El profeta Enoc

Las llanuras venezolanas están pobladas de mitos y leyendas que las
llenan de colorido, además son plenas de muchos acontecimientos que
las convierten en temas de conversación por generaciones y un tema que
no se aparta de estas características es el paso del Profeta Enoc por
las tierras de Apure en tiempos de Juan Vicente Gómez, en la segunda
década del siglo XX.

Era un hombre que según decían tenía cara de santo y había aparecido
atravesando la frontera y la gente había comenzado a mencionar los
diferentes milagros que supuestamente el tipo realizaba.

¡Es un enviado del cielo! ¡Es el hijo de Dios! ¡El Juicio Final se acerca!
Todas las personas que lo seguían le daban dotes divinos y como en
esos tiempos en las llanuras se presentó un verano muy fuerte en donde
ardieron las tierras y por todos lados se veían las tierras resecas,
ardiendo y inundadas de humo.

El sol parecía un tizón de los rojo y la luna parecía un pedazo de
sangre, los ríos se secaban por el calor, ya no quedaban ni caños, ni
lagunas.

Era trágico ver como el ganado se moría de sed, el cielo estaba
poblado de humo y lluvia de ceniza y las quemazones llenaban las
llanuras.
Muchos comentarios traía el transitar del Profeta Enoc, como fue conocido..

Según contaban tenía poderes y curaba tanto a las personas como al ganado.
Ya una multitud lo seguía, alabando sus milagros.

¡Revive los muertos! ¡Diez naciones se acabaran en candela! ¡Su ropa
blanca nunca se ensucia, a pesar de la ceniza que cae del cielo!

La gente abandonaba sus hogares, sus hatos, sus familias por seguirlo.

Muchos dejaban sus bienes para seguirlos. Los tiempos eran duros y la
candela avanzaba por la llanura y el humo y la ceniza tapaban el
cielo.

La leyenda y el mito compañeros de la sabana traían el eco de voces.
¡Donde llega el Profeta Enoc todo cambia!

Era tanto la fe de las personas por el personaje de cara de santo, en
unas llanuras abarrotadas por las guerrillas en contra del gobierno de
Gómez.

Los hombres de Maisanta, de Alfredo Franco y de Arévalo Cedeño
recorrían las sabanas en rebeldía contra el gobierno.

Maisanta; cuentan; que una vez lo vio cuando se dirigía a Guasdalito y
al ver la multitud y enterarse que era el tan mentado Profeta Enoc
exclamó:

¡Que profeta del carajo, esa gente es la que necesitamos para la
Batalla de Periquera!

Pero el Profeta Enoc, no se quedaría en silencio al ver el caudillo
guerrillero, exclamaría:
¡Ese es el ángel enviado de la muerte!

¡Ese hombre es un engendro maldito!

También el iluminado se encontró con Arévalo Cedeño, que estuvo a
punto de pasarlo por las armas cuando el Profeta les indicó a sus
hombres que se arrepintieran.

Pero solo el Profeta Enoc podía atravesar esas tierras conduciendo su
gente, atravesando las llanuras encendidas, con un humo abrasador y
con una inundación de gusanos que acababan con las pocas matas que
respetaba el fuego.

Fuera de la gran cantidad de gente que seguían al hombre, contaba con
12 acólitos , los discípulos como el Carpintero de Belén.

Se decía que gracias a la llegada milagrosa del profeta, habían sido
liberados de esclavitud en el Departamento de Boyacá en Colombia.
Todos llevaban el nombre de José.

Los discípulos en un pasado eran bestias de carga, siempre en eterna
borrachera con una fea callosidad que les cubría la espalda,
aparentando que cargaban un pesado fardo encima.

El Profeta Enoc había expiado sus pecados y como se acerca el Juicio
Final la presencia del "santo" les protegía.

Las personas que lo vieron lo describen como un hombre de 65 años de
edad, de constitución y estatura mediana , de piel curtida por el sol,
de cabello a la altura de los hombros y de poblada barba.

Su túnica era blanca más abajo de las rodillas, amarrada a la cintura
con un cordón de seda, calzaba sandalias de cuero. Con esa
indumentaria tenía un aspecto místico, salido de un relato bíblico.

Se llego a comentar que su verdadero nombre era Laureano Marquez,
nacido en Mérida Yucatán de la República de México y que tenía un
hermano de nombre Elías, que predicaba el mismo mensaje en la otra
mitad del mundo.

Buscaba los caminos más escondidos, se cuenta que era un hombre
huidizo y evasivo hasta en su manera de responder cuando las personas
le abordaban para preguntarle sobre un tema, pero con una actitud de
superioridad.

Arriba a Guasdalito una mañana de mayo del año de 1921, por el camino
de La Manga del Río, que se había convertido en un mundanal de gente
que quería conocer al hombre. Solo pedía fruta para comer.

Donde se detenía mantenía una hoguera día y noche, la gente
comentaba que no se veía cuando pasaba las lagunas y ríos, predicaba
grandes desgracias; epidemias y plagas; además de atribuírsele
milagros y sanaciones.

La leyenda narra que mucha gente pudiente que fue sanada, dejaron
fortunas para seguirle por la salvación de su alma.

El Profeta se había convertido en un problema tanto para el gobierno
de Gómez como para los grupos insurgentes, ya que medida que
avanzaba en su transitar por el Alto Apure sumaba adeptos de
diferentes clases sociales, que se encontraban afectadas por el feroz
verano que asolaba esas tierras, que causaban estragos tanto en las
cosechas, como en el ganado que morían irremediablemente.

Enoc le ordenaba a la gente que se arrepintiera, que se acercaban
grandes desgracias para la humanidad y la segunda venida del Mesías y
el Juicio Final.

De pronto comenzó a decaer el interés de las personas por el Profeta y
se dice que fue detenido por emisarios del gobierno y lo enviaron a
Trinidad bajo el compromiso de no regresar.



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José Rosario Araujo


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