Chávez completo, sin mutilaciones

Un intento de aproximación a ese Chávez holístico y específico, que algunos no quieren ver y reconocer. Su legado y desafíos, a los cuales debe estar atento el Presidente Nicolás Maduro y su equipo de gobierno. Pero también el pueblo.

Chávez, sin duda es un hombre con sus virtudes y defectos de todo lo humano, con potencialidades y limitaciones, aciertos y errores a quien el pueblo atribuyó incluso un mandato, lindando con lo divino, sin que por ello perdiera lo puramente humano en el seno del pueblo/pueblo y en el desenvolvimiento de su praxis política y social.

PUNTO DE ENCUENTRO, CONVERGENCIA DE PUEBLOS Y CULTURAS, IDENTIDAD PLENA Y NO SINCRETISMO

Chávez, como praxis política y social, como ética del poder, es un punto de convergencia y de encuentro de pueblos, sociedades, culturas, corrientes de pensamiento y acción de nuestra época, ancestralidades y nuevas espiritualidades, bloques históricos, atravesados por el mundo del trabajo y el sueño de los trabajadores por salir de la explotación y opresión del capital; encuentro y convergencia de distintos sectores de la resistencia popular, cultural y política, encarnando lo más progresista y actualizado de la humanidad de nuestro tiempo. Integración continental bolivariana. Unidad cívico-militar en una revolución pacífica, pero no desarmada. Las flores de su pacifismo, de justicia y paz, a veces asomaban las espinas de un espíritu con la astucia de la serpiente, látigo en mano para expulsar a los mercaderes del templo. Todo entreverado en su mansedumbre y amor al pueblo, sin perder de vista la sociedad de clases, que viene de la sociedad de castas de la colonia y su imaginario de “limpieza de sangre”, todavía presente en la clase dominante y en el pueblo colonizado. Es el cuento de nunca acabar de “mejorar la raza”.

Su condición de militar y luego de hombre de partido, ayer del MVR, luego del PSUV, no lo hace perder la brújula como punto de encuentro y convergencia, que no desconoce la diversidad de sujetos o actores, la diversidad de la lucha y de los frentes de lucha, la diversidad de enfoques teóricos y metodológicos, pasando por el Polo Patriótico, si bien su comunalismo está todavía interferido por ciertas ópticas occidentales y el eurocentrismo organizativo, que limitan su visión del colonialismo interno en los nuevos procesos de integración bajo el predominio del modelo económico estrativista que la historia colonial ha impuesto hasta ahora a los países del ALBA como necesidad de sobrevivencia y de emancipación. Tampoco se le escapa el acierto de la unidad de objetivos comunes de largo alcance histórico con los pueblos del Sur/Sur. Especialmente, la unidad irrenunciable con África y los países de la OPEP. Sin olvido al reconocimiento del noble y colonizado pueblo palestino a una Patria Palestina.

Sin duda, la Constitución Bolivariana es de alguna forma síntesis de las grandes líneas rectoras de nuestra historia, recogiendo nuestra unidad histórico social no sólo colonial y republicana. El pensamiento de Hugo Chávez hace el intento de recoger esa unidad de lo histórico y de lo social como país y continente, partiendo de los primeros poblamientos y de la resistencia indígena a la conquista. De allí el cambio de sentido –y de rumbo- del 12 de octubre.

Parte sin duda su universalismo y ecumenismo de su suelo patrio, de la cultura y educación propia, de la identidad nacional y cultural frente a la trama engañosa de una “cultura general” eurocéntrica para desconocer a pueblos, culturas, regiones y sociedades específicas. En ello, su praxis política se encuentra de alguna manera en sintonía, con la praxis política y creatividad artística de César Rengifo.

DESDE UNA REALIDAD NACIONAL DIVERSA Y COMPLEJA

Su realidad nacional es sin duda un paisaje natural y cultural diverso, signado por lo llanero, que lo marcó con su canto de nacimiento y vida, lo andino, lo caribeño, lo guayano-amazónico y el fuerte contraste entre el eje metropolitano de Caracas y la Provincia. Con la consiguiente transfiguración cultural del Estado Miranda, de su geografía humana y social, como carne de cañón para el fascismo y la manipulación de los sectores medios.

Chávez fue un lacerante llamado al “inventamos o erramos” para la construcción colectiva del socialismo del siglo XXI. Pero no es sólo eso.

