Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en: El capítulo VIII de “El Capital” (XXIII)

¿Concluyó con el capitalismo, el tráfico de carne humana?

Veíamos antes cómo el exceso de trabajo diezmaba a los panaderos de Londres, no obstante lo cual el mercado de trabajo londinense se halla constantemente abarrotado de alemanes y de súbditos de otras naciones que aspiran a encontrar la muerte en una panadería. Veíamos también que la alfarería es una de las ramas industriales en que el obrero vive menos tiempo. ¿Es que hay acaso escasez de alfareros? Josiah Wedgwood, inventor de la alfarería moderna y un simple obrero por su origen, declaraba en 1785 ante la Cámara de los Comunes que esta manufactura albergaría, en conjunto, 15 a 20000 personas. En 1861, la población consagrada a esta industria, contando solamente con los centros urbanos de la Gran Bretaña, ascendía a 101302 trabajadores. “La industria algodonera cuenta 90 años…. Durante tres generaciones. Cierto es que en épocas aisladas de auge febril, el mercado de trabajo no basta a cubrir la demanda de brazos. Así ocurrió, por ejemplo, en 1834. Pero, en aquella ocasión, los señores fabricantes propusieron a los Poor Law Commissioners enviar al Norte la “población sobrante” en los distritos agrícolas, con la promesa de que “los fabricantes la absorberían y consumirían”. Fueron sus propias palabras. “Se enviaron a Manchester agentes con la autorización de los Poor Law Commissioners. Se redactaron y entregaron a estos agentes listas de obreros agrícolas. Los fabricantes corrieron a las oficinas y, después de elegir lo que más le convenía, les fueron expedidas las familias desde el sur de Inglaterra. Estos paquetes humanos se facturaron, provistos de etiquetas como fardos de mercancías, por el Canal y en carros y camiones; algunos seguían a la expedición renqueando, a pie, y no pocos rondaban, perdidos y medio hambrientos, por los distritos industriales. De este modo fue desarrollándose una verdadera rama comercial. La Cámara de los Comunes se resistirá a creerlo. Este comercio regularizado, este tráfico de carne humana, seguía su curso, y aquellas gentes eran compradas y vendidas por los agentes de Manchester a los fabricantes machesterianos con la misma regularidad con que se venden los negros a los plantadores de la industria algodonera. … El año 1860 señala el cénit de la industria algodonera… De nuevo faltaban brazos. Los fabricantes revolvieron las dunas de Dorset, las colinas de Devon y las llanuras de Wilts, pero la superpoblación había sido devorada ya. ”El Bury Guardian” clamaba que, después de concertado el tratado de comercio anglo-francés, la industria podía absorber 10000 brazos más y que no tardarían en necesitarse otros 30 o 40000.

Después que los agentes y subagentes del tráfico de carne humana barrieron sin resultado casi, en 1860, los distritos agrícolas, “una comisión de fabricantes se dirigió a Mr. Villers, presidente del Poor Law Board, suplicándole que volviese a autorizar el envío a las Work-houses de los huérfanos e hijos de pobres”.


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Nicolás Urdaneta Núñez


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