Tamir Porras y el Plan de la Patria adulterado de “pragmatismo”

La inflexión que se aplica en el Plan de la Patria original, es decir, lo que sus falsificadores tomaron de excusas para sacar conclusiones por Chávez, o adjudicarle a Chávez todas las “extensiones” capitalistas con que adulteraron el Plan original, nace de la idea Chavista de la Venezuela Potencia y de la idea de superar a la Venezuela rentista, pero redefinida en una alianza con el capitalismo nacional. Dicen los técnicos que para superar la Venezuela Rentista y hacerla una Venezuela Potencia hay que industrializarla “verdaderamente”, hacerla competir en el Merco Sur y en el mundo. Y para eso llamaron a los Chinos y a los Rusos –Quienes, mientras estuvo vivo Chávez, fueron contenidos, digamos que administrados por él y no a la inversa.

Pero, por las ideas que maneja uno de los asesores más de peso del gobierno actual, Tamir Porras, este cambio en el plan de Chávez fue posible y un hecho real después de su muerte. Fue la oportunidad de oro para tener un “estilo propio” de hacer las cosas, asegurado si se lograba “negociar” el manejo de la economía con la burguesía nacional. Y así se hizo, sólo que los cálculos fueron errados.

Vencer la Lógica del Capitalismo.

Chávez hablaba de hacer de Venezuela una “Venezuela potencia” en sentido moral, de país independiente, liberado del yugo imperial y capitalista, fuera de la “lógica capitalista”. Adulterar el Plan de la Patria fue un objetivo trazado seguramente desde antes de su misma existencia. Había que cambiar el rumbo de la revolución sobre un esquema socialdemócrata, sin complicaciones revolucionarias, sin cambios radicales, sin socialismo. Vencer la lógica del capitalismo supuso para Chávez y para cualquiera en su gobierno un gran reto. Enfrentar las dificultades políticas de tener que acelerar la crisis de un capitalismo amenazado, de una clase burguesa dispuesta a pelear hasta el fin su permanencia y su hegemonía. Chávez contaba para eso con un equipo y un pueblo moralizado dispuesto a arriesgarlo todo junto a él y por ello. Sin embargo,  entonces jamás imaginó lo que sería de ese equipo y de ese pueblo sin su voluntad, su entusiasmo y su fe en la revolución socialista.  

Leyendo las citas de su Blog que hacen Rosa Natalia (lean: “Tamir Porras y el desenlace del pragmatismo”, de Rosa Natalia) y Judith Valencia (“A propósito de Tamir Porras” Aporrea 6/6/2014) las ideas que expresa sin mucho disimulo Tamir Porras, (destacado del Ministro Maduro y del ahora Presidente Maduro)  y pensando en las “tareas” que parece les fueron asignadas entonces (proponer temas para las discusiones, resumir libros, redactar discursos, etc.), y de las que les fueron asignadas de hecho (comisionado presidencial para el Fonden y del Bandes, y ser una especie de super viceministro), ahora se entiende dónde empieza la desaceleración de los cambios iniciados por Chávez, y comienza el “pragmatismo” el cual define en parte el estilo Madurista de hacer las cosas. Todo empieza a decaer (la política, el entusiasmo, la fe en el socialismo, la moral) en una confabulación contra los cambios, iniciada en la adulteración del Plan de la Patria por asesores medianos, técnicos medianos, de gente floja de espíritu que hace vida en este gobierno. Podríamos decir que ahora se entiende esta postura cómoda de los que no quieren que nada cambie para evitar el conflicto. Ahora se entiende tanto discurso por la paz y el diálogo. Todo viene de una posición política claramente socialdemócrata, del viejo consenso entre sindicatos-gobierno-y patrones, la vieja tripartita del pasado, el viejo “Pacto de Punto Fijo”.

Viene de una idea tonta de reducir a la sociedad a una inmensa clase media, sin que estos brillantes asesores sepan lo que eso significa esto en términos prácticos, sin conocer dónde se arraiga el alma de la clase media la nuestra y la de todas las sociedades. Lo “pragmático” que tiene el apostar por la clase media es, para estos intelectuales y técnicos del gobierno, no estar en contradicción moral ni política con lo que se hace, conocer bien los resultados a lo que se apuesta. Lo pragmático es sentirse cómodo dentro de los valores de la clase media, ya vivida, ya conocida, ya practicada por ellos.

En cambio, ser revolucionario es muy incómodo. Ser como Chávez, no sirve. Es un estado de consciencia, de “control” de todos nuestros actos en función a los cambios que buscamos hacer en la sociedad. Lo primero que cambia en una revolución es la vida y la consciencia del líder revolucionario. Y eso significa aceptar como natural una lucha constante entre los viejos valores que se nos resisten al cambio y la nueva vida que elegimos para nosotros y para el resto de la sociedad. Hacer una revolución es vivir en constante crisis, en constante tensión, control, y eso es incómodo para la clase media en general, o incómodo por su definición.

Por definición la clase media es reaccionaria. La clase más reaccionaria de la sociedad. Puesta su mirada siempre hacia lo más alto (como diría Reich) defiende con más bríos que los mismos ricos sus valores. Es aspirante, como aspirantes son todos esos, asesores, técnicos, etc. que están detrás de la adulteración del Plan de la Patria original de Chávez.

Ya comienza a desvanecerse la bruma de misterio que no ha dejado ver claramente los añadidos económicos, de las adulteraciones y mutilaciones hechos al Plan de la Patria original, escrito por Chávez. Gracias a la vanidad de este muchacho Tamir Porras y a su Blog, ahora sabemos de dónde, de cuál espíritu vino ese desmarque de los planes originales de Chávez, y esa coquetería con la clase media, sin críticas, sin darles siquiera un solo regaño por haber propiciado dentro de nuestra sociedad tanto odio, desde su pendeja altanería. Dentro de la clase media la revolución se amansa como ella es de mansa frente a la burguesía y el dinero. Por su “pragmatismo” socialdemócrata, la revolución cambió el camino seguro hacia los cambios, difícil, duro, de la conciencia y el control,  por dinero, por cuatro lochas que ahora no tenemos. Así como los deshilos está develando los misterios de la tierra, el tiempo y la vanidad humana está descubriendo todos los entuertos de la historia reciente.



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Héctor Baíz

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