A propósito de ser ciego

“Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas”

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" es una afirmación temeraria, porque reduce la historia hasta una sola circunstancia, en una sola acción, en un mandamiento que sólo tiene como fin la aplicación de la voluntad de alguien o de un grupo, aunque por las razones de la propia historia, ese grupo fuera minoría en la totalidad de voluntades que conforman la praxis política y social ante un hecho determinado.

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" es una aseveración que demuestra una gran inmadurez política, porque sólo genera mayor confrontación. Es una construcción semántica que nunca pudiera llamar a la paz, porque la paz no se construye con armas, sino con diálogo, y el mejor diálogo en los sistemas democráticos son las elecciones libres y justas, donde todos los potenciales electores puedan con ese voto, ejercer sin restricciones, amenazas ni imposiciones, la esencia de su pensamiento, el espíritu de su voluntad, su libertad como ser.

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" son infelices palabras porque niegan que la mayoría de ciudadanos que integran un país son civiles. Que las armas están en manos de militares, y que éstos sólo deben usadas para defender la soberanía del pueblo, pero nunca para apuntarlas contra ese pueblo. Ante ello, bien decía Bolívar, "maldito el soldado que vuelva las armas de la República contra su pueblo".

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" revela una profunda patología guerrerista, orientada hacia la destrucción, que sólo busca el asesinato y la muerte como forma de amedrentamiento político. Quien construye tal frase discursiva tiene una prosopagnosia sobre las realidades tanto históricas como sociales, porque al parecer sólo comprendió del fascismo, el nazismo y el estalinismo que la sangre es el único saldo que dejaron los sistemas de hegemonía política y militar en el siglo XX, razón por la cual, quien conjugue tal "posibilidad", lo menos que le importa es la vida de un pueblo.

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" no es una simple amenaza. ¡No! Es el pensamiento que destila sobre quienes al no poder ejercer un liderazgo sobre la población porque perdieron el respeto y la credibilidad, no les queda más alternativa que intentar imponer su férrea voluntad, aunque esa voluntad convierta al país en un mar de sangre.

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" es una construcción lingüística que en boca de quien la pronuncia es la cima del paroxismo de la violencia. Cuando alguien expresa que desea imponer su voluntad con las armas, es un ser sin ataraxia, porque su composición biológica y mental sólo han encontrado en el odio y la diatriba fratricida el único camino que les produce placer, aunque ese "placer" sea sobre el sufrimiento y el dolor de una mayoría.

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" es la máxima de rechazo contra los valores y sentimientos de amor, benignidad, solidaridad, respeto y tolerancia. En semejante pensamiento se pretende construir una amalgama de terror mental sobre quienes difieren en el uso de las armas como medio para imponer doctrinas o regímenes políticos totalitarios.

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" es la bazofia ideológica de quienes cuales anticristos, no les importaría volver a crucificar a Jesús, sí esa fuera la acción que tuvieran que concretar para imponer su "voluntad". O sea, quienes pronuncian tal deformación pensativa aunque fueran ateos, serían capaces de pactar con el demonio para alcanzar sus "propósitos".

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas" es una sintaxis propia de aquellos que ante la imposibilidad de mantenerse en el poder con los votos, sólo les queda la inconstitucionalidad, la represión, el chantaje, la amenaza y la guerra como única forma para intentar imponernos su voluntad totalitaria ante la voluntad patriótica y democrática de quienes nos consideramos hijos de Bolívar.

"Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con las armas". ¿Lograrán imponer al pueblo semejante barbarie? A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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