Los "hinchas" futbolísticos detenidos y las ONG de ahora, por lo menos hay quien "defienda los DDHH"

¿Por qué esas ONG defensoras de los DDHH, muy dignas en su principio, antes no existieron? Por esto o muchas cosas más, suelo invocar una frase con sentido de asombro, muy habitual en mis tiempos juveniles: ¡Cómo cambia el tiempo!

Días atrás, pocos, unos hinchas de un equipo de fútbol, fueron detenidos. Ahorita mismo, me he enterado que ya fueron puestos en libertad, pero que el Ministerio Público, mantiene abierta una averiguación sobre ellos, sin que nadie, ni las personas que salieron en su defensa, hablen con exactitud de los motivos de tales detenciones y de la decisión de la Fiscalía. Los partidarios de los detenidos dicen lo fueron sin causa alguna, de la misma forma como, según se dice, se detiene a otra gente; y el gobierno calla y es obvio aquello que, "quien calla otorga". Lo que no quiere decir que, a uno, cualquiera puede "agarrarlo a lazo". Pareciera funcionar mal eso de "las relaciones públicas". Los cuerpos policiales, en el mundo entero y en toda época, suelen ser poco cuidadosos en el manejo de esos asuntos, que pueden ser manipulados políticamente.

Los medios, particularmente aquellos que llaman redes sociales, diariamente se inundan de informaciones como esas; de gente detenida sin que nadie explique el motivo, algo que, al margen de la pertinencia o no de la detención, la relación con ella. Se deja la sensación, esa podría ser una manera de abordar el problema, de unas autoridades que actúan de manera por demás arbitraria, infantil, como una "banda que está borracha" o, que prevalece, en mucha gente, la intención de imponer en la mente colectiva ese discurso.

Es preocupante, como el gobierno mismo, para decir lo menos, pues uno se llena de dudas, frecuentemente incurre en el procedimiento inadecuado de ignorar esas denuncias y no dar ninguna explicación.

Por ejemplo, volviendo a lo de los hinchas futbolísticos, desde que les detuvieron hasta hoy, cuando les pusieron en libertad, pese siguen bajo averiguación, nadie, de ningún lado, ha hablado del motivo de todo eso. Es como que, curiosamente, las partes se pusieron de acuerdo.

Pero si alguien en esto sale perjudicado son las autoridades, pues quienes en las redes se encargan de publicitar esos asuntos, los suelen de alguna manera, una acusación concreta o subliminal, asociar a la política.

Y este cotidiano proceder, en el cual pudiera tratarse de simples asuntos de orden público, como pudiera ser el caso de los hinchas futbolísticos, dada la manera abstracta de manejarlos, cuando de un lado habla de detenciones sin motivo y del lado oficial nada se dice o aclara, lleva a la idea que se trata de "represión por razones políticas en virtud que vivimos bajo un régimen dictatorial que no respeta ningún derecho", como en abundancia dicen, hasta quienes de eso saben nada.

Esta manera de manejar esos asuntos cotidianos, que hasta podrían ser insignificantes, se relaciona con relativa frecuencia y, no por casualidad, con la circunstancia que, en Venezuela y en el plano internacional, en amplios sectores, se difunde el liviano diagnóstico y abunda la narrativa, según el cual, hay una dictadura.

Para sustentar tal afirmación, se dice que, los poderes propios al Estado, como el TSJ, CNE, Contraloría, Fiscalía General de la República, etc., están bajo la dirección de personajes ligados al gobierno o al PSUV, lo que es, por demás, conocido. Pero quienes eso dicen, pasan por alto que, como siempre ha sido, en la llamada "democracia" venezolana, tal distribución se hace de acuerdo al peso de la representación en la AN. Pues este organismo es el encargado de seleccionar o escoger a los ciudadanos para tales cargos, en relación con el nivel de representación en el mismo.

De manera que, quienes optaron por la abstención electoral y por ello no tienen representación en la AN y contribuyeron a que el factor opositor fuese demasiado débil, son los responsables de que los poderes del Estado sean controlados por la fuerza que obtuvo mayoría aplastante en ella, quien también maneja el Poder Ejecutivo.

