A los voceros del golpe de timón en Pdvsa

Como un simple accionista natural de nuestra empresa petrolera, me permito enviarles algunas sugerencias a las y los voceros del proceso de re-estructuración de PDVSA que en las fases subsiguientes han venido sistematizando las propuestas que originalmente se formularon.

He visto propuestas desde la más discreta hasta la más temeraria; desde la más conservadora a la más revolucionaria, y eso para nada es malo; es un torrente de los diversos pareceres, es una lluvia de ideas que amplía el espectro del tema en discusión.

Ahora bien, esa misma variedad de ideas que han surgido en los debates, en las discusiones, deben de encontrar cauce en LA IDEA MADRE.

¿Y cuál es la idea madre?

La idea madre es la que nos une; es tener siempre claro que Petróleos de Venezuela es una empresa del estado, es una empresa pública, y desarrolla una actividad de interés público. Nuestro objetivo es fortalecer a PDVSA como la principal fuente proveedora de bien público.

Si impulsamos como principales propuestas las que nos otorguen ciertos beneficios remunerativos o privilegios por ser trabajadores petroleros, entonces ya le quitaríamos su cualidad de bien público. Recordemos que los bienes públicos son de todos y de nadie en particular y la convertiríamos en la PDVSA de los pedeveseros, de una elite y desandaríamos el camino regresando lo que anteriormente se llamó "gente del petróleo".

Y no estoy negando luchar por nuestras justas y legítimas reivindicaciones, es sencillamente que al fortalecer correctamente a la industria como fuente principal del bien público, obramos en función de nuestras reivindicaciones laborales, en función de nuestro bienestar.

LA CLAVE ES LA PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS

Ahora bien, para fortalecer a PDVSA como fuente proveedora de bien público, tenemos que establecer mecanismos que permitan un mayor control colectivo, un mayor control público, porque si provee bien público, entonces es deber de todos cuidar lo que es nuestro, y eso pasa en primera instancia por darle, no el privilegio sino la responsabilidad a sus trabajadores en la dirección de la industria que es de todos los venezolanos para que cumpla eficaz y eficientemente con su misión.

Esa participación de los trabajadores debe quedar estatuida como una fuerza que evitará retroceder a hipotéticos escenarios de privatizaciones de derecho. Recordemos que el gurú de la frustrada privatización de nuestra industria, Luís Giusti, decía que "los legisladores habían sido sabios al haber constituido a PDVSA como una empresa del estado pero con una figura mercantil" (PDVSA S.A.); de allí se fundamentaron para esgrimir la absurda autonomía de PDVSA en relación al estado y comportarse como una empresa privada común y corriente.

La participación activa de los trabajadores también evitaría una privatización de hecho, la privatización o secuestro que se da cuando el empleado confunde su responsabilidad inherente a sus funciones con una relación de propiedad del cargo, ejerciendo entonces un errado poder discrecional que atenta contra la cualidad pública de la empresa, derivando en una cúpula supervisora abusiva, caprichosa, ocasionando divisiones y daños a los colectivos de trabajos; irrespetando los saberes, el esfuerzo, la abnegación de las buenas y buenos trabajadores, promocionando para responsabilidades mayores no a los mas aptos sino a los "incondicionales".

Así como la participación de los y las trabajadoras evitaría el secuestro de la empresa por grupos de poder que distorsionarían su perfil de empresa pública, también debemos establecer mecanismo que eviten que funcionarios públicos de otros entes del estado solapen su ineficiencia apoyándose en la labor social de la industria. Creo que PDVSA sin sacrificar las inversiones propias a su objeto fundamental, debe seguir aportando a través de sus trabajadores y trabajadoras al desarrollo social de la patria, pero sin alcahuetería. He visto con tristeza y rabia como nuestra industria construye viviendas, acueductos, carreteras, escuelas y después vienen alcaldes o alcaldesas, gobernadores o gobernadoras con descarado oportunismo a presentarlo como obras de su gobierno y los protagonistas como invitados de piedra, eso debe terminarse; obra que haga PDVSA obra que inauguren sus trabajadores y trabajadoras.

Apuesto a la sabiduría de la clase obrera que en el proceso social del trabajo, en las cuadrillas, en los equipos de trabajo, han desarrollado la cultura de la organización, la disciplina y el sentido colectivo para que en estas jornadas lo plasmen, creando mecanismos colectivos de control obrero.



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José Ovalles


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