27F. Del sacudón popular a la represión fascista

Debo aclarar con mucha seriedad, que este articulo publicado el 27/02/05, en este mismo espacio, con este mismo titulo y con la autoría de Movimiento sin Nombre, obedecía a que estábamos en la construcción de una referencia popular de masas, que luego desapareció por sus propias contradicciones internas; había que promocionar la organización mas no los sujetos y respetando este acuerdo, lo publicamos tal como apareció.

Ahora como ando en la búsqueda de algunos de mis escritos que han quedado en papeles sueltos y en el anonimato, durante mi vida de militante revolucionario, así fue que pescamos éste, al cual le hemos hecho algunos agregados que se han incorporado a la reciente historia, con el fin de que tengan mejor contexto.

Ello solo tiene un objetivo; dejar organizada algunas ideas que hemos planteado y que al final cuando ya no exista físicamente entre los mortales, queden como una contribución a este hermoso proceso histórico que vivimos. Mejor todavía si pudieran servir ahora en este instante, para alguna sumatoria al debate constante, necesario más que nunca en estos momentos cuando se reclama del aporte de ideas para la formación política e ideológica de los dirigentes de la Revolución Bolivariana.

En la década de los ochenta del pasado siglo, ya la democracia representativa de élites pasaba por su fase terminal. La sociedad degenerada en el aura del consumismo, sumado a los crecientes cánceres de la corrupción y el clientelismo, serían los fenómenos que marcarían a todo un pueblo que despertó -como nos dice la historia- para vencer. Como ejemplo de ello, podemos recordar algunos eventos que movieron las bases de la aparente “estabilidad política” y la opinión pública nacional para la época, a saber.

En octubre de 1982 La Masacre de Cantaura; el 18 de febrero de 1983 el Viernes Negro; el 28 de Octubre de 1988 La Masacre de El Amparo; luego RECADI, los Jeeps del MIJ, etc. Todos estos hechos, contribuyeron al proceso de debilitamiento de la moral pública, que llevaba a la sociedad a comportarse indiferente.

No fue, sino hasta el segundo gobierno de CAP en 1989, cuando en nuestro país, se hizo sentir el clamor de las masas enardecidas que decidieron romper el silencio y las ataduras que les fueron impuestas por el bipartidismo y la cultura política complaciente.

Sólo pasaron 25 días, para que el recién juramentado “Gocho” lanzara la receta dictada por el FMI que estremeció a la nación en sus entrañas; el mal llamado “Paquete Económico”, que perjudicó a los sectores más pobres y de clase media de nuestro país, consistió en: aumento de la gasolina en un 100%; aumento del pasaje preferencial estudiantil en 30%; incremento gradual de las tarifas de servicios públicos (teléfono, luz, agua y gas); préstamos por 3 años del FMI por la suma de US $ 4.500.000.000 a costa del incremento de la deuda externa; entre otras.

Ya para el 27 de febrero, producto de la aplicación de estas medidas, el descontento en las calles era incontrolable. Lo que empezó como una protesta legítima en Guarenas, La Guaira y Caracas como principales focos del país -fomentada por grupos estudiantiles junto al pueblo pobre- se convertiría al cabo de pocas horas, en la mayor masacre que haya sufrido el pueblo venezolano. La política de Estado de “disparar primero y averiguar después”, inaugurada e implementada por el mismo CAP cuando era Ministro de Interior y Justicia del gobierno de Betancourt, fue la sentencia de muerte de miles de venezolanos, en la Venezuela que llamaban “democrática”

Las cifras oficiales, calculaban alrededor de 300 muertos, pero después estos números aumentarían, con el hallazgo de las fosas comunes en el Cementerio General del Sur, mejor conocidas como “La Peste”, en donde se calculó que más de 1500 personas, habrían sido ejecutadas desde el momento en que el régimen “democrático” decidió suspender las garantías constitucionales. En total, se suman más de 3000 personas entre muertos y desaparecidos.

Este hecho nos resulta comparable con la “Caravana de la Muerte” iniciada por el tirano Augusto Pinochet, connotado dictador militar que derrocó el gobierno legítimamente constituido de Salvador Allende en Chile y que hoy está más que demostrado, el apoyo que recibió del Departamento de Estado y la CIA para asesinar a cientos de miles de chilenos. De esta manera, inspirados en Pinochet, los gobiernos de AD y COPEI utilizaron la desaparición y la muerte como ejes centrales de su política, enmarcada dentro de la doctrina de Seguridad Nacional, impulsada desde Washington, como medida coercitiva y de represión contra los más pobres. Pero, a pesar de esto, no hubo fuerza alguna que controlara la inmenso potencial transformador que posee un pueblo, cuando esta decidido a pelear, como quedó manifestado con la fuerza de las jornadas de protesta y saqueo popular iniciadas aquél 27 de febrero, que trajeron por un lado, el fatal saldo en víctimas, pero por otro, develó ante todos, el verdadero rostro del sistema de negociaciones entre élites, existente para el momento y que hoy demanda definitivamente la aplicación de las tres erre para poder sepultarlo definitivamente, y así construir un modelo de sociedad y de país que esté al servicio de todos, pero más aún a los excluidos de siempre.

“El Caracazo”, será recordado como el inicio del fin de la tiranía bipartidista-neoliberal y el renacer del espíritu de rebeldía del pueblo. Por ello decimos la sangre derramada por nuestras y nuestros compatriotas en aquellos días de brutal represión, son la savia humana que alimenta el árbol de la esperanza, que hoy se llama revolución bolivariana y que más temprano que tarde se llamará Socialismo.

¡¡Solo el pueblo salva al pueblo!!.

¡¡Viva el febrero rebelde!!

¡¡Honor y gloria a los caídos en esa gesta!!

baredu25@hotmail.com


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Bartolo Hernández


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