La desgracia de Chávez es que no tiene colaboradores que sepan defenderlo

También lo decía Bolívar: “mis amigos no saben defenderme”.

Chávez sólo cuenta con el pueblo, pero el pueblo al obedecerle con fervor también se auto-condiciona para evitar el caos, la desunión, y para que a la vez su dolor y sus penas no vayan a ser tomados como banderas por los enemigos, por la oposición. Este es un dilema que atenta gravemente contra el proceso. Chávez ha estado solo y sigue solo. Casi ningún gobernador o alcalde es realmente antiimperialista, anticapitalista. ¿Qué gobernador o alcalde ha salido a luchar por los Cinco Motores? ¿Cuál, alguna vez ha salido a explicar la idiotez mundialmente difundida por la prensa nacional e internacional de que nuestro Presidente es un “despilfarrador descontrolado de los gigantescos recursos del petróleo”? ¿Es que alguna vez les hemos escuchado a ellos decir algo contra la fulana “regaladera”? ¿Qué gobernador o alcalde ha salido a hablar sobre las miserias que impone RCTV? ¿Cuál de ellos le ha plantado cara al terror de Globovisión? ¿Quién de ellos está luchando contra los latifundistas? ¿Cuál, contra las malditas falacias sobre la supuesta ideologización de la educación? ¿Quién, contra las pertinaces calumnias y falacias que promueve la cúpula eclesiástica? ¿Cuál está realmente interesado por echar las bases del PSUV? ¿Quién de ellos está metido hasta los tuétanos en los barrios haciéndole seguimiento a las misiones, a la real conformación de los Consejos Comunales, monitoreando los problemas de la salud y de los Mercales?

Todos esos protuberantes silencios resultan capciosos, horriblemente peligrosos, porque incluso se sabe de gobernadores y de alcaldes “nuestros”, supuestamente embanderados con el proceso, que públicamente han llegado a decir que Chávez es un loco, que sí es verdad que anda regalando lo nuestro, que es autoritario, que dan pena sus discursos y que es vulgar, y que nos vive colocando en una posición de vergüenza permanente en el mundo. Tales posiciones son peores que los acosos que nos hace la ultra-derecha, y a la postre puede resultar para todos horrible y mortal, como le ocurrió a Allende.

El pueblo, pues, no cuenta con esta gente y dirige sus imploraciones hacia el Presidente, el único que le entiende y el único que le escucha. Entonces más allá de los permanentes peligros que representa contra nuestro proceso la amenaza de Estados Unidos, ma´sa allá de eso. Decimos, se encuentra, principalmente la pobreza moral y espiritual de la mayoría de la gente que Chávez tiene a su lado. En estado de una crisis brutal, qué podemos esperar de un gobernador como Ramón Martínez o un Didalco Bolívar; o el mismo Acosta Carlez quien acaba de decir una estupidez horrible de que: "¿Es que acaso nosotros los revolucionarios no tenemos derecho a tener una Hummer o un carro? Si ganamos plata, podemos hacerlo; ¿o es que hay exclusividad?”. ¿Cómo pueden compadecerse expresiones como éstas con las ideas de Chávez, quien ha sostenido que ser rico es malo? Caramba, para que un simple “revolucionario” pueda llegar a tener una Hummer tiene que robar, porque esa vaina cuesta más de 200 millones de bolívares (¿y acaso podrá esa vaina meterse en un rancho o habrá que construirle una mansión?). Tales idioteces no hacen sino alimentar la tesis de que este gobierno está inundado en un mar de corruptos. La lucha entonces, a la par que se debe hacer contra el frente imperialista hay que mantenerla contra los envenenados por el criminal sensualismo neoliberal, profundamente incrustados además en la administración del proceso bolivariano. O en definitiva, no estaremos haciendo realmente un carajo.

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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