La revolución no puede subutilizar a los y las revolucionarias

Un revolucionario verdadero o quien se tilde de serlo. No pide que lo pongan donde “haiga”, solo exige que lo pongan donde rindan en sus mas modestos esfuerzos, para poder aportar mucho mas a este proceso que si demanda de hombres y mujeres honestos y honestas, comprometidos, convencidos y probados ideológicamente para asumir la tarea de conducción de esta revolución, acompañando a líder Comandante Hugo Chávez.

Me preocupa profundamente que cuadros revolucionarios probados, estén en algunas instituciones haciendo menos de lo que realmente pueden hacer, y no por ser holgazanes o flojos, es por la subestimación y la poca evaluación que se ha hecho de su actuación en este proceso. No se trata de demandar posiciones jefistas , por el contrario se trate de aprovechar al máximo el caudal de experiencias acumuladas, así como voluntad de aportes de quienes ocupan cargos y jefaturas donde se direcciona la política quienes no han comprendido ha profundidad la situación.

Se ha visto, y esto no es mentira, que en algunas instituciones se discute la política en curules y a puerta cerrada entre los “jefes”, obviando aunque sea para obtener información u opiniones a otros actores de su mismo equipo o de otras tendencias revolucionarias, que aun sin ocupar cargos directivos, tienen políticamente bastante que ofrecer.

En estos momentos, esta revolución amenazada por los cuatro costados, urge del concurso de todos, de la voluntad política de quienes ocupan altas, medianas o pequeñas responsabilidades institucionales, de quienes nunca han necesitado de las instituciones para hacer revolución, de quienes desde su mas minúsculo espacio dan lo mejor de sus esfuerzos, sacrificios y esperanza para triunfar; en fin la revolución exige compactarse, amalgamarse con los que sueñan, con los que hacen sin aspirar otra cosa que no sea ver florecer una revolución verdadera. Pero también necesita la vigilancia, la contraloría social real, que no se nutra solo de apreciaciones personales, de rumores adredes o de zancadillas puestas para minar los espacios conquistados; se necesita con mayor humildad y honestidad asumir criterios políticos e ideológicos bien solidificados, para no caer en posiciones sectarias que arrastren el proceso hacia otros planes prefijados por la canalla, que siempre esta atentando contra la unidad que todavía no ha encontrado un camino abonado, a pesar de tantos años pregonada.

Desde cualquier lugar que nos encontremos los revolucionarios, cualquiera sea la responsabilidad que tengamos o se nos asigne, debemos asumir que somos capaces de profundizar la revolucion sin caer en los erráticos rumores o en posiciones, repito, sectarias o jefaturales, que al final minimizan nuestro accionar en esta tremenda lucha por lograr las esperanzas de un pueblo y la de derrotar en cualquier terreno la contra revolución. La tarea es hacer y profundizar la revolución , es organizar y preparar política e ideológicamente en todas sus formas y expresiones a la sociedad, a fin de no dejar ranuras que permitan una fisura por donde se cuele la desesperanza y la idea de retorno al pasado


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Bartolo Hernández


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