Hoy, 8 de mayo, se cumplen 20 años, del nunca resuelto asesinato de Giandomenico Puliti…

  1. Fundecem (Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida) conmemora, recuerda, con un acto, los 20 años del asesinato de Giandomenico Puliti. Este joven escritor, profesor y poeta, nativo de Tovar, quien fuera Director de Cultura de Mérida durante el mandato de Florencio Porras, fue vilmente asesinado, sin que nunca se hubiese podido aclarar quién o quienes lo hicieron. Todo quedó en medio de un profundo misterio, o al menos así quedó para la inmensa mayoría de los merideños. Hay que recordar que apenas habían transcurrido dos años del golpe contra el Presidente Chávez, y que tanto la policía, así como los cuerpos de investigación y las propias Fuerzas Armadas estaban profundamente infiltrados, minados, por traidores y mercenarios al servicio de la ultraderecha. Yo estuve con Giandomenico tres horas antes de que lo mataran en un acto que se realizó en la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes, pero a mí nunca me llamó la policía para las indagaciones que se hicieron sobre este crimen. En mis propias investigaciones, el doctor Ernesto Castillo (recientemente fallecido y quien llegara a ser Presidente del Circuito Judicial de Mérida), participó directamente en las pesquisas e incluso en la reconstrucción del crimen, refiriéndome que las indagaciones se llevaron de una manera totalmente irresponsable, que todas las exploraciones habían sido empasteladas con chismes, cuentos e inventos de toda calaña.

  2. Giandomenico Puliti se perfilaba como un gran dirigente de la naciente revolución bolivariana, un líder con garra y con conciencia política radical, muy bien formado en los valores del marxismo y conocedor como pocos de nuestra historia patria. Puliti escribió junto con Sant Roz (en 2002) el libro "Obispos o demonios", en una época en que el terrorismo de la derecha estaba ferozmente desatado, y corrían toda clase de agresiones y amenazas contra el chavismo. Luego estas acciones con sicarios, se recrudecerían con los asesinatos del fiscal Danilo Anderson, el diputado Robert Serra (y su compañera María Herrera), el dirigente Eliécer Otayza, el periodista Ricardo Durán, entre muchos otros.

  3. Los medios trataron de tapar aquel crimen de Puliti. Los periódicos escuálidos de Mérida esgrimían, todos al unísono, victoriosos, que el móvil del asesinato de Giandomenico Puliti se trató de un robo. Y la declaradera de los funcionarios de la policía contribuían adrede a esta confusión. A Giandomenico lo matan entre las 12:30 y la una de la madrugada del día sábado 8 de mayo, y ya para 5 de la mañana, de ese mismo día, el caso prácticamente se había declarado resuelto. Corrió la versión de que al supuesto asesino lo encontraron incluso con el arma incriminatoria, un revolver 38. Que el asesino cantó todo, de la manera más natural: se puso nervioso, que se le salió un tiro, y que para los expertos, el disparo que acabó con la vida de este joven lo debió hacer un hombre altamente experimentado en el uso de armas de fuego.

  4. En la fulana versión en caliente de los hechos, el susodicho sólo hizo tiro: Disparó de noche a un carro en movimiento que llevaba los vidrios ahumados cerrados, dispara a la ventana detrás del piloto, dándole en la nuca. De este modo, con el conductor inconsciente, el carro queda a la deriva y comienza a desplazarse cuenta abajo desde El Mirador que está en la vía que conduce a Los Curos por la carretera Panamericana. Lo extraño es que al carro no se lo llevan como tampoco los objetos personales de Puliti.

  5. A las pocas horas del crimen y en un punto que no dista del referido Mirador pocos metros, unidades de la policía, dicen, detienen al asesino prácticamente con el arma homicida, cuando todo el mundo sabe que lo primero que hace un criminal es deshacerse de esta prueba (vital para incriminarlo en el delito). No sólo eso, sino que el tipo, que lo encuentran celebrando su maldita obra, echándose los palos. Un cuento para idiotas, porque reza en el informe: "El sujeto se encontraba en el sector "El Mirador", quien al avistar a la comisión policial lanzó una chaqueta blue jeans hacia la parte posterior de un muro, prenda en la que los efectivos encontraron un revolver cañón corto, marca Ruger, modelo 357 Mágnum con seis cartuchos sin percutir en su interior".

  6. Los piquetes del cuento se fueron reforzando. Añade el informe policial que el supuesto asesino estaba cumpliendo una condena de 28 años por dos homicidios más (entre 1993 y 1994), con un prontuario criminal que eriza los pelos y gozaba del beneficio de trabajo y acudía cada tarde al centro del Internado Judicial de Mérida situado al lado de la Comandancia General de la Policía, en Glorias Patrias. Según el informe, aparece que el asesino había firmado el ingreso a prisión, de modo que debió encontrarse en su celda. Y además él mismo cuenta, de que lo contrataron para buscar a un Fiat Palio y ejecutar la mencionada acción.