Católico de la teología de la liberación, abierto también a la óptica protestante, al Corán, al judaísmo, al budismo, al taoísmo: a todas las antropologías, filosofías y teologías de todos los pueblos, culturas, sociedades y religiones del planeta, monoteístas y de convivencia con la naturaleza. Pero no es sólo eso. Durante su gravedad, las oraciones de los pueblos de todos los continentes, en todas las lenguas, religiones y culturas así lo expresaban, dando cuenta de un liderazgo colectivo, único, de un ecumenismo planetario nunca visto hasta ahora.

Como buen feminista, siempre concibió a la revolución bolivariana con rostro de mujer.

CHÁVEZ, CON SU PROPIA ESPECIFICIDAD FRENTE AL OCCIDENTE IMPERIALISTA

Bolivariano, integracionista y emancipador frente a la imperialista doctrina de Monroe, lo monárquico, el racismo imperial y el colonialismo europeo, de todos los colonialismos interventores de las grandes potencias. Pero no es sólo eso.

Desde ópticas muy distintas, inconfundibles e irreductibles, la revolución iraní y luego la bolivariana, son las que más cuestionaron al Occidente racista, imperial y colonialista. Sin embargo, por la necesidad de sobrevivencia dentro de las tensiones imperialistas, no han logrado –por ahora los países del Alba- romper de fondo con el modelo dominante y su direccionalidad eco-etno-genocida. Lo cual no es fácil, con el Caballo de Troya de la oligarquía colombiana, con viejos y nuevos amoríos con la OTAN, las bases militares gringas, las bases británicas en Las Malvinas argentinas, el Mosad israelí adiestrando paramilitares para la inseguridad y nuestras oligarquías nativas hiperalienadas al servicio de una recolonización imperialista, que pasa por el ALCA y la alianza del Pacífico.

Sin embargo, ante la inminencia de una guerra de dos países hermanos, entre Venezuela y Colombia, apostando a la paz y a la pacificación de Colombia, Chávez se entiende coyunturalmente con Santos, más allá de las diferencias radicales entre dos modelos políticos y sociales irreconciliables, el socialismo y el neoliberalismo. Antes en vano, lo intentó con Uribe… Esto es, la paz y el amor de los pueblos por encima de ideologías y de razones de Estado, en un momento en que el imperialismo y las oligarquías de ambos países, jugaban a la guerra para satisfacer las apetencias del gran capital transnacional.-

Esta praxis de Chávez, varias veces nos salvó de golpes de Estado, guerras civiles y particularmente, de una guerra con Colombia.

Las Tres Raíces, el pensamiento bolivariano, rodrigueano y y zamorano, es puerta de entrada al Árbol de la Vida, que nos conecta con todo el milenarismo indígena y el presente indígena como lo más originario de este continente.

Es un llamado a todos los pueblos y culturas que están en el origen y desenvolvimiento de la nacionalidad venezolana. Sin exclusiones de ningún tipo, sea lo indoamericano, lo afroamericano, lo euroamericano o lo asiático-americano. Sin que esto lo sigamos confundiendo con las llamadas “mezclas perfectas”, tan aludidas por el Chávez de sus primeros bocetos y pugnas internas con los fantasmas de su propia descolonización. No es un problema racial, sino de intercambio de pueblos y culturas, de diálogo de civilizaciones, más allá de los estereotipos de los pueblos que han querido imponer las ideologías fascistas, entre otras, la de José Vasconcelos y su “raza cósmica”. Que de paso es la negación en redondo de las filosofías cósmicas e indoamericanistas del Buen Vivir.

INDIANISMO Y ANTICONQUISTA IRREDUCTIBLES

Lo más oculto en la vida y obra de César Rengifo es su indianismo y su anticonquista irreductible. En Chávez también. Ya comenzaban ciertas tentativas castrantes de su pensamiento a presentarlo después de su muerte como un “líder mestizo”: esto para castrar de cuajo su indianidad y su afroamericanismo.

Recordando a Efraín Hurtado, priva en Chávez más lo vivido que lo concebido. Vivía en diálogo con las academias, pero siempre sacudiéndose el polvo con su baño diario de pueblo/pueblo y su encuentro permanente con la naturaleza del llano, restableciendo siempre sus orígenes, en el verde de la sabana, en el serpentear de sus ríos y quebradas, en el azul del horizonte abierto y en el revolotear de garzas y pájaros. Es la higiene válida y necesaria para la constante ruptura con el burocratismo de Estado en 14 años de gobierno, tratando de gobernar obedeciendo.

