La revolución bolivariana socialista y cristiana (parte I)

“Dios le llaman algunos, otros comercio mas para mi es el Reino del Todavía”

                                                                                          Simón Rodríguez

 

La fuerza telúrica de la revolución social que nace en Venezuela tiene su epicentro precisamente en las fuentes que la nutren: a) El ideario del Libertador Simón Bolívar y de los hombres y mujeres de la lucha de independencia nacional, b) Las enseñanzas del pensamiento socialista universal, especialmente el socialismo científico de Marx y Engels y c) las enseñanzas del Cristo Redentor. Característica inalienable del hombre y la mujer  nuevos,  sujetos y objetos de la revolución bolivariana, debe ser la amplitud de la conciencia y la actitud incluyente, tolerante, desprejuiciada y con pensamiento critico, abiertos a la libre discusión de las ideas.


Característica del fanatismo, el fundamentalismo y la ceguera intelectual, es precisamente creerse poseedor de la “verdad” y negar la posibilidad de que la razón este en otro enfoque distinto al profesado por nosotros mismo. Ni siquiera puede decirse que la verdad reside en las “mayorías”, conocidos casos históricos demuestran, como el caso de Galileo Galilei y la “teoría geocéntrica”, en el que “todo el mundo” vivía en el error heliocéntrico.


La construcción del Socialismo del Siglo XXI pasa necesariamente por el abandono conciente de toda clase de peligrosos “fanatismos” y aprender de los errores de los procesos del “socialismo real” y no tropezar de nuevo con la misma piedra.


Tan absurdo es excluir como irracionales las ancestrales enseñanzas espirituales de la humanidad y creer ciegamente en el cientificismo, como aferrarse a una creencia religiosa y negar el conocimiento científico.

Hoy las adquisiciones del saber humano nos están llevando a unas asombrosas fronteras donde los límites de la espiritualidad y la ciencia prácticamente no existen. Los conceptos de “vida”, energía, electricidad, sol, agua, universo escapan de los limites del pensamiento humano. Aun el concepto de materia esta en entredicho, podemos decir que la  materia sufre de una “crisis de identidad profunda” pues no se sabe a ciencia cierta como esta construida fundamentalmente hablando y que en la física quántica se conoce como “el principio de incertidumbre y la dualidad onda partícula”. Es decir, nadie sabe realmente que es la materia, del mismo modo que nadie sabe realmente que es Dios.


Para entrar en materia a cerca de los aportes  del cristianismo  al socialismo del Siglo XXI y para quienes no gustan de mezclar “socialismo y cristianismo” abro la discusión señalando que  los movimientos sociales de Brasil, como el Movimiento de los Sin Tierra, la Pastoral Indígena, el Movimiento Negro y el propio  Partido de los Trabajadores en Brasil cuyo líder es el Presidente Lula  encuentran en su génesis a  la  Teología de la Liberación.


El sacerdote  Leonardo Bolf escribe: “La cuestión teológica de base que hasta ahora no acabamos de responder es: ¿cómo anunciar creíblemente un Dios que es un Padre bondadoso en un mundo atestado de miserables? Sólo tiene sentido si implica la transformación de este mundo, de manera que los miserables dejen de gritar. Para que un cambio semejante tenga lugar ellos mismos tienen que tomar conciencia, organizarse y comenzar una práctica política de transformación y liberación social. Como en gran mayoría los pobres en nuestros países eran cristianos, se trataba de hacer de la fe un factor de liberación. Las Iglesias que se sienten herederas de Jesús, que fue un pobre y que no murió de viejo sino en la cruz como consecuencia de su compromiso con Dios y con su justicia, serían las aliadas naturales de este movimiento de cristianos pobres.

Hoy en día esta teología ha trascendido los límites confesionales de las Iglesias y se ha convertido en una fuerza político-social. Además de Lula se identifican públicamente con la Teología de la Liberación el Presidente Rafael Correa del Ecuador, el Presidente de Paraguay y ex obispo Fernando Lugo, el Presidente Daniel Ortega de Nicaragua, el Presidente Hugo Chávez de Venezuela y el actual Presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas, el sacerdote nicaraguense Miguel de Escoto. Su fuerza mayor no reside en las cátedras de los teólogos sino en las innumerables comunidades eclesiásticas de base (sólo en Brasil existen cerca de cien mil), en los millares y millares de círculos en los que se lee la Biblia en el contexto de la opresión social y en las llamadas pastorales sociales”
 

¡Solo El Pueblo salva Al pueblo!

rafaelurdanet@gmail.com


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Rafael Urdaneta


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