerzos y logros, si bien fueron significativos en los dos primeros, no así en el mercado de bienes, programas como "mi casa bien equipada", estuvieron lejos de lo deseado, no pasaron de ser insignificantes ante las necesidades de las masas. Pero en cuanto a los aspecto productivos propiamente dicho las carencias las vemos y sentimos ahora, y es que justamente, por esa falta de teoría, nuestra dirigencia no supo prever la actual situación, o es que alguien dirá que si la previeron, lo cual sería peor, por no haber tomado medidas a tiempo, como ahora se trata con la llamada "Agenta Económica Bolivariana" y sus motores productivos.

Las producción de bienes materiales es la actividad más importante del ser humano, ya que la vida misma depende de ellos, sin ellos no es posible vivir, por ejemplo, alimentos, vivienda, ropa, etc.. Uno no se puede dedicarse a la cultura, si no está vivo. Por eso decía aquél "no solo de pan se vive", es decir, sin pan no se puede vivir. Por esfera de la producción entendemos el conjunto de relaciones sociales que organizan y regulan la actividad de los seres humanos en el proceso de producción, en especial su relación con los medios de producción. Por distribución entendemos la forma y proporción en que se reparten los resultados de la producción, entre los diversas clases sociales. Lo cierto es que la producción influye en la distribución, mucho más que ésta en la producción, es decir, existe la influencia mutua entre esas fases, pero la hipótesis más comprobable es la de que la esfera de la producción es la más importante y decisiva, ya que si no se produce, no habrá que distribuir. Así de simple, por ende, la distribución se puede mover solo en la medida que lo hace la producción. No es una cuestión sólo de conformar CLAPs o cualquier otra forma de distribución, pues muchos claps no son atendidos por falta de productos, y por más que en una situación grave, de emergencia, sean necesarios e importantes, no son una solución perdurable más allá de la emergencia. Las políticas de gasto social fueron muy fuertes. Pero, a la vez, se observa un enorme déficit en materia de desarrollo productivo, industrial y agrario. Se despilfarró buena parte de la renta petrolera, producto de una dirigencia muy contaminada por el reformismo distributivo. Y productos de empresas de maletín cuya lista se ofrece y ofrece, pero esperamos aún. Esa parte pudo servir para crear empresas productivas.

Es verdad, en el inicio de la transición es importante incluir a los excluidos, ampliar la base de lo que llaman el mercado, el cual, en el concepto burgués está conformado por aquellos que pueden consumir, si no pueden consumir no forman parte del mercado. Como el capitalismo es un modo de producción genocida en el cual cada vez los pobres son más, en cantidad y más pobres, y a los ricos menos en cantidad y más ricos, tan es así que el capitalismo ha matado más gente que las guerras mundiales, las cuales, valga decirlo, también la ambición de los capitalistas originó, y de ñapa está destruyendo el planeta. Una vez que las grandes mayorías logran el poder político (un gobierno propio), con urgencia se debe atender esa masa de excluidos, pero no debe sólo redistribuir el ingreso del país o los llamados excedentes. Es necesario tener presente que habrá que transformar con urgencia y eficiencia, el modo de producción de bienes, es necesario tener visión más allá de la inmediatez. No solo creando unidades productivas de propiedad comunal o social, o garantizando la participación de los trabajadores en la administración de las empresas, sino también imponiendo la asignación de recursos en las comunidades aledañas a toda empresa y garantizando ya no sólo en el papel o leyes que no se aplican, la presencia de los Consejos de Trabajadores en la administración, no sólo de las empresas estratégicas, sino de todas las empresas donde el Estado posea el 50% o más de capital. Eso en un principio para dar el ejemplo y acumular experiencia, pero luego debe irse extendiendo a toda empresas. Claro, y más al principio, esa participación no se da en empresas aisladas en torres de marfil, sino se dará en medio de una feroz lucha de clases, en medio de guerra económica, de la lucha de clases, como la actual. No olvidemos que la transición es un período de cruenta lucha de clases, pacífica y violenta (la especulación y la inflación son violencia contra el pueblo), legales y en las calles, de avances y retrocesos, de zig zags, de victorias y derrotas, de depuraciones y recomposiciones, pues la lucha es constante, en la teórica y en la práctica, interna dentro del país y dentro del proceso y sus partidos y organizaciones, externa a ellas, e internacional. En el papel, en la ley orgánica de los trabajadores y las trabajadoras se señala: "… Las formas de participación de los trabajadores y trabajadoras en la gestión, así como la organización y funcionamiento de los consejos de trabajadores y trabajadoras, se establecerán en leyes especiales". Y porque no se promulgó esa ley con rapidez. Acaso se esperaba que el paciente falleciera. En una revolución y más aún al inicio de la transición todo es urgente, porque la contra acecha y actúa, no se duerme en nuestros laureles. Recordemos, aquello de, luego vinieron por mí, y ya no quedaba quien me defendiera, o algo así, como militantes de vanguardia ustedes entienden y saben.

