El reino de la estupidez

Hace más de quince años escribí "Antología de la estupidez" que se puede adquirir por Amazon, en esta obra trato de explicar el absurdo comportamiento de millones de personas, lo cual revela el por qué los habitantes del globo han experimentado y experimenta tantas desdichas. En las décadas transcurridas desde que se publicó el libro hasta la fecha, se evidencian palpables transformaciones, sobre todo en materia de tecnología, sin embargo, la conducta de los terrícolas no cambia en materia de insensatez, peor aún, intuyo que hemos desmejorado.

Parece ser que el fundamento de la existencia de los humanos se concibe, no sobre la base de la cooperación, más bien se exalta la creación de diferencias entre grupos sociales. Es por eso que se inventaron las religiones, las nacionalidades, los fanáticos de equipos deportivos, el predominio de un grupo social por el color de piel o por el sexo, así mismo, por la militancia en un partido político, hasta las diferencias sexuales son motivos de enfrentamientos. En tales divisiones o incisiones, por lo general se crean grupos militantes exaltados, feligreses fanáticos, apasionados por un equipo deportivo, grupo social convencido de su supremacía, partidos de la derecha eternizados en el poder. Todos ellos persuadidos de que tales diferencias o concepciones redundan en que un grupo es mejor que otro, que uno de ellos es el poseedor de la verdad y los demás están equivocados.

Nada de lo descrito en el párrafo anterior es una casualidad o algo natural en una sociedad, tal comportamiento es provocado por un grupo minoritario para sacar provecho, por lo general económico. En algunos casos tales diferencias han sido la causa de numerosas desgracias, en el afán de un grupo de imponer la "verdad" que deberá ser asumida por otros. Es el caso de los cultos, todas las doctrinas pregonan que la religión que practica un grupo determinado es la representante del dios único que permitirá a quien la acepte sumisamente la salvación del alma al final de la existencia. Nada de esto sería importante si no fuera porque los libros de historia y la experiencia nos enseña que la mayoría de las creencias fueron impuestas por la vía violenta. Fueron las guerras religiosas las que instauraron a sangre y fuego la religión judía, budista, hinduista, musulmana, católica y protestante, doctrinas exportadas desde una parte del mundo hacia todos los lugares del planeta.

Hoy por hoy se conocen más de 4.200 religiones, con la seguridad que cada una de ellas ofrece a los feligreses la salvación del alma, cuando, a pesar de la existencia de más 5000 dioses, ninguno de ellos ha resuelto uno solo de los problemas que asolan el planeta. Aquí estriba la estupidez. No es posible que doctrinas que se conocen desde hace más de 5000 años, inventadas por pastores, seres sin ninguna preparación científica puedan tener vigencia en el siglo XXI. Imposible que existan seres ingenuos que puedan creer en los pueblos escogidos por un dios que no tiene la titularidad de la tierra para regalar terrenos que no le pertenece. Han perecido millones de seres humanos en guerras religiosas para defender lo indefendible, simplemente porque un grupo incita a una mayoría para luchar en salvaguarda de intereses únicamente económicos. Todas las religiones son siniestras corporaciones poseedoras de enormes capitales y dueñas de colosales bienes muebles e inmuebles en todo el planeta. A pesar de todos estos patrimonios, la iglesia constriñe a los devotos, tanto a pobres como a ricos, a entregar el diezmo para enriquecer a los jerarcas religiosos.

No solo las religiones generan diferencias entre los humanos, el color de la piel y las etnias han sido protagonistas de numerosas desgracias planetarias. La historia nos narra que los antiguos imperios europeos, en su afán expansionista, una vez que conquistaban un territorio mucho de los habitantes del pueblo ocupado los convertían en esclavos de la clase dominante. Así lo hicieron los romanos, los macedonios, los cartagineses, los griegos, persas, árabes, españoles, visigodos, mongoles, japoneses, ingleses entre tanta crueldad registrada en documentos y obras de la antigüedad. Toda aquella brutalidad perduró hasta el siglo XIX y parte del XX. Finalmente, la trata de persona por parte de europeos rubios, ricos y cristianos, de hombres y mujeres de piel negra, habitantes de África, dio origen a la esclavitud. Tal experiencia condujo a la hegemonía, por muchos años, de los seres humanos de piel blanca quienes se consideraban la "raza superior" por designio divino, el conocido "destino manifiesto". Este concepto acarreó a lo que hoy se conoce como racismo, la creencia de la superioridad de un grupo étnico sobre los demás. Tal comportamiento condujo a la discriminación racial o la persecución de otros grupos sociales, lo mismo que se está viviendo actualmente en EEUU cuando el gobierno de Trump secuestra y persigue a los migrantes provenientes de Centro y Sudamérica, así mismo, la violencia que sufre los expatriados africanos en Europa.

Todo lo anterior viene sucediendo desde hace siglos, como es la hegemonía de los ricos, rubios y cristianos de Europa, a los que se debe agregar los de EEUU, descendientes ideológicos de un grupo racista llamado Ku Kulx Klan, una caterva de terrorista supremacista blancos de extrema derecha, fomentadores de odio. Un sector que promueve por medio de actos violentos y propagandístico el racismo, la xenofobia, el antisemitismo, de igual modo la homofobia. Como se ve, tales prácticas se mantienen en la actualidad tal como lo hizo Hitler en su oportunidad, de manera similar a como lo hace hoy Trump con los migrantes y Netanyahu con los palestinos.

