Cuento o Razón

¿Por qué la gente se ofende si lo llaman perro?

El tiempo se pone como para llover y hasta se oyen truenos, pero el aguacero aún no encuentra el sendero que lo conduzca al pueblo de la Tacarigua de Margarita, que, a pesar de todo, aún conserva unos agricultores que en forma romántica cultivan la tierra y se benefician de su benevolencia.

El periodista Juancho Marcano, no quiso ir a su pequeño conuco porque el látigo del estío que castiga a las plantas, es el mismo que a él lo azota y no quiere sufrir y entristecer por las actitudes sedientas que muestran esos seres vegetales.

Por eso el reportero se quedó regando y limpiando las matas de helechos y las calas que, a pesar de todo, aguantan con cualquier poquito de agua que se le puede suministrar a través de un pequeño envase. Mientras tanto el perro Pipo, vigilaba al gato Rocky que, en una actitud sospechosa, miraba fijamente a unos Potocos (Palomitas maraqueras), que caminaban por el jardín, a lo mejor comiendo cualquier semilla de esas que a ellos les gusta.

El periodista mientras regaba las matas iba sumido en sus pensamientos y en esos instantes, Pipo lo observó y dejó que terminara dicha tarea para abordarlo y conversar con él, como en efecto así fue. Por eso, señaló: "Juancho, no sé, porqué ustedes los humanos se enrollan por cualquier tontería y hasta discuten y no se ponen de acuerdo y hasta se llaman de todo, e incluso, y lo cual no sé, se llaman perro, y se molestan, y eso ¿por qué Juancho? ¿Tú que piensas al respecto?"

El reportero que aún le faltaba una mata de Cala por regar, paró el proceso y observó detenidamente a su perro, y después de haber pensado, apunto: "Mira, Pipo, en verdad no entiendo, pues un perro es un ser fiel y leal, no es traicionero, no es embustero, no es hipócrita, no es jactancioso, no es grosero, no es chismoso, no es envidioso, es querendón y perdona. Por eso más bien creo, que no debiera ser ofensa llamar así a una persona, porque ojalá que muchas personas se comportaran así como ustedes, pues el mundo sería mejor. Pero en verdad no sé el por qué la gente agarró la costumbre de ofender a otros, llamándolos perros".

El perro Pipo escuchó atentamente la explicación y no se pudo ampliar, porque el amigo Evaristo, llegó buscando a Juancho para que le prestara un azadón, porque el de él se había roto, por la dureza de la tierra que ha dejado la sequía.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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