No más uniformados para resolver la inseguridad

La niñez infunde el concepto de ser una etapa llena de buenos y válidos anhelos de vivir y disfrutar de la vida, una aspiración de extraer de la existencia lo sobresaliente o importante de ésta.

Hasta los niños más pobres están a la expectativa de algo maravilloso que va a llegar para ser colosales, gigantes y… no gorgojos.

Mientras todo eso sucede en sus cabecitas, paralelo a ello, los problemas de la vida de los adultos les van modelando de forma negativa su concepción de la vida. La maravillosa espera y el dulce sueño de ser adultos, independientes y grandes, tan sólo no pasa de ser eso…UN MARAVILLO SUEÑO.

Los cambios “no tan bruscos” de reacción -ante la observación de dificultades existentes a su alrededor- se van dando en silencio preocupante. Ese sueño hermoso de ser grandes también puede pasar de un extremo a otro. ¡Allí comienza el peligro!

Según investigaciones realizadas por Gregory Zilboorg, (Psicoanalista ruso-ucraniano e historiador de la Psiquiatría dentro de un contexto sociológico y humanístico) ciertos niños y niñas juegan en sus fantasías matinales con la representación de que están muertos y sus padres los echan de menos ahora que ya no están, los extrañan y los lloran.

El mismo autor explica, a través de innumerables casos citados, cómo esas reacciones son propias de niños que están pasando por serias dificultades y ésa es la forma de representar su infelicidad.

Las preocupaciones de los padres, sus frustraciones y hasta sus estallidos son observados por el niño y a su vez este mismo niño es víctima de reproches despiadados concibiendo en su mente “que no lo quieren”. La venganza, el suicidio, la fuga del hogar y hasta el asesinato, posiblemente, son engendros del maltrato en su entorno durante la niñez.

En consecuencia -por datos suministrados de estadísticas serias, por investigaciones muy bien realizadas de expertos en el área y por las tesis lo suficientemente conocidas de relevantes estudiosos de la Psiquiatría Infantil- se puede asegurar y apostar que no es con más uniformados o policías que se van a combatir los problemas emocionales y los equívocos de alguna porción de nuestra sociedad, insegura cada vez más.

El planteamiento anteriormente expuesto se continúa nutriendo con la tesis sostenida por el consultor jurídico del Ministerio Público de Venezuela, Rafael González Arias, cuando expone, cito: “Una sanción penal que no tiene un efecto preventivo es una sanción injusta e innecesaria, sobre todo en el marco del Estado democrático, social y de derecho, y en el marco de una sociedad que intenta superar la violencia institucional y social. Cada vez que terminamos enviando a una persona a la cárcel, habría que pensar si esa medida tiene un efecto preventivo o no”.

http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/ciudad/parroquias/fiscal-llama-a-prender-alarmas-ante-los-crimenes-a.aspx#ixzz3CvZY1yPY

Se cree que es en este aspecto -y tarea a su vez como lo es la prevención- en lo que la otra porción de la sociedad sana debe concentrar su atención. Lamentablemente las estadísticas de asesinatos, hasta donde se conoce, no incluyen estudios previos de la psicología de los transgresores, por lo que se conoce en Venezuela no existe la prevención focalizada en poblaciones de alto riesgo.

La fiscal general Luisa Ortega Díaz llama a “prender las alarmas”. En relación con ese aspecto permítame -con todo respeto- informarle que el pueblo venezolano las tiene encendidas desde hace bastante tiempo y de allí el motivo de las quejas, de la angustia desbordada y manifestada de mil maneras, de la tristeza ante la impotencia y la incertidumbre ante la posibilidad de ser la próxima víctima.

En ese mismo orden la fiscal Ortega Díaz expresó, cito: “…Nosotros también vemos desde el Ministerio Público esta violencia. Voy a mencionar dos casos: uno ocurrido en Caracas (un joven da muerte a sus padres, luego hiere a su novia y se suicida) y en Cojedes (un hombre mata a cuatro mujeres, tres adolescentes, y finalmente se suicida en la celda)”, expresó la fiscal. Señora fiscal, con mucho respeto le recuerdo que la cifra es mucho más alta.

En realidad la mayoría del pueblo venezolano no somos el problema pero, si somos parte de él porque somos víctimas y blanco seguro de antisociales y/o enfermos de esquizofrenia, en sus diferentes formas, con uniforme o sin uniforme, aún estando en nuestras propias casas.

