El pasado 24 de marzo se cumplió un año más, de la desaparición física de nuestro pastor y mártir monseñor Arnulfo Romero, en la ciudad de San Salvador, República del Salvador en Centro América. Monseñor Romero, fue víctima de los escuadrones de la muerte, que actuaban en el Salvador, en los años 80, como parte de la política represiva diseñada por el departamento de estado norteamericano y aplicada por las fuerzas armadas de ese país, para ahogar en sangre la lucha del Pueblos. El evangelio comprometido con los pobres y desposeídos, de Romero, fue considerado subversivo por la derecha salvadoreña y el imperialismo, pecado capital, lo que le valió la condena a muerte ejecutada por sicarios del partido arenas de ese país. Hechos hasta hoy impunes, por los tribunales del Salvador y que continuamos clamamos por justicia, para que florezca la libertad.
A la luz de estos acontecimientos, se plantea impostergable que el Estado de la República Bolivariana de Venezuela, aclare ante el mundo, la participación del Estado venezolano, en el genocidio y represión contra el pueblo Salvadoreño, durante el Gobierno del Demócrata Cristiano Luis Herrera Campin (hoy ya fallecido), y de su inefable cónsul, el comunicador Leopoldo Castillo, esté que desde hace once años ejerce el terrorismo mediático, en el canal Globovisión, contra el pueblo. Este terrorista tiene una acción sostenida con premeditación y alevosía contra el estado venezolano desde los sucesos de abril del año 2002, sin que justicia alguna se ejecute.
Hoy todos los fieles y creyentes solicitamos, al Estado de la República Bolivariana de Venezuela, la apertura de una investigación y se desclasifiquen los documentos de la cancillería y se establezcan las responsabilidades a que haya lugar, haciendo especial énfasis en la participación del ciudadano Leopoldo Castillo. Esta afrenta a la dignidad del pueblo venezolano y la humanidad entera, debe ser saldada para que el alma de nuestro pastor Arnulfo Romero descanse en paz y todos los fieles y creyentes no solo de Venezuela sino del mundo reivindiquemos la justicia de Dios en la tierra.
Luis Salazar / Comunicador comunitario
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