Libertad del temor

Mi papa tenía ese libro, era de tapa dura azul oscuro y algo gastado. Recuerdo que se lo regaló un anciano bioanalista a quien papá de vez en cuando le reparaba el Spectronic 20, un aparato para determinar la concentración de algún elemento químico en soluciones acuosas. El Sr. Mota era todo un personaje por su gran serenidad, no se cuantos años tenia, pero podría ser al menos 30 años mayor que mi papá.

Cuando íbamos al laboratorio, nos explicaba con una parsimonia desesperante, al menos para mí, un niño de menos de 13 años. Sin embargo captaba mucho, tanto así que todavía escucho claramente la voz del Sr. Mota. Recuerdo que decía: “Salvador (mi papá) tienes que encausar a Manolito por este tipo de aparatos, porque son la ciencia para la salud y la vida. Venezuela necesita de este saber y no tanto de esos televisores que tu arreglas y que embrutecen a la gente”. El anciano lo decía porque mi papa trabajaba reparando telerreceptores y transmisores de radio y televisión.

El libro LIBERTAD DEL TEMOR es un libro religioso, cristiano evangélico, que motiva a los fieles a confiar en Dios, y a no temer a lo desconocido, a no temer a las malas noticias, a no temer a lo que no ha ocurrido, y diría mi papá, a no temerle al coco.

La inercia al cambio, como principio físico se puede entender y hasta aprovechar, pero los cambios en las sociedades hay que asimilarlos, porque las sociedades no se pueden contener, represar o aislar por tiempo ilimitado. Las legitimas aspiraciones de muchos compatriotas para que otras personas asuman el control de las instituciones del poder público nacional no pueden ser motivadoras del ostracismo, y cuando alguien inescrupulosamente riega un rumor infundado para confrontarlo contra el anhelo de disfrutar de una confortable y prolongada jubilación tampoco debe causar mariposas en el estomago.

Uno le puede perdonar a cualquiera el temor a un rumor o a un cuento, pero ¿se le puede perdonar a un profesor universitario el temor a un rumor?. Yo creo que es imperdonable.

La jubilación y las condiciones de jubilación del profesor universitario son derechos adquiridos y la convención colectiva única recién firmada hace mención en más de 30 veces a los jubilados. Establece claramente al jubilado como sujeto beneficiario de la convención colectiva, los prepara para la jubilación, establece tres mecanismos para jubilación, señala reglas claras de juego para aquel jubilado que quiera seguir echándole bolas a su universidad. El bono recreacional (vacaciones, lo llaman así porque seria una cosa extraña pagar vacaciones a alguien que se supone no trabaja) y el bono de fin de año se calculan con el monto absoluto de la pensión, es decir con todas las primas que tenia cuando se jubiló, y con el incremento de salario establecido. También se reconoce al gremio de profesores jubilados y sus actuaciones…de verdad que la convención parece que fue hecha pensando en los jubilados prioritariamente.

Ahora bien, la duda es buena, es científicamente necesaria. La duda es un motor de la investigación, por lo que su disipación debe ser canalizada con la aplicación de una rigurosa metodología. Entonces, si hurgando dentro del documento de la convención colectiva no se consigue algún beneficio contemplado en algún acta convenio de alguna de las universidades nacionales, simple y llanamente existe la CLÁUSULA N° 102: ÁMBITO Y APLICABILIDAD que dice “La presente Convención Colectiva Única se aplicará a todas las trabajadoras y trabajadores universitarios. Esta convención colectiva unificará las condiciones laborales existentes en la rama de actividad del sector educación universitaria. En ningún caso, su aplicación podrá desmejorar los derechos contenidos en las Convenciones Colectivas de Trabajo, Actas Convenios, acuerdos entre partes, normas y disposiciones que existan previamente a su aprobación, de acuerdo a lo pautado en el Artículo 89 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Los beneficios aquí establecidos no serán acumulables”“

Visto así, ¿Cuál es el temor? ¿Que los oprime? ¿Por qué no son felices?

No debería, pero lo voy a escribir aquí, contraviniendo en mí una formación familiar de respeto a los mayores y a quienes fueron mis maestros. El temor del personal jubilado es producto de un error metodológico de no acudir a las fuentes primarias de información y dejarse llevar por las fuentes secundarias.

Las fuentes primarias para este caso son la Constitución Bolivariana, la LOTTT , las actas convenio, las extintas normas de homologación (qepd) y la Convención Colectiva Única. Las fuentes secundarias son los azuzadores, chismosos y manipuladores, quienes sin haber leído cualquiera de los citados documentos, suponen que el gobierno bolivariano los quiere joder, y los va a arrastrar con garfios y garras hasta la playa de la pena y el dolor.

Liberémonos del temor, somos tan viejos que deberíamos ser sabios solo por ser viejos. Pero resulta que también deberíamos ser sabios por haber estudiado hasta la frontera de cada ciencia y haber impartido cátedra por largos años.

Recuerdo que a menudo, ya sentados frente al televisor de la casa, después de haber restaurado una señal de televisión caída para toda la ciudad, regresando de largos viajes por la montaña andina, con trasnochos y hasta ayunos, mi papá me decía: “Manolo, tiene razón el señor Mota, ¿Se justifica tanto trabajo y gastar tanta energía para ver eso por televisión?.”

manuelgragirena1@gmail.com


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Manuel Gragirena

Profesor Universitario. Ingeniero Electricista. Especialista en Telecomunicaciones. Diploma de Estudios Avanzados en Educación. Ex Sidorista

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