Siempre se esfuerza por comprender a una juventud que por la ideología tecnocrática y una pseudo-evangelización mediática, ha sido apartada de su realidad y privada de la historia patria, de su historia local y materna.

Sin complejo alguno se acerca al marxismo crítico y lo incluye entre una de las fuentes irremplazables para el estudio y sustitución del capitalismo y la construcción del socialismo. Pero más allá de la teoría, va a la solidaridad concreta con la Revolución Cubana, que tenía medio siglo de aislamiento, más todavía después de la caída de la URSS.

En el Cono Sur se entiende con la izquierda del peronismo y con las izquierdas del continente, rompiendo la vieja dicotomía de Sarmiento y Alberdi entre “civilización o barbarie”. Así como en cuanto bolivariano, se aparta de las oligarquías paecístas y santanderistas.

Rompe el estrecho discurso hispanocentrista de nuestros países y se abre a un iberoamericanismo nuestro, latinoamericano y caribeño y se entiende con Brasil y el Caribe, pasando por el reencuentro con África. Como un segundo Francisco de Miranda, pasa a ser nuestro embajador y vocero del Sur/Sur frente al norte racista, imperialista y colonialista.

Se abre espacios con China, Rusia e Irán en una alianza político-económica frente a la unipolaridad del imperialismo norteamericano. Esta alianza no es tampoco, como quiere hacerla ver la derecha, una alianza militar extra-continental, como la de Colombia con la OTAN.

Denuncia a la llamada “comunidad internacional” como una guarida de asaltantes del suelo y del subsuelo de los países dominados y colonizados, solicitando una revolución en la ONU y en los organismos internacionales.

Junto con Evo Morales y otros líderes señalan la voracidad del capitalismo como la responsabilidad primera del calentamiento global y el desequilibrio planetario.

En el mismo sentido reivindica los indosocialismos del país y de todos los continentes como experiencia milenaria Madre y Maestra de la historia, para la construcción del socialismo. Las filosofías indias del Buen Vivir las incluye en el menú de la discusión para el equilibrio del planeta -próximo en su agonía- en el advenimiento de la Nueva Era del Pachacuti.

Recordemos que la ceremonia indígena del Pachacuti en Bolivia, Presidida por el hermano Evo Morales en el Lago de Titicaca, oraba por la vida de Hugo Chávez, el 21 de diciembre del año pasado. Día anunciado por las teologías de la dominación, como “del fin del mundo”, falsificando unas profecías maya.

ESFUERZO DE TOTALIDAD Y ESPECIFICIDAD

Todo esto nos demuestra que no es fácil entender y comprender con visión de totalidad, lo específico y multilineal en la praxis política y social de Hugo Chávez. Como en el teatro de César Rengifo, en su discurso y en su praxis política, los invisibles y las invisibles se hacen presentes en los distintos escenarios sociales y culturales: pueblos originarios, afrodescendientes, descendientes de indígenas, campesinos, sub-urbanos, blancos de orilla, mujeres, niños, jóvenes, personas con discapacidad, adultos mayores, pasando por el entramado del mundo del trabajo y de los trabajadores, aunque todos y todas con inclusión en amor mayor. Como en “Esa espiga sembrada en Carabobo”, Cantata de César Rengifo al Soldado desconocido, que lo acompañó hasta el final de su vida.

EN SÍNTESIS

Entramada en la clase, la identidad nacional, la soberanía, la conciencia etnohistórica, la Independencia, la Patria Chica y la Patria Grande como piernas de un mismo cuerpo, el abrazo de todos los tiempos de nuestra historia en los esfuerzos de integración continental y caribeña. La conciencia de clase y la conciencia etnohistórica entreveradas en el amor al prójimo. Un ecumenismo de los pueblos frente a las amenazas de las élites políticas, económicas, sociales y culturales apátridas, asociadas a los apetitos militares extracontinentales del imperialismo. Tan extracontinentales y extranacionales como el Departamento de Estado, la CIA, la OTAN, las bases británicas en las Malvinas argentinas y el Mosad del Estado de Israel.

Así empieza hoy un nuevo despunte y desafío del presente a

su pensamiento y acción política.



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Saúl Rivas Rivas


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