Unos han visto, otros han leído e innumerables de desafortunados han sido víctimas -y todos observan con singular asombro- cómo uniformados roban carros en la autopistas, cito: “…En menos de 24 horas fue reportado un segundo caso de robo de vehículos en la autopista Francisco Fajardo, en el cual la víctima reporta que el hecho fue cometido por hombres que vestían uniformes verdes, botas negras y chalecos que los identificaban como funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana. El segundo caso ocurrió también la noche del 4 de septiembre y se prolongó hasta la madrugada del 5 de septiembre”, fin de la cita.

¿A alguien se le ocurriría pensar -despojándonos de la indignación- que esos funcionarios tuvieron una infancia feliz? Verdaderamente…ellos fueron, en su momento, potenciales pacientes de Psiquiatría infantil. ¿Habrá un equilibrado orden entre sus necesidades básicas cubiertas, porque tienen un empleo, y los antivalores que los hacen formar parte de las estadísticas?

Se cree debería existir en los sectores más vulnerables, de los Programas Sociales de Barrio Adentro, profesionales en el área de la Psiquiatría Infantil que indaguen sobre los estados de ánimo de los niños, niñas y adolescentes y en consecuencia actúen sobre el terreno y a tiempo, durante la niñez no después. Después lo que les corresponde es cárcel.

Se pudiera considerar la probabilidad -en los sectores más vulnerables- de poner en práctica un registro que hacen a ciertas personas menos precavidas que la mayoría para los peligros y por lo tanto más propensos a sufrir vicisitudes. Un profesional acreditado de la Psiquiatría Infantil dedicado a tiempo completo en los Barrios, no cualquier voluntario de Consejos Comunales, sabrá qué hacer en esos casos.

Esos potenciales pacientes de la Psiquiatría infantil en su tiempo de niñez y de un Programa de Salud mental después de creciditos no dan la impresión, en su adultez, de ser anormales. Si, eso dije, anormales porque se apartaron de la norma -no se está hablando de discapacidad.

No hubo en las vidas de esos niños de ayer ni en los niños de hoy alguien que descubriera y/o diagnosticara su infelicidad durante la niñez, y de esa manera actuar con la prevención.

En total acuerdo con el señor Rodríguez Torres, Ministro del Interior Justicia y Paz, cito:“Nos metieron en la cabeza que la inseguridad se resuelve con más policías”, http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/ciudad/parroquias/fiscal-llama-a-prender-alarmas-ante-los-crimenes-a.aspx#ixzz3CvC5Be1b

¡Por supuesto que no Ministro! ¡Ni con más policías! ¡Ni con más funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana!

Pero… ¿Qué hacemos con los actuales y potenciales pacientes de Psiquiatría Infantil en su época de niñez? ¿Privarlos de libertad y de inmediato darles libertad condicional? ¿Pagar una multa con cantidades irrisorias o risibles? De antemano se sabe que al salir recuperarán su dinero en un día o medio día.

¿Qué hacemos?...¿Perdonarlos porque pertenecen a un determinado cuerpo de seguridad y el descrédito del mismo no conviene? O… ¿Mandarlos para Cuba a cumplir un tratamiento de sanación mental?...

Recordemos que el Inca Valero, boxeador venezolano, al regresar de Cuba asesinó a su esposa y a los muy pocos días se suicidó.

En ese caso, bien conocido por todos, se evidencia la desidia por parte de las instituciones públicas venezolanas porque el boxeador era reincidente en conductas agresivas. Se ha podido hacer muchísimo más: antes, durante y después de su estadía en Cuba.

Todas y cada una de las anteriores posibles alternativas, para salir del laberinto, no son nada sencillas después que se deja el agua correr. La convicción en la prevención -a través de los beneficios y bondades de programas psiquiátricos infantiles, a tiempo- es altamente probable que de muy buenos resultados.

Es por eso que la solución pasa por la prevención, a través de las ciencias de la salud, muy específicamente, a tiempo. Parece una simpleza el planteamiento pero quien tenga un hijo o hija en la cárcel sólo recuerde y respóndase a sí mismo ¿Cómo fue el trato hacia ese niño? La respuesta nunca debe ser “se lo dimos todo” o “éramos muy pobres y no le dimos nada”

De antemano se sabe que dárselo todo a un niño o, en su defecto, negárselo todo no es respetar y tratar bien a ese niño. El equilibrio en cada una de nuestras acciones como padres y/o madres debe ser nuestro norte.

Al hablar de equilibrio va implícito el enseñar valores a nuestros niños a través del ejemplo no sólo con palabras. Bien es sabido que los valores no se enseñan con tiza y pizarrón desde un aula de clases.

