Ventas de repuestos automotrices especulan como Daka

La especulación en cualquier terreno y como sea hace daño al pueblo, por eso no pretendo establecer diferencias, pero en las acciones que emprende el Gobierno contra la guerra económica, después de los productos alimenticios, las medicinas e insumos hospitalarios, ropas y calzados, las ventas de repuestos automotrices deben estar entre las primeras en caerles el peso maduro de un samán.

Los usureros que se dedican al negocio de este rubro especulan tanto o más que Daka, con el agravante de que el atraco a los compradores de partes de vehículos, acaban paulatinamente con algo tan sensible como el transporte público. Por consiguiente, el golpe lento contra el presidente obrero Nicolás Maduro por esta vía es duro, certero: causa un daño grave al proceso ganando gente descontenta. Además que los negociantes rapaces del ramo tienen tan afilada la excusa de que el Gobierno no les da dólares, que el cliente todavía conociendo que son unos pilluelos termina metiendo el vuelto en el pote que colocan pidiendo aguinaldos.

En Maracaibo, plaza que conozco muy bien, no hay forma de mantener un auto con el saqueo que actualmente mantienen estos expendedores a las personas que no tienen para comprar uno nuevo, y se ven en la obligación constante de reconstruir el usado.

Se puede observar con respecto del caso de este sector, que lo mismo timan los mayoristas que los minoristas. Los grandes aducen, por un lado, que Cadivi no les entrega el billete verde y tienen que comprarlo caro en el mercado negro y, por otro, aprovechan la constante fluctuación de ese dólar paralelo y, al igual que los pequeños, engrosan su capital a costillas del pueblo incrementando el precio de la existencia en los anaqueles, un perfecto relajo que mina la revolución el cual no lo pueden permitir las autoridades. Tampoco cabe duda de que esos aumentos pasan de mil por ciento. Una batería de las malas, por ejemplo, la vendían al increíble precio de 5000 BsF con la salvedad de que le hacían un favor al comprador cuando se conseguía. Y por ese orden andan el resto de los repuestos.

Sin embargo, las palabras de Maduro nos llenan de optimismo, sobre todo al decir que apenas se descubre la punta de un iceberg, porque primero, evidencia que tiene perfecto conocimiento del caso y no se va a dejar meter gato por liebre y, segundo, que la arremetida continuarán sin cuartel y en consecuencia se hará la justicia que el pueblo acogotado por estos especuladores le reclama al Gobierno todos los días.

El punto lastimoso y penoso, como siempre, lo pone la oposición calificando al Presidente Obrero de troglodita y otros epíteto porque aplica la ley a los hambreadores del pueblo; ellos serían felices si la revolución dejara que estos usureros terminen de desfalcar a la gente con el alza de precios, que la deje sin medio, pasando penurias y necesidades en diciembre. ¡Lamentable!, pero el odio es así. Llaman saqueador a Maduro y a los chavistas sin ver a sus compañeros escuálidos cargando las cajas de mercancía de las tiendas, y justifican la criminal estafa que los comerciantes hacen a los clientes con sus malvados incrementos.

Pero bueno… a eso nos tiene acostumbrado ese grupo que apuesta al golpe, a la sangre, a la violencia, ahora lo importantes es que hay clara conciencia de que la situación llegó a tales extremos de que si Maduro no acaba con los especuladores, estos si arrasan con nosotros y después no habrá revolución que valga.




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Alberto Morán


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