Una pregunta inmediata que se debe formular: ¿Cómo llegan un genocida Netanyahu y su cómplice, el rubicundo Trump, a la presidencia? La historia tiene la respuesta: por la misma vía que llegó al poder el comediante mediocre Zelensky, el loco Miley y Bukele, el secuaz de Trump en los secuestros en El Salvador de 270 venezolanos. Así mismo, la misma vía que condujo a Hitler al poder. Es decir, por medio de la democracia burguesa la cual permite, a través del voto secreto y directo, la elección de tales esperpentos. Es la democracia burguesa inventada para que un grupo reducido de capitalistas lleguen al poder para apropiarse las riquezas de la nación donde gobierna. La de un país integrado por unos tontos que acuden a las urnas para votar por el candidato de los ricos, creyendo que estos adinerados van a resolver el problema que agobian a millones de personas por siglos y siglos. La democracia burguesa es como Dios, este nunca ha resuelto un solo problema y, sin embargo, los feligreses siguen creyendo en la deidad. Siempre lo afirmo, los malos, los capitalistas, hacen sus tretas bien, manipulan a los tontos como les da la gana, le hacen creer que viven en libertad sin saber qué cosa es la libertad y ni para qué sirve, con seguridad que en las elecciones acudirán a votar por su verdugo y en oportunidades, reeligen al perverso que una vez los gobernó, tal como sucedió con el millonario Trump, quien no solucionó los problemas durante el primer gobierno. Mientras tanto, a esos grupos el capitalismo los mantendrá entretenidos con los conciertos de Bad Bunny, los campeonatos de fútbol, el Súper Bowl, los partidos de béisbol, los maratones, festivales de cine o cualquier tipo de entretenimiento que preserven a las personas alejadas de la realidad. La estupidez es un buen negocio.

El mundo no cambia, algunos terrícolas creen en las mismas mentiras de hace cinco mil años, creen en las falacias de los libros religiosos inventados por unos ignorantes que escribieron fantasías y mitos propios, en algunos casos, de una novela de terror. Así mismo ocurre con los pueblos, acuden a las urnas para votar por un candidato impuestos por las élites, las mismas que han impuesto a otros aspirantes para mantener durante siglos la hegemonía del poder de un grupo social minoritario sobre una mayoría.

Son las diferencias inventadas por los poderosos las que han dado origen a las clases sociales en diferentes países, la clase de los poderosos, antiguamente los latifundistas, convertidos luego en burgués y hoy los capitalistas, los dueños de la tierra, de las industrias, de los bancos, de las riquezas de la nación. Y la otra clase, la de los asalariados, los dueños de nada, los obreros, los funcionarios, los empleados que entregan parte de su energía para que la otra mantenga y aumente sus riquezas. Estas diferencias, serían a nivel local, a nivel planetario tales diferencias dio origen al llamado "primer mundo", donde viven los dueños del dinero, donde están establecidas las fábricas, las industrias, la banca, los aciagos monopolios que explotan a los demás países, los llamados del "tercer mundo, es decir, los "países pobres". Es en estos países donde está la materia prima y las riquezas que necesita el primer mundo; los trabajadores, los campesinos, las fábricas y extensos territorios pertenecientes a los adinerados del primer mundo, que son explotados por los dueños del capital que operan en todo el planeta. Son estos quienes imponen los presidentes que gobiernan en muchas "democracias" del tercer mundo mediante manipulaciones perfectamente planificadas para que los tontos elijan el candidato impuesto por las élites.

Son estos países del primer mundo los causantes de todas las guerras a las que se han visto arrastrados los habitantes del planeta Tierra. Fueron estos los que conquistaron, practicaron genocidios, colonizaron, invadieron, explotaron, esclavizaron, sojuzgaron, robaron territorios, comerciaban e impusieron el uso de las drogas en sus colonias, despojaron de materia prima a otras naciones, los que impusieron religiones y modelos políticos a otras naciones por la vía de la violencia. Son estos mismos los que pretenden dar lecciones de democracia, de libertad y de derechos humanos.

La estupidez parece ser la única razón que mueve a grandes grupos humanos, repiten los mismos errores cometidos durante siglos, hoy perfeccionados. Los "seres superiores" es la única especie animal que durante centurias ha acabado a sus congéneres mediante aciagas guerras, millones de humanos han perecido por estas diabólicas experiencias y todavía hoy en siglo XXI se escuchan en las ciudades el sonido de las sirenas anunciado bombardeos, muerte y destrucción. La franja de Gaza es el mejor ejemplo de lo que es capaz la mente genocida del asesino Netanyahu, en complicidad con los gobiernos de EEUU y la UE. Se repiten las masacres al igual que hicieron los japoneses con los chinos, como lo hizo USA con Hiroshima y Nagasaki, similar a lo que causó EEUU en Panamá, Irak, Libia, Afganistán, Siria; los estragos de la OTAN en la antigua Yugoslavia; los genocidios en Sudán y la República del Congo; años de barbarie provocados por el primer mundo y hoy en pleno siglo XXI el planeta se ve sumido al infierno de una guerra en Palestina, Yemen, Ucrania, Irán, Israel, Líbano, la Federación Rusa, Jordania. Además, con el agravante de la amenaza de una guerra nuclear donde más de 10 países almacenan en sus "países desarrollados" más de 10.000 misiles con cabeza nuclear, que mantiene en una aciaga incertidumbre el futuro del planeta. Solo una mente estúpida puede concebir que la solución de los problemas está en la destrucción del globo azul donde conviven más de ocho mil millones de personas que no tienen nada que ver con la causa del conflicto. Una conflagración que esconde el deseo de algunos países como EEUU y la UE de apropiarse de las riquezas ajenas y del afán expansionista y de exterminio del pueblo palestino por parte del sionismo israelí. Razón tuvo el escritor estadounidense Harian Ellinson cuando sentenció: "Los elementos más comunes en el universo son el hidrógeno y la estupidez". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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