Entre los movimientos insurgentes contra el imperio español en Nuestra América tenemos el levantamiento de los Comuneros de los Andes en 1781, cansados de los tributos e impuestos del gobierno colonial.
Los Comuneros del Socorro en la Nueva Granada extendieron su influencia hasta la región de nuestros Andes venezolanos.
Los altos tributos y nuevos impuestos duplicaron los derechos de alcabala, sobre el tabaco, el chimo y el aguardiente, además de un nuevo proyecto de catastro produjo más descontento en el pueblo y el ejemplo de los sucesos del Socorro en Nueva Granada, sirvió como ejemplo.
El Alcalde de San Antonio y un grupo de gente del lugar establecieron contacto con Manuel Cáceres, quien desde Pamplona había llegado al Rosario de Cucuta, se reúne con él y lo invitaron a pasar a Venezuela.
Existe como antecedente lo que ocurrió el 22 de julio de 1779, cuando el Cabildo de La Grita realizó un escrito como respuesta de nombre "Los Lastimosos Lamentos" , a las nuevas instrucciones para la recaudación y cobranza de nuevos impuestos.
El alto impuesto del cacao no correspondía a su bajo precio y el impuesto del ganado eran ruinosos por lo desproporcionado.
Los habitantes de La Grita y Bailadores publicaron un agravio contra el Delegados de la Hacienda Real, José de la Trinidad Noguera, pidiendo su destitución.
En esa reunión se oyen gritos de " Viva el Rey y muera el Gobierno".
Las tropas de Maracaibo son enviadas para contener el tumulto y se condenó a los dirigentes Marcos Guerrero y Matías Márquez a un año y sus meses de destierro en contorno de ocho leguas de La Grita y una multa de 50 pesos por haber gritado " mueras al Gobernador".
En San Antonio el alcalde junto a dos oficiales, Silvestre Carnero y Miguel Suárez con su grupo depusieron al alcalde de San Cristóbal.
Una partida de Capacheros se les une y avanzan hacia La Grita, allí es reconocido como Jefe, Juan José García de Hevia, que organizó la gente descontenta por los tributos, en Bailadores eligieron una horca y un botalon para amenazar de muerte a sus enemigos.
El 24 de julio la insurrección llega a Mérida, convirtiéndose rápidamente en el centro de la rebelión, con todo y que ya en la ciudad existía un foco clandestino.
Una gran cantidad de gente armada de piedras, palos y machetes habían pasado por Lomas del Viento, Capacho y Rubio.
En los díaz anteriores había el alzamiento pasado Bailadores, Estanques, Lagunillas, Acequias, Pueblo Nuevo y Ejido.
En Mérida los esperan a sus afueras 1.500 personas para unirse a ellos, dando Vivas a la Virgen del Socorro, al rey y Mueras al Gobierno en una asamblea aprueban las capitulaciones de Zipaquirá y eligen a Francisco Antonio Uzcategui como Capitán General.
Las primeras medidas tomadas fueron la anulación de los impuestos y la libertad de destilación de aguardiente.
El clero se opuso y exhortaron a sus feligreses para que depusieran su actitud y fueran sumisos con su rey, pero la gente no les hizo caso y la nobleza criolla, se recluyeron en sus mansiones o abandonaron la ciudad.
Los altos funcionarios de la Real Hacienda fueron detenidos y embargan los bienes de los adversarios , para el gasto de los insurgentes.
El 25 se nombran cuatro Capitanes que reciben instrucciones para ir a sublevar Barinas y Trujillo.
Casi todos los pueblos de la región había hecho causa común con esta insurgencia. Ya habían más de 2.000 hombres sublevados.
Los doctores merideños colaboraron con una carta dirigida al rey y al Papá, que no decía nada convincente, pero que sirvió para alertar a los trujillanos.
El 8 de agosto llegaron a Timoteo , habían pasado por Tabay, Mucuruba, Mucuchies y Chachopo en todos esos pueblos realizaron los actos de transmisión del poder del pueblo.
Cuando llegan a Timoteo reciben una advertencia del Cabildo de Trujillo, que no quería saber nada de los insurgentes y en Mendoza el Abogado Antonio Nicolás junto a sus vecinos del pueblo estaban dispuestos a enfrentar la rebelion.
Movilizaron tropas y las acantonaron en la Mesa de Esnujaque, utilizando el diálogo como elemento de distracción para dar tiempo a que llegaran las tropas de Maracaibo.
Esto hace ver a los Comuneros que la situación se está tornando grave.
Las tropas llegadas al Puerto de La Ceiba estaba integrada por 100 veteranos y en la ruta Betijoque- Escuque- Valle del Momboy se incorporan 100 artilleros de Trujillo y un importante número de Cazadores, en la Mesa de Esnujaque se le une el Alcalde Mayor de Trujillo Sancho Briceño.
El Gobernador y Capitán General de Venezuela, Luis de Unzagar envío dos destacamentos , uno de Valencia y otro de Aragua.
Estos hechos demostraron a los Comuneros que las cosas estaban graves y decidieron regresar a Mérida, pero antes dejaron una carta al gobierno de Trujillo, donde dejaban claro sus intenciones pacíficas.
García de Hevia salió de La Grita el 29 de agosto vía Mérida con la intención de alentar a las Milicias que regresarán a Timoteo, en Ejido se le unen 2.000 voluntarios, Hevia ordena la confiscación de ganado para alimentar a su gente.
Al llegar nuevamente a Mérida desechan el plan original de incorporar a Trujillo, resuelven dirigirse a Caracas.
Con el tiempo se conoce la noticia que esas Capitulaciones de Zipaquirá habían sido desconocidas por las autoridades de Bogotá, desatando persecuciones y ajusticiamientos entre sus cabecilla Galán.
Está rebelión de la gente común se inició en el Alto Perú, contra los funcionarios locales por la excesiva recaudación de Impuestos y sirvió de ejemplo para los demás pueblos de Nuestra América.
De pronto se produce una desbandada de los Comuneros y los más comprometidos se refugiaron en los campos y otros huyeron hacia Nueva Granada.
Las tropas leales al rey toman Mérida abriendo procesos contra insurgentes y el Gobernador Unzagar, decreta el embarga de bienes y detención de 53 personas, de las cuales 28 son llevadas a Caracas.
Juan García de Hevia se mantuvo dos años en la clandestinidad hasta que regresó de nuevo a La Grita, en dónde permanece preso hasta su muerte en 1809.