Como la esfera de la producción es de más lento cambio, que la en la esfera distribución, y los cambios ocurren inmersos en la lucha de clases, la participación del Estado es vital, pues si antes fue un instrumento burgués para la represión del pueblo y el sostén de la hegemonía de la burguesía y las corporaciones transnacionales, el nuevo Estado es un instrumento vital para la sobrevivencia del pueblo en la lucha de clases, para la construcción de la nueva sociedad, y de afianzamiento y consolidación de la transición al socialismo. Elevar la producción difícilmente tiene lugar de un día para el otro: requiere elevar la inversión y que esta madure, algo que es lento y difícil. No podemos contar con que la solución vendrá del sector privado, el cual, difícilmente va a impulsar y ejecutar las inversiones adecuadas.

Marx es muy claro, en su célebre "Crítica al Programa de Gotha", escribió "la distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un corolario de la distribución de las propias condiciones de producción". En consecuencia, el Estado no sólo debe redistribuir sino también producir. Hace poco vi un artículo titulado "¿Combatir el rentismo con extractivismo?, seguro el autor un sesudo analista, es lo que mucho se hace, escribir sobre la base de clichés. Qué es eso de rentismo, a caso si la naturaleza dotó al país con una renta debemos votarla, o si nos dotó de enormes recursos naturales, debemos dejarlos per secula seculorum en entrañas de la naturaleza, mientras en el país se pasa hambre, y no ponerlas al servicio del pueblo. El dilema está en cómo usarlas, para beneficio de minorías oligárquicas o para beneficio de las grandes mayorías y estimular el cambio del sistema productivo, eh allí el problema.

Entonces, es evidente que la dirección del desarrollo económico de un país en cualquier época dada, depende de la magnitud y del modo de uso de sus excedentes económico y sus recursos naturales, al servicio de que clases están. Como la transformación de la esfera productiva es más lenta que la de la distribución, entonces que hacemos, dejamos que el paciente fallezca y tratamos de curarlo después, con calmita, lógico que no, y en la emergencia que estamos habría que invertir las disponibilidades de caja en importaciones de bienes y servicios esenciales para las grandes mayorías, para mantener al paciente vivo, para derrotar la guerra económica y darle sostenibilidad al gobierno. Lo que sí debemos hacer es castigar en forma ejemplar, el acaparamiento y la especulación de bachaqueros y la inflación de los productores, que no es sino otra forma de explotar y apropiarse del trabajo de quienes viven de un salario, porque mucho hacemos con la boca pero en mucho son inconsecuentes, que sí quien haya firmado por el revocatorio y esté en cargo de confianza debe renunciar, pero si es cargo de confianza, acaso lo revolucionario no sería despedirlo y sentar precedentes, apercibiendo a quien lo nombró que la próxima él o ella también van afuera. Otra es, que si tenemos la lista de quienes malversaron dólares con empresas de maletín, por qué nunca mostramos la lista. Acaso eso no hace cómplice a quienes pudiendo mostrar la lista no lo hacen. Claro que sí, y la historia no los absolverá. Y en todos estos casos, la Fiscalía general de la República… bien gracias. Que si se ofende al CNE, u otra institución, y se llama a incendiar al país, y que lo intervenga el imperialismo, y actúan como traidores a la Patria, y la Fiscalía… bien gracias. Que si el fiscal tal se vendió y se fue para los miamis, y sus superiores, nunca vieron nada o están… bien, gracias, acaso fue algo que pasó en un segundo. ¿Hasta cuándo?. Cuándo será depurada la Fiscalía.

La contrarrevolución y las trasnacionales siempre tratan de hacer ver que la inflación y el desabastecimiento son culpa es de quienes intentan construir el socialismo, todo lo contrario, la culpa es de quienes se oponen y sabotean la construcción del Socialismo. Ellos son el pasado, nosotros el futuro y la esperanza. Y buena parte de nuestra dirigencia tiene algo de culpa, y es la falta de aplicación correcta del marxismo, la aplicación de un supuesto "marxismo", pero dogmático, pequeño burgués, lo cual en muy buena parte la hace responsable. Es un problema de concepción y composición de clase (en lo ideológico) de la dirigencia.

