Inténtelo y descubrirán que Venezuela no es Honduras

Mi vecina, a quien considero la más genuina representación del
escualidismo venezolano, anda alborotada pronosticando que Zelaya no
regresará a Honduras y que la experiencia servirá para animar a los
militares venezolanos a derrocar a Chávez.

No pocos escuálidos están en la misma posición. Algunos hasta discuten si
el presidente será el filósofo del Zulia, Ravel, Ledezma o Capriles
Radonski.

¡Dios escuche a mi vecina y a los escuálidos que piensan como ella!
Esa aventura sería la oportunidad soñada para profundizar y radicalizar
la revolución. Sería la gran ocasión para partirle el lomo a la
oligarquía fascista.

Venezuela no es Honduras. Aquí hace rato que nos vacunamos contra los
golpes de estado.
La experiencia chilena y el asesinato de Salvador Allende, nos dejó tres
lecciones que hemos aprendido a cabalidad, lo cual nos permite asegurar
que arrasaríamos con los golpistas, sus financistas y sus cómplices en
menos de lo que canta un gallo.

La primera de esas lecciones, pera evitar que se repita la experiencia
chilena de 1973, es contar con un sector de la fuerza armada, no sólo
comprometido hasta el hueso con la revolución, sino con capacidad de
combate.
La lucha no será la tradicional de unos gorilas contra un pueblo
indefenso y desarmado. Ahora tendrán que jugarse la vida y su futuro en
un combate con un sector que además de poder de fuego, está dispuesto a
defender la revolución con su vida.
El posible golpista, si es que existe, tiene que tener en claro que al
intentar organizar un equipo para el golpe, corre grandes riesgos.
Cualquier subalterno al que trate de reclutar podría hacerlo prisionero.

La segunda lección, está relacionada con la organización del pueblo. Las
patrullas no son sólo para ganar elecciones. Los militantes saben lo que
hay que hacer y a donde acudir en caso de un intento de golpe.
Los enemigos los tenemos identificados y sabemos lo que hay que hacer con
ellos durante y después de la asonada.

La tercera lección también tiene que ver con la organización del pueblo,
pero desde el punto de vista militar.
El pueblo venezolano es un pueblo en armas y organizado en milicias. Los
milicianos saben perfectamente que en caso de golpe militar, deben acudir
a los cuarteles a solicitar sus fusiles para combatir a los traidores.

¿Qué futuro tendrían los golpistas cipayos? Los espera una aplastante
derrota, la cárcel o el cementerio.
Por eso es que afirmamos que Dios quiera se les ocurra intentar un golpe.
Que excelente oportunidad sería esa para, por ejemplo, confiscar los
bienes de los golpistas, sus medios, arrasar con sus organizaciones
fascistas y meter presos a los involucrados (si no caen en combate).

Venezuela no es Honduras, Chávez no es Zelaya y los chavistas los
estamos esperando en la bajadita. Ni sueñen que habrá el perdón del 2002.


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Alexis Arellano


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