Hoy es preocupante observar cómo una gran mayoría de la población en general en la humanidad, tiene una concepción errada, desnaturalizada e inadecuada de la vida en pleno siglo XXI. Y es que en estos momentos, consideramos, que la población mundial está sumergida en una disputa cultural en distintas Sociedades Occidentales, Anglosajonas, Asiáticas, Africanas, Latinoamericanas, Orientales y Eurasia, estamos viviendo un fenómeno cultural llamado la “Post-modernidad”. Aunado a este fenómeno socio-cultural, debemos tener en cuenta la propuesta de la agenda 2020-2030 del Foro de Davos, organización de un grupo de banqueros, empresarios, multimillonarios y políticos, entre otros, que coinciden con la misma filosofía occidental, es decir, es la agenda de los ricos y de las élites, que apenas representan un muy pequeño porcentaje de la población mundial.
Este grupo de Davos, está influenciando a la humanidad con la finalidad de ejercer un control de un nuevo orden mundial por parte de ciertas sociedades provocando un verdadero choque de civilizaciones, como lo llamó el politólogo Samuel Humtington (1999). Es evidente, que este choque que está en desarrollo actualmente, de diferentes civilizaciones, será debido a varios factores como el político, religioso, social-cultural, y ahora el factor tecnológico. Factores y mecanismos que traen como consecuencia a reducir una tercera parte de la población mundial y, así mismo garantizar los privilegios de diferentes élites, de diferentes bloques.
Pero mi tesis, es que es el factor cultural y religioso, son las variables determinantes en la batalla cultural, ya que las causas que han originado esta batalla se produce a partir de todo un constructo social científicamente estudiado y orquestado por una élite creando una estratagema de ingeniería social, donde en
la sociedad influye una música inconveniente (como el género del regueton, entre otras), el estilo de vida vanidoso y superficial, una competitividad negativa y exacerbada, un vocabulario vulgar y soez de la juventud, la licencia que se da el propio individuo al consumir drogas, los programas y series de televisión que inducen a comportamientos y modas impuestas, así como el daño que hace la pornografía a la familia, niños, niñas, jóvenes y matrimonios, y la oscuridad de la corrupción pública y privada.
En el desarrollo de la postmodernidad se rinde culto a la ciencia y a la tecnología, ahora se aprueba y legitima el aborto, se aprueba la eutanasia, se formalizan y se legitiman los grupos de ideología de género (lgtbq), ahora surgen también los transgéneros, quienes quieren hacer ver que existe un tercer sexo, cuando sabemos que no es así.
Así mismo, se pone de moda la pedofilia, y en algunas sociedades han querido legalizar las relaciones de adultos con niños. Aunado a esto, hemos estado viviendo una nueva época de la trata de personas, la servidumbre y la esclavitud moderna, y ahora la esclavitud tecnológica, la cruel venta de órganos
de seres humanos, así como hemos visto el flagelo continuado y la nefasta organización del narcotráfico, que ha logrado socavar las sociedades, con violencia generalizada, hasta el punto de afectar severamente la psiquis de las personas enfermando, cada vez más, a las sociedades y creando un culto a la maldad y a la muerte.
Ahora bien, es sobre la Reserva Moral sobre la cual hoy quiero hablar, en medio de esta batalla cultural de valores y antivalores, como humanista es menester señalar que soy un ciudadano que aboga por los derechos pro vida, es decir, apoyo todo lo referente a la libertad y a la vida, esa libertad de vivir una vida saludable, todo lo contrario con el libertinaje que es una actitud desenfrenada de la vida, tergiversando los valores y haciendo creer que lo bueno es malo, y que lo malo es bueno.
En este sentido, reconocemos que existe un grueso sector de la humanidad que no aceptamos tales depravaciones de las sociedades, lo cual pareciera que fueran señales apocalípticas, como por ejemplo la promoción del Grupo de Davos de crear una Ley Mundial Contra la Pandemia, que evidentemente es para ejercer un control social sobre la humanidad. Es por eso, que hago la reflexión de mantenernos firmes en los valores, códigos y principios de la buena vida, la vida saludable, la espiritualidad, los valores cristianos y mantener en nuestras mentes y corazón lo bueno, lo agradable, pensamiento de bien, fomentar el bienestar mental, emocional y espiritual, y los invito a declararnos la reserva moral de la humanidad.
Finalmente, es importante recordar que es con la política, con la buena política que debemos combatir esta batalla cultural, con más ética, con más ciudadanía y más espiritualidad, pero sobre todo con la política como herramienta, como ciencia, defendiendo a toda costa los derechos pro-vida del ser humano, y convirtámonos en esa reserva moral de la sociedad venezolana y latinoamericana, reserva moral que seguro estará por encima de los valores europeos y los norteamericanos y de otras civilizaciones. Recordemos este versículo de la Biblia que dice: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. En esto Pensad: Por lo demás, hermanos. Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Filipenses 4:7-8
*Abogado, Especialista en Derecho Laboral,
Diplomado en Derechos Humanos y Lopnna,
T.S.U en Teología, y en formación de Politólogo en la Universidad De Los Andes, Mérida-Venezuela.
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