Auditórium

Nicolás frente a la: ¡corrupción, la impunidad y el cinismo!

Las nociones del bien y del mal son innatas en el alma humana

                                                                                            Sócrates.

La declaración del presidente Nicolás Maduro que le dio la vuelta al mundo, el pasado 24 de junio del 2013 en el Campo de Carabobo, es la demostración más evidente de la dramática descomposición del sistema político venezolano, que se aceleró a partir desde que se eliminó el limite sobre la línea amarilla divisoria entre la decencia en el ejercicio del poder,  y la corrupción desbocada, de manera por demás obvia con el arribo al poder de mucha gente corrupta disfrazada de revolucionarios.

La clase política venezolana en el poder se ha manejado por reglas no escritas, irrespetando la constitución, y las leyes de la Republica. La corrupción, se ha convertido en un fenómeno natural en Venezuela,  donde el presidente lo acaba de reconocer  al decir que: la corrupción se tragará a la Republica Bolivariana, esto obedece porque se han violentado los códigos de la moral, y los valores ciudadanos que  nunca han debido  violentarse,  porque hay una total impunidad, para enfrentar  las consecuencias que esta causando este delito contra la cosa publica, generalmente aquí nadie ha sido expulsado de las filas del gobierno, y con ello el regreso a la vida privada sin los dineros públicos mal habidos.  Venezuela debe ponerle  límites a este flagelo porque hay que tener muy claro que todo marchará bien en la medida que se respeten las leyes, a fin de contar con el apoyo de la sociedad venezolana, el mejor activo político para retener el poder.

No podrá existir una democracia socialista, sin importar respetar la gobernabilidad, el factor de mayor peso para que la economía venezolana se reactive con el pie izquierdo, y es cuando se castigue la riqueza inexplicable en delincuentes políticos pata en el suelo, que hasta hace muy poco muchos de ellos, eran unos pobres de solemnidad en el ámbito municipal, estadal, y nacional.  A mucho corrupto lo ciega la soberbia por la crítica, y quieren gobernar como autócratas, sin tomarse la molestia de escuchar a quienes desde eso que llaman pueblo, cuando le exigen a los gobernantes que se bajen de esas nubes oscuras, y resuelvan los problemas.

En la actualidad, cierto burocratismo en el poder viven en unas alturas inalcanzables, acostumbrados  como están a ver el pueblo pasando penurias en largas colas para obtener alimentos, desbastados por la escasez y la inflación,  ya que esta situación no afecta sus intereses.                                                                                                                                                                      

La corrupción en Venezuela esta dada por una desorganización total de las tareas de gobierno, con base en la convicción de que lo importante es la burocratización de los asuntos públicos, una nación con este cáncer jamás saldrá adelante.

La toma del poder por genta sin formación revolucionaria ha derivado en un pernicioso relajamiento de la vida política nacional, que muchos creyeron sería favorable para abrir cauces democráticos socialistas, en un momento en el que la sociedad mostraba signos de cansancio ante los excesos de los burócratas de la IV Republica, que por cierto la mayoría están muertos. Sin embargo, en estos 14 años  del gobierno bolivariano, la finalidad era impulsar cambios democráticos, para crear condiciones objetivas para la entrega de la producción nacional a grupos nacionales públicos y privados, y así impulsar el desarrollo nacional.

La corrupción, la inflación, y el desabastecimiento tienen al país al borde del colapso económico, y en los límites de una catástrofe social de alcances apocalípticos. Lo más terrible de esta realidad dantesca es que no se vislumbran cambios favorables hacia el sufrido pueblo venezolano, al contrario. Se agravan los grandes problemas que se venían arrastrando desde el mandato del presidente Hugo Chávez, sobre todo el nivel de la corrupción y del cinismo de grupos en el poder.

La cínica corrupción no puede seguir al amparo de la impunidad. El gobierno de Nicolás Maduro Moros tiene que ser el paradigma histórico de ponerle coto a la corrupción en Venezuela.

Lo más lamentable de todo esto no es sólo la corrupción, sino el comportamiento de cierta elite gubernamental, marcado por una actitud anti social que patentiza su concepción aristocrática de enriquecerse en el poder.

Es motivo de orgullo haber escuchado a Maduro Moros, pronunciar esas palabras en Carabobo. Y ojala no se las lleve el viento. No sólo porque queremos un país desarrollado y con justicia social, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de los insultos y las descalificaciones, y frente a todo tipo de adversidades, muchos mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria.

Percasita11@yahoo.es



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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