O todos somos culpables o todos somos inocentes

("Además, sacando simples cuentas, más valen los derechos de muchos que los de uno." E. D.)

Marcos Luna

Lo que uno espera de alguien que ha vivido y esté lúcido es profundidad, en el tiempo uno aprende de la naturaleza humana porque uno se sabe no tan diferente al otro. El dolor, el amor, la envidia, casi todas las pasiones humanas se viven en nuestro interior de la misma manera, lo que cambia es la respuesta exterior. No todos reaccionamos de la misma manera al dolor de cabezas, pero el dolor es dolor en todos, más o menos intenso.

¿Quién no es capaz de asesinar a un ser humano? Todos somos capaces, basta con tener el estado de nervios adecuado; es suficiente con un dolor de muelas o un desengaño. No digas que de esta agua no beberé. Para uniformar eso, se escriben y se piensan las leyes, para regular esas reacciones, igualarlas como conducta, para que el respeto a la vida humana sea una exigencia de la sociedad para cada miembro de la sociedad, por encima de cualquier razón o excusa. Si se condena al Koki por todo aquello que dicen que ha hecho, sin un juicio justo, ese mismo barrio de la cota 905, junto a la Vega, José Félix Ribas en Petare, etc. tienen todo el derecho a condenar al gobierno por las atrocidades que cometen sus policías.

Hay algo aquí que se olvida fácilmente, y es que quienes tienen que respetar la vida por encima del resto de la sociedad son los que ejecutan la justicia, aplican las leyes, los responsables de garantizar los derechos humanos: el Estado y aquellos que lo administran. Al finado Oscar Perez, como el Koki, son objeto de la ley, así no la hayan violado son objeto de la ley, tienen y tenían derechos humanos; aun si el gobierno no la respeta, también se lo debe condenar y aplicarle la ley a su debido tiempo. Los gobiernos pasan pero las leyes siguen ahí; de eso se trata de poner a prueba los principios que las justifican, aplicándolas sin excepciones. Que se deben mejorar, es cierto, pero para civilizar, para mejor, no es posible que ahora volvamos a la Ley del Talión porque se haya exacerbado el terror que nos causa un loco como el Koki.

El koki es una representación de la violencia, pero pareciera que nadie conoce su propia capacidad de generar violencia. Cuando uno mata a alguien por celos no tiene mejores razones para ser perdonado que cuando uno lo hace como sicario por dinero, está quitando una vida. Tampoco es un atenuante decir que estamos en una guerra, como aquel personaje de Chaplin Monsieur Verdoux, que es condenado por asesinar a sus esposas para quedarse con sus fortunas pero en las guerras los países sí pueden exterminar a millones en nombre de la patria. El homicidio siempre es condenable. Un gobierno no tiene más derechos que el Koki para quitarle la vida a alguien, por eso se aplica la ley, por eso existe un Estado; O todos somos culpables o todos somos inocentes. No creo que haya humanos más humanos que otros. El humanismo aboga por el respeto a la vida condenando al homicida, pero el homicidio forma parte de la humanidad, no hay nadie que se escape de eso. Que haya unos más cobardes que otros pero igualmente indiferentes ante el dolor ajeno y la vida de otros; porque algunos no tengan las bolas para cometer un homicidio no los disculpa de su desprecio por la vida, de su indiferencia ante la muerte humana o pagando o incitando a otro para que asesine por él.

La ley está ahí para igualarnos en nuestras acciones, no juzga por efectos de impresiones subjetivas, por odio, o perdona por simpatías o compasión. Ese es el sentido general que tienen las leyes, ponerse por encima de las diferencias en defensa de la humanidad, de toda la sociedad.

Por lo menos así lo he pensado yo, que voy a cumplir 65 años y recuerdo como si fuera hoy como un policía de esos llamados cascos blanco mató a golpes a un pobre muchacho provinciano porque no tenía cédula de identidad y se rió de eso, y como en Petare, el 27 de febrero mataban a mansalva, con mucho más puntería que los Koki, a la gente que saqueaba, la guardia nacional y la policía; imagino que muchos de esos funcionarios todavía deben estar vivos y que no fueron ejecutados, que no se les aplicó el principio del maestro Eligio de "más valen los derechos de muchos que los de uno". ¿Acaso estos funcionarios tienen más derecho que el Koki, acaso son más humanos? En fin, a mi edad no me sienta tanto la hipocresía.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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