Por la historia regional. Juan Antonio Sotillo, el héroe olvidado

Nota previa: Jorungando archivos, removiendo carpetas y papeles, encontré este trabajo, escrito hace unos cuantos años, impreso en una página de dimensiones similares a la de un tabloide. Recordé que lo escribí en los talleres del desaparecido "Diario de Oriente", a solicitud de quien entonces era director del mismo, mi gran amigo y paisano el Lic. Pablo Aguilera, para hacer una prueba sobre un proyecto cuyas intimidades no recuerdo. La publicación, de dos o tres ejemplares, está ilustrada con gráficas de unos cañones de la "Casa Fuerte", de Barcelona y figuras de Juan Antonio Sotillo y José Tadeo Monagas. Contiene una nota de presentación, escrita por Aguilera que dice textualmente:

"Un precioso aporte".

"El auspicioso regreso de Eligio Damas al escenario de la opinión pública regional a través de acertadas columnas en este diario, como siempre enfiladas hacia el juicio y análisis de nuestra historia, encuentra maneras de ampliar horizontes ya con un espacio mayor que le permita desarrollar sus sólidos conocimientos y desglosar anotaciones de innúmeras investigaciones. En esta oportunidad nuestro colaborador encuentra suficientes y merecidos méritos en la personalidad y gesta del general Juan Antonio Sotillo, de quien ha realizado una fructífera labor de seguimiento. Se trata de una serie de entregas periodísticas que nos llevarán a un conocimiento más aproximado y humano sobre este gran anzoatiguense."

Pablo Aguilera

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Hasta donde sabemos, Juan Antonio Sotillo Pérez, el menor de los hijos de Pedro Sotillo y Bárbara Pérez, no tuvo tiempo de salir del pueblo de Santa Ana, del Cantón de Aragua, hasta que la guerra de independencia lo envolvió y le hizo soldado, siendo un niño apenas, para toda su larga vida.
Su carrera militar y vida política, estuvieron íntimamente relacionadas con el General José Tadeo Monagas. Fue Sotillo a este último sacramentalmente fiel. Sólo dos personas parecieron distraer, en momentos diferentes y relativamente distantes, el interés y solidaridad que siempre mantuvo ante el mayor de los Monagas. El primero fue el "Valiente Ciudadano", General Ezequiel Zamora, quien en sus momentos de gloria atrajo el respaldo aplastante de los combatientes venezolanos y particularmente del movimiento liberal al cual también perteneció el General santanero.

El segundo hombre fue su propio hijo, General Miguel Sotillo, quien fuese importante jefe del sector liberal en oriente y como tal entusiasta adherente de los proyectos del General Zamora.

Su cultura adolescente fue rudimentaria y estuvo limitada a los elementos básicos que el llanero aprendía para subsistir. No existían escuelas y entonces la formación de los jóvenes del llano y en la mayoría de las poblaciones rurales de Venezuela quedaba a cargo de la familia.

Aprendió las habilidades del llanero. Montar a caballo con o sin silla; manejar con destreza la soga, a lidiar con el ganado abundante de la sabana, ganado alzado, sin dueño alguno, como la mayoría de las tierras del llano, hasta que la constitución de 1811, de los mantuanos caraqueños, dispuso lo contrario y el uso hábil de la lanza.


Y, por supuesto, aprendió a lidiar con los humanos. A manejar su incipiente lenguaje con la maña necesaria para ganarse adeptos; pero antes que esto, usó su arrojo y valentía para atraer tras de sí grandes contingentes a lo largo de la guerra o guerras en las que estuvo envuelto. "Juan Pueblito", le llamaron por la simpatía que los hombres de la sabana le profesaron. "El Minotauro de la Sabana", por la fuerza y osadía que desplegaba en el combate. Y aprendió como nadie a ser leal.

Su servicio a la causa independentista, se inicia según los registros que poseemos, en el aciago año de 1813 y después de una larga jornada de sacrificios y heroísmos, aparece, no por azar, en medio de las fuerzas victoriosas y llenas de gloria en el Campo de Carabobo.

Un admirador del viejo General expresó "no hay un sitio histórico de nuestra magna cruzada donde no esté grabado su nombre, como en el inmortal Campo de Carabobo".

Y después estalló la Guerra Federal. En Coro, los seguidores de Ezequiel Zamora, encabezados por Tirso Salaverría, decretan el Estado Federal y hacen público su programa revolucionario. En los alrededores de Santa Ana, los hijos de Juan Antonio Sotillo, Miguel, José y su hermano José Antonio, fueron de los primeros en adherirse al alzamiento liberal, mientras el viejo general, en Trinidad, esperaba el momento oportuno para entrar al país. Por Tabasca entró pocos días después y se sumergió de nuevo en la guerra, con el mismo entusiasmo y arrojo de antaño. En los combates por el federalismo perdió a sus hijos José y Miguel Sotillo y diecinueve más, nacidos de sus amores furtivos de la sabana.