Lamentablemente, de la enseñanza de valores saben muy poco algunos padres y madres con infinidad de carencias de todo tipo, tanto en los sectores más desposeídos como en los más pudientes.

Algunos, en su justa lógica del pensamiento, se pudieran preguntar, entonces… ¿Por qué en los datos estadísticos no se percibe incidencia de asesinatos y suicidios en la clase pudiente?. Es tema álgido para otro artículo y sobre eso hay bibliografía muy extensa.

“¿Cuánto vale un Juez?” es un muy buen libro que nos clarifica el escenario pasado y actual de la Venezuela insegura, peligrosa y violenta de estos tiempos, cuyo autor es el Diputado de la Asamblea Nacional William Ojeda. Como venezolanos da dolor corroborar que la vigencia de ese libro lo que hace es crecer.

Retomando el planteamiento inicial -sobre la necesidad de la prevención- se pudiera asegurar que hacia allá, se considera, debe ir dirigido inicialmente el Plan de entrenamiento para padres y madres en la formación de sus hijos.

Si por lo simplista -del Programa o Plan de entrenamiento- no se aborda el acompañamiento de los padres en la crianza de sus hijos la prevención se pierde en el tiempo y en la distancia.

Como bien sabemos, ni el tiempo ni la distancia son infinitos en el momento de ser víctimas de personas enfermas con problemas emocionales y/o psiquiátricos no resueltos. Es por tal motivo que el problema es de toda la población sana.

¡Hagamos algo! Se cree que el Ministerio de Educación conjuntamente con el Ministerio de Salud, ambos, pudieran hacer mucho, muchísimo más, en un trabajo conjunto en los Barrios más desposeídos de la ciudad de Caracas, en especial, y no precisamente por ser la capital de Venezuela.

Según estudios realizados, recientemente por diferentes organizaciones, Venezuela ocupa los primeros lugares de las ciudades más peligrosas, más violentas y más inseguras del mundo, ver más en:

1.- http://aristeguinoticias.com/1701/mexico/las-50-ciudades-mas-violentas-del-mundo-en-2013/



2.-http://aristeguinoticias.com/0702/mexico/las-50-ciudades-mas-peligrosas-del-mundo-9-son-mexicanas/



3.-http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/las-ciudades-mas-inseguras-del-mundo-1396992166



4.-http://saladeinfo.wordpress.com/2014/01/16/caracas-es-la-segunda-ciudad-mas-peligrosa-del-planeta-2/



5.-http://peru.com/actualidad/internacionales/cuales-son-20-ciudades-mas-peligrosas-y-violentas-mundo-noticia-212826



6.-http://www.infobae.com/2014/08/30/1591267-las-10-ciudades-mas-seguras-y-las-10-mas-peligrosas-del-mundo

Señores de los diferentes cuerpos de seguridad de Venezuela, de antemano se sabe que la bomba atómica deja impasibles a miles de personas; a otras las ha llenado de espanto.

La bomba atómica y las películas de terror no son tales películas de ficción. Ambas son el día a día en nuestra existencia y ya constituyen parte de nuestro ambiente, están presentes en el día y en la noche en nuestra Venezuela.

El dejar hacer, la falta de capacidad de respuesta rápida, entre otras cosas y otros acontecimientos, todos ellos juntos sirven de contraejemplo a los pacientes. Estos empeoran, se enmarañan, se les imposibilita presentar conductas novedosas y positivas.

En conclusión no se debe pasar por alto que “…la felicidad o infelicidad de los niños, su firmeza o inseguridad, su satisfacción o su descontento derivan de la relaciones que mantienen con sus padres. La actitud consecuente, acogedora, aprobadora, afectuosa de los padres, produce niños felices, seguros, fundamentalmente satisfechos”.

Brown.

Ver más del suicidio en: https://www.google.co.ve/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#nfpr=1&q=Resnik,+H.+E.+L.+P.+Suicidal+Behavior:+Diagnosis+and+Management.+Boston,+Little,+Brown+and+Co;+1968&spell=1

Es muy probable que los padres y madres de nuestros Barrios más desposeídos desconozcan mucho o todo de la ideal formación para sus hijos y, si lo han escuchado…con frecuencia ¡no saben cómo abordarlo! y/o pensarán erróneamente que no pueden hacerlo porque no tienen dinero.

De allí, la sospecha acerca de la importancia en el acompañamiento para iniciar la prevención.



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Lesly Hidalgo


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