Las consecuencias de ver Globovisión

La mayoría de las llamadas y mensajes de texto que ha recibido el matacuras, en los últimos días, tienen un contenido que bien puede resumirse en la expresión: “queremos pagar el arroz más caro”. Si no fuese tan dramático que un grupo de ciudadanos proteste contra una medida destinada a garantizar que el pueblo no sea víctima de la especulación en la compra de un producto de primera necesidad, podría uno sentarse a morir de la risa. El problema es que la situación es delicada y está afectando la salud mental de todo un colectivo.

No coincidimos con las ideas y principios de ese colectivo, mas ello no significa que no nos preocupe la manipulación de la cual resultan víctimas. Urge una acción decidida del Estado orientada a evitar que se siga afectando la psiquis de decenas de miles de ciudadanos. Venezuela se ha convertido en un gigantesco laboratorio en el cual se ensayan todas las técnicas creadas para influir, a través de la televisión, la conducta de una población y no podemos ser indiferentes
ante esta realidad. Es hora de que iniciemos el trabajo de documentar el daño emocional que a la población le ocasiona el diseño de unas campañas diseñadas para provocar reacciones previamente definidas.

Ya habíamos visto a una dama romper ante las cámaras de televisión un paquete de arroz, en protesta por el decomiso a un supermercado que estaba acaparando. Para algunos se trató de un espectáculo brindado por una vieja histérica;
para otros, entre los que nos incluimos, una demostración de las consecuencias que genera ver Globovisión.
Venezuela es el único país del mundo en el cual ciudadanos humildes son capaces de argumentar que el empresariado tiene derecho a especular y que cualquier acción destinada a impedirlo no es más que un ataque a la propiedad privada.
Eso ya raya en la locura y tiene que ser motivo de preocupación y análisis.

Algunos llegamos a pensar que aquellas “luchas” libradas durante el sabotaje petrolero para que las escuelas permanecieran cerradas “hasta que se fuese el tirano”, eran cosas del pasado; pero hemos visto a los mismos padres exigir que les cobren tarifas mucho más altas por la educación de sus hijos, y ahora que le permitan a las empresas cobrar los que les venga en gana por el arroz, la leche y la harina de maíz.

Existe una tendencia entre los afectos a la revolución a descalificar estas demostraciones e incluso a ridiculizarlas, lo que evidencia que no se ha evaluado la problemática en su justa dimensión y mucho menos el impacto que en la salud pública están teniendo las campañas manipuladoras de la mencionada planta de televisión. Podrán lucir como orates, podríamos llamarlos disociados, podíamos calificarlos de fanáticos e incluso podrían ser dignos de lástima, pero
la verdad es que son víctimas de un grupo de especialistas que diseñan campañas comunicacionales que los conducen a luchar contra sus propios intereses personales y de clase.

Es responsabilidad del Estado defender a estos inocentes, por lo que urgen medidas destinadas a ello. Desde esta humilde tribuna proponemos que se contrate a un grupo de especialistas de renombre internacional y honorabilidad comprobada para que haga una evaluación del accionar de la referida planta televisiva y su impacto en la colectividad.


arellanoa@pdvsa.com



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Alexis Arellano


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