Pero, como solemos decir en Venezuela, "no hay mal que por bien no venga". Desde los tiempos de Chávez, hasta "el sol de hoy", para fortuna de todos, en Venezuela, han proliferado los organismos defensores de los Derechos Humanos.

Ellos han nacido como de la nada y mucha gente bella, digna de admiración se les ha afiliado para cuidar que, a los venezolanos, sobre todo el gobierno, no les viole sus derechos.

Pese las Naciones Unidas acordó lo relativo a los Derechos Humanos en 1948, en muchas partes del mundo, sobre todo en América Latina, que entonces estaba plagada de dictaduras feroces, a nadie se le ocurrió formar alguna agrupación defensora de aquellos derechos, porque esos gobiernos no hubieran permitido y Estados Unidos, promotor y defensor de esas dictaduras, tampoco. A quienes eso hiciesen, los hubieran declarados agentes del terrorismo y por supuesto, del más pendejo, un fantasma que han vuelto ambulante, el comunismo.

Pérez Jiménez, "Chapita" Trujillo y la larga lista de dictadores que hubo en nuestro espacio, incluyendo hoy al gobierno inmoral de Bukele, en El Salvador, que alquila su espacio como cárcel hasta para inocentes enviados allí por el gobierno de Trump por migrantes, ahora por él indeseables, dado que la estrategia a la que fueron ligados les falló, no fueron ni son molestados por esas ONG que emergen como hormigueros debajo de la hierba.

El general Pinochet, como Rafael Leonidas Trujillo y Pérez Jiménez, sólo que él es bastante reciente, cometió los más salvajes atropellos contra los Derechos Humanos, tanto que personajes como Alfredo Stroessner, en Paraguay, Videla de la Argentina y los antes nombrados, "se les hicieron chiquitos", no tuvieron ONG dedicadas a la defensa de los derechos humanos que les "ladillaran".

Pero tampoco en Venezuela, los llamados gobiernos democráticos, con los derechos constitucionales suspendidos durante todos sus períodos, como los de Betancourt y Leoni, se tuvieron que calar a esas organizaciones, con contactos estrechos con buena parte del mundo, sobre todos los medios informativos e instituciones como la OEA y la ONU. Ellos se salvaron de ese molestoso "marcaje", para decirlo con la jerga futbolística, y mecanismo de persistente denuncia nacional e internacional.

"Da la casualidad", como solemos decir coloquialmente, que esos gobiernos que, hasta hace poco, abundaron en el continente, tanto que se usamos para ello el verbo plagar, me refiero a las dictaduras, como la democracia representativa de Betancourt y Leoni, gozaron del respaldo incondicional de Estados Unidos, más cuando estaba en vigencia o funcionamiento, con los dos últimos mencionados, un plan económico concebido para favorecer sus capitales. La violación de los derechos humanos se volvió una norma y conducta de esas democracias y hasta nuevas dictaduras sin que hubiera ONG para hacer los debidos reclamos.

Y, es más, está demasiado comprobado que, los organismos de "seguridad" o espionaje de Estados Unidos, trabajaron estrechamente con los cuerpos represivos de esos gobiernos dictatoriales o "democráticos". En las embajadas norteamericanas de los países latinoamericanos, se planificaban y en última instancia se ordenaban los golpes de Estado y los actos represivos. Pocos años atrás, quedó en evidencia cómo el golpe de Estado contra Manuel Zelaya, se planificó y dio inicio en la base militar de Palmerola, donde fuerzas hondureñas y estadounidenses comparten actividades.

