El lamentable caso de la médico cubana

La mezquindad humana

Todos conocemos la diferencia entre la vida y la muerte… Algunos seres humanos, apuestan a la muerte, se sintieron felices con la muerte de Danilo, varias veces festejaron la muerte de Fidel, gozaron cuando un paciente de la Misión Milagros le fue mal, pero no nombraron las miles de personas curadas de Venezuela como también del resto del mundo, ponen en Internet el palacio de Miraflores, marcando con una X donde deben tirar la bomba, le ruegan a Bush que mate a nuestro presidente, se visten de negro, Orlando ruega desde Miami por un francotirador, sabiéndose perdedores juegan a la abstención. Las miserias humanas florecen a veces con ciertos mensajes denigrantes, acompañados de reflexiones mezquinas de parte de ciertas personas, que jamás comprenderán el verdadero valor de la raza humana. ¿Qué logran con eso? ¿Se sienten realizados? Para la mayoría de nosotros, la reacción es todo lo contrario, nos produce una congoja y una vergüenza ajena que sólo nosotros conocemos. Hago esta reflexión por las palabras mezquinas de un personero de la oposición por lo acontecido a la valiente Doctora cubana, asesinada por un loco drogadicto. Él dijo, que nuestro presidente mejor se preocupara de los venezolanos que mueren día a día en manos del hampa, en vez de preocuparse por los médicos cubanos. Esas palabras nos ayudan a reflexionar y pensar muy seriamente: ¿Con armas como ésta, piensan vencer a nuestro presidente? Es lamentable esta actitud. Pero gracias a la providencia, los que apostamos a la vida, somos muchossssss massssss Existen muchos compañeros a los que les corre por sus venas la verdadera solidaridad, compañeros que luchan contra la injusticia de la mano de los excluidos de siempre. Compañeros que apuestan por la igualdad… la siempre negada. Personas de carne y hueso, que acarician las manos callosas del obrero, que saben de los padres de familia con sus cabellos canosos a edad tempranera, por las preocupaciones de llevar el pan para sus hijos todos los días, del llanto a escondidas, de los explotados de siempre, los esclavos infinitos. Ellos son mis hermanos, los que saben que nuestra historia en América, fue escrita con sangre de parte de los que se fueron, como un día me dijo un compañero por ahí: “Fue construida con tanta gente excelente que se nos fue, justamente por eso, por excelente. Tantas muertes vi, tanto me asombre, tanto no entendí. Y sigo sin entender pues es tan bonito el ser humano, son tantas, tanticimas, sus posibilidades, que entender el hambre, la miseria, la injusticia social y cualquier proceso que sea excluyente, entender esas desgracias no es posible. Sólo las entiende quienes no creen en esas excepcionales posibilidades del ser humano. Del ser humano que da, del ser humano que descubrió el valor de dar en vez de recibir como dice José por ahí” (Gracias compañero ODO). Compañera cubana, donde te encuentres, perdona la barbarie… Yo sé que estas volando con los vientos por tu isla tan amada… Sólo recuerda donde estés… los ojos de agradecimiento de los niños bolivarianos, Aquéllos que fueron acariciados con tu ternura. Regresa con la brisa compañera… Porque tú sabes como nosotros, que nuestra tristeza… no tiene fin


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José Varela El Charrúa Latinoamericano


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