Ante todo este panorama, ¿qué hacer?, como diría el viejo calvito. Es necesario renovar y redefinir el papel del Estado, de la dirigencia, (la vanguardia, el partido) del proceso, y hasta la del pueblo organizado, y todo hay que hacerlo en medio de la lucha de clases existente, y con la participación protagónica de los sectores avanzados del pueblo.

En la actualidad se dirimen problemas de carácter estratégico, tanto en el campo del movimiento popular como en el campo el capitalismo. De lo que se trata es de llegar a conclusiones que permitan avanzar en nuestra práctica, de encontrar el alma viva del socialismo científico, del marxismo. Nuestros problemas obedecen a lo mencionado, y también a erradas concepciones organizativas, métodos y estilos de trabajo. Y la principal responsabilidad es de la dirigencia, que son los que dirigen, o alguno cree que es del pueblo. Ante todo, claro que debe defenderse la revolución a toda costa, y buscar y luchar por la unidad, pero ello no quiere decir que la única forma de hacerlo sea como borregos, cosa que le encanta a la dirigencia pequeño burguesa, que se sea acrítico, como si ellos fueran inmaculados, y que la unidad quiere decir sumisión e incondicionalidad. Creo que se puede defender a muerte al pueblo, sin ser borrego. Es deber de todo revolucionario cuestionar su dirigencia. La revolución se mueve por oleadas. Pase lo que pase, habrá una segunda oleada, que ya se avizora en algunos países. y es un deber prepararnos, y preparar al pueblo, debatiendo qué cosas hacemos mal en esta primera oleada. Hemos hecho en diez años lo que ni en cien años se atrevieron a hacer ni dictadores ni gobiernos burgueses, y eso hay que decirlo y reconocerlo, hemos recuperado la Patria, la dignidad, la esperanza, la movilización y creado mucha conciencia, pero falta y bastante. Se han cometido no pocos errores, y es de revolucionarios rectificar. La historia no espera. Se ha creado una nueva clase media, con capacidad de consumo, con capacidad de satisfacción, ha pasado de ser casi un 10% de la población a casi un 40%, pero no hemos sabido aumentar en ellos la conciencia social. Esa ha sido una falla, en Venezuela y otros países, la señala hasta Frei Betto. El libro Rojo señala la importancia de la Formación, pero ésta está… bien gracias. Dar formación a funcionarios la pequeña burguesía, es medio risible, debe darse a los trabajadores y militantes de vanguardia. Esa nueva Clase media sólo piensan en consumir cada vez más, y cede fácilmente ante el comodismo egoísta del capitalismo.

 

Lo sensato es seguir presionando para que el gobierno rectifique, explicar, convencer que al final de este camino (sin rectificación) nos espera la derrota, el derrumbe. Simultáneamente, llamar a la organización del pueblo, a su formación política-ideológica, y sobre todo diferenciar, dejar claro, que las dificultades se deben a la desviación pequeño burguesa y no al Socialismo. Que la solución está en más Socialismo. Que se deben crear con urgencia instancias de participación en lo político y en la gestión. Es desalentador ver la designación de oportunistas (socialistas de ocasión), al frente de instituciones del Estado, donde llegar excluyendo a revolucionarios para instalar a sus amigos, y los amigos de sus amigos. El Estado, necesita un reajuste de fondo, que sea renovado y que en se abra a la participación de los mejores, sin exclusiones porque no van a ser incondicionales. Hace falta, que haya dirigentes que no sólo cumplan instrucciones, sino que tenga criterio y capacidad para el debate interno constructivo y creador. Que su compromiso como revolucionario no sea con los grupos y sí con los principios y valores por los cuales se combate. García Linera, el vice de Bolivia, afirma bien: gobernar para todos no significa entregar los recursos o tomar decisiones que por satisfacer a todos debiliten tu base social que te dio vida, que te da sustento y que te son al fin y al cabo los únicos que saldrán a las calles cuando las cosas se pongan difíciles. Ello es así, por eso bien que los claps distribuyan el 70% de los alimentos básicos. Hay que gobernar para todos, teniendo en cuenta a todos, pero en primer lugar, por siempre, tomando una opción preferencial, prioritaria por los trabajadores, los campesinos y demás clases populares. No puede haber ningún tipo de política económica que deje de lado a lo popular. La oposición golpista nunca es leal. A los sectores empresariales los podemos neutralizar, pero nunca van a estar de nuestro lado, no serán la solución. Y vamos a neutralizarlos siempre y cuando vean que lo popular es fuerte y movilizado.

Luchar, vencer, tropezar, caernos, levantarnos, luchar, vencer, caerse, levantarse. Hasta que se nos vaya la vida, ese es nuestro destino, el de los revolucionarios.

Adelante Nicolás. ¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria! ¡Venceremos!



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Felson Yajure


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