Durante los gobiernos de Betancourt y Leoni, al margen que un factor hubiera declarado la lucha armada o la guerra con el fin de destituir el gobierno, no hubo en Venezuela, ONG ni organismo alguno de carácter internacional, bondadoso y humanista que se ocupase de defender al ciudadano y sus derechos; como que primero se ignorasen por completo las garantías constitucionales y se le otorgase derecho, a esos gobiernos, a detener a quien fuese, sin motivo verdadero, no habiendo de por medio ningún delito. Y hasta se "daban el lujo" de hacer detenciones por el tiempo que a la policía se le antojase sin derecho a alegato alguno y al detenido se le suspendía la totalidad de las garantías, como su integridad física y derecho a la vida.

No hubo ONG alguna, por lo menos, para denunciar al mundo, que a ciudadanos como Víctor José Soto Rojas ya un dirigente sindical, cuyo nombre ahora no recuerdo, ambos militantes del MIR, nuestro partido, los lanzaron desde un helicóptero en vuelo. Tampoco cuando el cadáver del Profesor Lovera apareció flotando en una de las playas de Lecherías en el Estado Anzoátegui; como no hubo alguna de ellas que se hiciese eco de las denuncias de los miles de detenidos, por meses y años, aislados de las familias y hasta secuestrados en Campos de Concentración como el de la Isla de El Burro. Menos cuando la Digepol, la policía política de la democracia violaba la inmunidad universitaria y en los campamentos militares, la policía correspondiente torturaba salvajemente.

¿Cuáles, cuántas, ONG denunciaron al mundo, los cientos de secuestrados en campos militares, aislados de sus familias y amigos, sometidos a todas las privaciones posibles y hasta la tortura diaria? ¿Dónde estaban esos entes u ONG financiadas por EEUU, cuando nuestros cuerpos policiales, sometidos a control de agentes del Departamento de Estado, procedían sin piedad contra todo aquel que, arbitrariamente, definiesen como enemigo del gobierno, aplicaban de manera despiadada todo método de tortura, fusilamiento y llegaron hasta las desapariciones, como la de mi gran amigo Bartolomé Vielma Hernández?

¿Hubo alguna ONG que denunciara ante el mundo al gobierno de Raúl Leoni, cuando en Puerto La Cruz, un cuerpo represivo, ametralló por la espalda a Henrique Rodríguez, un niño de 17 años, quien había escrito en una pared sólo la letra "A", por suponer, escribiría "Abajo el gobierno", algo infantil, nada ilegal y sumamente inofensivo, en comparación con lo que, habitualmente y en abundancia, se dice ahora por las redes?

Está bien que ellas, las ONG existen, para cumplir con el bondadoso fin de defender los Derechos Humanos, sin importar el gobierno. Lo que está mal es que, siendo EEUU quien las financieras, se dediquen a servir exclusivamente a cuidar los derechos de quienes les convenga; pues está muy mal que callen cuando los Derechos Humanos son violados en circunstancias que favorecen la política del gobierno de aquel país.

Está muy mal que cualquier gobierno, el de Maduro pudiera ser, viole los Derechos Humanos y es pertinente la denuncia de las ONG, pero también esto es valedero y pertinente cuando, quien incurre en ese delito, hace oposición; quemar espacios públicos como escuelas, ciudadanos, por sospechar apoyan al gobierno, como aquel joven Orlando Figuera, es delito y violación de derechos ciudadanos. Y deben las ONG denunciar a quien llame a fuerzas o factores extranjeros para continuar sancionándonos, invadir al país y hasta incitar se nos ataque militarmente porque, supuestamente, somos aliados o país agente de fuerzas metidas en conflicto en un espacio lejano; como que en este país se fabrican drones para que Irán ataque a Israel. ¿Por qué no aparece una ONG que denuncia esto como una amenaza para Venezuela? ¿No es eso ponernos en medio de una guerra donde los factores en pugna tienen armas de alto poder destructivo?

Nota de última hora: Muy breve tiempo antes de mandar este trabajo me entero, mediante declaraciones de Diosdado Cabello, que el motivo de la detención de los fanáticos del fútbol, fue la agresión a un agente policial. Pero, desde este momento, hasta cuando se produjo el altercado y las detenciones, pasaron días. Como demasiados, para darle aliento a la imaginación y triquiñuelas.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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