Central Madeirense Acarigua

Este gigantesco monstruo comercial con raíces financieras de la isla de Madeira, presenta en su página web, hasta 43 sucursales; la mayoría en el área metropolitana; las otras en ciudades no muy alejadas de la capital, a excepción de las que se encuentran en la isla de Margarita, y esto se entiende, por ser la zona turística de Venezuela, más llamativa para los extranjeros, y venezolanos. La de Acarigua, está ubicada en el corazón de la ciudad–mejor imposible–un punto de referencia para propios y extraños, pero presenta una situación tan lamentable, que da para hablar de quiebra, y ruina; no sé de las otras.

En el momento de mayor apogeo, hablar de precios con cualquier obrero, empleado, o gerente de este supermercado era casi imposible; se creían dueños hasta de la estructura donde funciona. En varias oportunidades, tuve enfrentamientos verbales con algunos de ellos, al tratar de explicarles el deterioro del mismo, sin pasarme de la raya. En algunas ocasiones intercambié impresiones de comercio con un administrador de apellido Faria, apelativo del mismo origen del emporio comercial. Se empezaba a notar el abandono, dentro de la grave crisis del país, pero esto me dio luces para seguir pregonando a los cuatro vientos: la inducción de la inflación por parte de los empresarios, estaba definida dentro de la guerra económica para buscar la salida del gobierno.

Todo visitante de esta sucursal, que haya conocido el pasado y el presente, siguen asombrado de la manera, como la dejaron decaer; muchos siguen creyendo, y culpando al gobierno, pero los antiguos obreros, que asisten regularmente a cumplir con las horas de trabajo antes la inoperancia y escases del supermercado, han venido despertando, y permiten hablar de manera franca y sincera, porque ven la realidad, el cual no pueden ocultar echándole la culpa a Maduro. Nadie puede entender, lo que están viendo alrededor; apenas a 150 m funciona un enorme negocio de capital extranjero con las mismas características, y se mantiene totalmente abarrotado, pero con una concepción distinta del comercio.

Pero hay más, dentro de la grave crisis del país. Alrededor del "CENTRAL MADEIRENSE ACARIGUA" ha proliferado una cantidad de negocios que llaman la atención: primero por la identificación que le colocan, y, en segundo lugar, como los vienen montando, hasta convertirse en un punto de referencia, algunos con colas a cualquiera hora del día, y no precisamente por bajos precios; es la necesidad de conseguir alguna rebaja, y lo más necesario en el mismo sitio, para no seguir caminando por el problema del transporte.

En mi última visita, más por curiosidad que para comprar, fui revisando los precios de los productos recientemente incorporados a los estantes, y me llevé una sorpresa –a pesar de los precios que se encuentran en otros sitos– el cual no me dejaba salir, sin desahogarme en el mismo negocio; casi todos los artículos al doble del precio de cualquiera pulpería de un barrio escogido al azar. Dentro de la contrariedad, busque un motivo para expresar el descontento, agarre un paquetico de pasta, y me fui directamente donde se encontraban cuatros obreros charlando, entre ellos uno, más anti gobierno, que la misma María Corina, para expresarles en voz alta, para que escucharan los pocos compradores: ¡Estoy seguro que ninguno de ustedes compra aquí; esto tiene precio al doble de lo que cuesta en la calle, se acabó el slogan muy conocido de la empresa: ¡viva mejor, por menos! Todos se vieron las caras, en un gesto de aprobación.

Al finalizar la conversación se vieron algunas sonrisas, para agarrar la palabra uno de los obreros: "Aquí, hay de todo para poner a funcionar el negocio, como debe ser, pero oigo decir, que esto es parte de la guerra económica, y estoy empezando a creer que es verdad" No podía faltar la parte contraria; al momento se le escuchó al obrero opositor, pensando como un empresario: "La culpa es de Maduro, no hace nada" La respuesta se la dieron de inmediato: ¡Tú no puedes hablar, eras uno de los bachaqueros, y no sigues, porque el salario no da, ni para comprar un kilo de pasta, menos para bachaquear! Esto es un ejemplo, de como desataron la guerra comercial, hasta llevarnos a la hiperinflación devorándose todo a su paso.



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Narciso Torrealba


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