  7. Esta es la más burda historia, de una calidad grotesca y macabramente cursi que nadie se tragó en Mérida, pero así fue reflejado en los medios. Lo que se difundía entonces es que en este caso había corrido mucho billete. Se señalaba a la cúpula eclesiástica, porque a los pocos días corrieron amenazas de que el propio Sant Roz sería el próximo. Resulta que la policía que investigaba el crimen desdeñó el hecho de que al supuesto criminal, el capturado pudieron haberlo usa como chivo expiatorio, como parapeto de aquel horrendo homicidio, lo cual no les costaba nada hacerlo a los autores intelectuales del hecho, dado el cúmulo de delitos que ya pesaban sobre él, por su abultado prontuario, y por los cuales ya estaba condenado y sentenciado.

  8. Tampoco la policía ahondó en el hecho, de que podía tratarse de un crimen político, siendo que Giandomenico era una figura descollante, con altas probabilidades de ser nuestro próximo gobernador, o ser llamado a destinos superiores en el gobierno nacional. Él destacaba en el debate ideológico de altura, quien criticaba sin cortapisas, con severidad los lazos de la cúpula de la iglesia con actividades de la CIA en Venezuela y con el sionismo internacional. Nuestra policía no fue al aeropuerto a investigar quienes habían entrado los días previos al crimen y quienes habían salido el mismo día sábado en los vuelos tempranos de la 6 de la mañana. Nuestros policías se congratulaban de que el caso se había resuelto prácticamente en 48 horas, y la verdad es que no interrogaron a casi nadie, sobre todo a los que vieron a Puliti poco antes de que lo mataran. En los amplios comentarios difundidos por la ciudad no se tiene ninguna confianza en los fiscales ni en el juez que lleva el caso.

  9. Lo burdo. fue la manera como se lo declaró a las pocas de cometido como un crimen ejecutado por la delincuencia común, al estilo como se dejan sin investigar las masacres, por ejemplo, en Colombia Para mí, nunca me cupo la menor duda de que en él estuvieron comprometidos paramilitares al servicio de la Coordinadora Democrática, los mismos que tenían conexión con campamentos de terroristas en Baruta, Carabobo y el Estado Anzoátegui. Los mismos que trajeron de sicarios y paramilitares al Quinta Daktari para provocar una mascare horrenda en Caracas. En aquella época se denunció la existencia de estos campamentos por la zona de El Vigía. Yo lo denuncié en su momento, pero eso nunca se investigó.

  10. Giandomenico era el más brillante intelectual del MVR en todo el Estado Mérida. Era incorruptible, y hacía duras críticas a su propio movimiento. Y Giandomenico fue eliminado por muchas razones: hombre culto, muy bien enterado de la situación política mundial, y con una manera propia y profunda de analizar lo que se estaba debatiendo en Venezuela, como país líder de la transformación planteada desde hace 180 años en Latinoamérica. Yo lo divisaba como un político con proyección nacional y más allá de nuestras fronteras. Lo del tiro en la nuca es profundamente revelador. Cumplida la orden macabra, los asesinos llegan y se van. De modo que el móvil nunca pudo ser un vulgar robo como salieron aquellos funcionarios de la policía a sostenerlo a pocas horas del crimen.

  11. A las pocas del crimen, Globovisión a través de su corresponsal en Mérida Benedetto, lanzó al boleo de que se trataba de un crimen pasional. Todo, sin duda, para empantanar aún más las burdas investigaciones que se llevaban a cabo, exactamente lo que luego se hizo con el hallazgo de los paramilitares en la finca Daktari del cubano agusanado de Robert Alonso, catalogado por Globovisión de montaje y de show (lo llamaron el "Alzamiento de los Paracachitos"), cuando todo el mundo sabía que los únicos que son expertos en tales laboratorios de mentiras eran y son los poderosos dueños de la Jineteras.

  12. Cuando Giandomenico asume una lucha frontal contra los altos jerarcas de la podrida iglesia venezolana, entra en el terreno más peligroso de la ultra-derecha. Es allí donde se encuentra el más obtuso, enfermizo y negro campo de los elementos de Opus Dei, que en Mérida ha fructificado con fuerza y terror. Y Baltazar Porras no es hombre de perdones ni de andar contemporizando con las verdades que día tras día se han ido descubriendo de esas actividades golpistas del fascismo en Venezuela. No es hombre con el temperamento ni la fortaleza para corregirse. Estuvo en Miraflores el día del golpe, se mantuvo firme al lado de la Coordinadora Democrática que mantenía a una virgen como estatua de la libertad en la Plaza de Altamira. Giandomenico era odiado por esa ala oscura de la reacción oligarca, por su cada vez más luminosa pluma, por su cada vez más comprometida posición al lado de la revolución bolivariana. Por su fino humor y su penetrante juicio analítico.

 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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