Muchos cobraron en él las deudas de los Monagas. Se le acusó sin piedad y hasta sin pruebas de numerosos crímenes. Pero quienes le acusan de manera específica, se olvidan que la historia de Venezuela está repleta de esas acusaciones, justificadas o no, contra casi todos los hombres que participaron en los actos bélicos a lo largo de todo el siglo XIX. Pero sus detractores, quienes contribuyeron a hundirlo en el olvido, arrojaron sombras no sólo sobre su brillante actuación como guerrero, sino también como un hombre que supo ser piadoso y justo.

De sus años de gloria y estadía en el poder no obtuvo ventaja material alguna, incluso concedió a la instrucción pública, el dinero que le otorgó el Primer Congreso Liberal; al rechazarlo expresó: "Que otros aprendan con él, que yo con lo que sé, tengo bastante para vivir con todos en este mundo y alcanzar ¡feliz! el otro."

En el diario "La Opinión Nacional", Nª 2601, citado por J.M. Seijas García, se dijo "el Dr. Saluzzo", se refiere al escritor cumanés Marcos Antonio Saluzzo, eminente venezolano, "La historia patria no consagra al General Juan Antonio Sotillo el recuerdo debido a sus afanes; pero la tradición, que es fuente de la historia, transmite su nombre a la admiración de las generaciones."
Camilo Balza Donatti, también atraído por la casi obscena indiferencia institucional frente a Sotillo, expresó en un muy corto artículo publicado en los año setenta en la "Revista Nacional de Cultura" que "En las páginas de la historia de Venezuela, figura un nombre, que a pesar de su aureola de gloria, por pertenecer a uno de los esforzados paladines de nuestra guerra emancipadora, ha permanecido un poco oculto."

Para contribuir con el lector creo de interés señalar que, Camilo Balza Donatti, "Nació en Mapire (estado Anzoátegui), el 7 de enero de 1927. Abogado (LUZ, 1968), educador y escritor (poeta, crítico, narrador e investigador literario). Ha sido un acucioso investigador de la literatura venezolana y, sobre todo, amplio conocedor de la literatura en el Zulia, formador de nuevos valores de la investigación y recopilador de la producción poética y narrativa de la región".

Luis Level de Goda, nativo de Cumana, militar y político, quien llegó a ser miembro fundador de la Academia Nacional de la Historia (1888), se le considera uno de los más duros críticos del mariscal Juan Crisóstomo Falcón, por sus errores y carencias en el campo militar, como por las acciones de su gobierno. Tiene entre sus trabajos uno relativo a la batalla de Coplé, donde según sus percepciones, el ejército del federalismo fue derrotado por la falta de pericia militar de Falcón, mientras este intentó acusar del fracaso a Sotillo, quien comandaba una fuerza de caballería de 3000 hombres que, no pudo entrar en acción por la torpeza de Falcón de dejarse llevar al espacio cenagoso de la sabana de Coplé, donde las caballería no podía acceder y menos combatir.

Era el viejo Sotillo, como dijera Luis Level de Goda, un hombre de leyenda. Su sólo nombre, corriendo por la sabana era capaz de atraer a grandes contingentes dispuestos a combatir bajo sus órdenes.

El autor antes citado, en "Historia Contemporánea de Venezuela, Política y Militar", dice al respecto, "El nombre del General Sotillo era el más popular y prestigioso en las llanuras de Barcelona y Guárico, y hasta en las de Apure y por consiguiente, en sus inmediaciones; era Sotillo hombre de leyenda, como la había sido Páez después de la guerra de independencia; al saber que marchaba aquel general con sus tropas del oriente para el occidente, muchísimos hombres del tránsito, particularmente grandes partidas de indígenas, salían de los montes y sus caseríos a incorporarse al ejército federal cuando éste llegó al oriente del Guárico, cerca de la montaña de Tamanaco y fue de estos montes que salieron los indios.(Pág. 284)

Para terminar este cuadro a manera de prólogo sobre el viejo General Juan Antonio Sotillo, narremos una de sus tantas simpáticas, celebradas y heroicas anécdotas.

Estando el ejército patriota frente a las fuerzas del General español La Torre, el Libertador manifestó su deseo de conocer el nombre de cierto jefe enemigo y las características de las tropas que comandaba. Sotillo, oficial de las tropas de José Tadeo Monagas, escuchó las palabras de Bolívar.
Inesperadamente salió del seno de las filas de caballería que comandaba, se lanzó sobre las tropas enemigas que tomadas por sorpresa le dejaron penetrar. Hizo prisionero a un soldado español y arrastrando a aquel hombre, a la mayor velocidad posible, retornó al campo patriota. Se plantó con arrogancia ante el Libertador y le dijo: "Su excelencia, este hombre le puede informar lo que desea."
Si la anécdota es cierta o no, poco importa. Quizás haya en ella demasiada exageración o imaginación; pero en todo caso habla bastante bien de lo que en la sabana y entre las tropas se pensaba del caudillo de Santa Ana.

Por su parte Federico Brito Figueroa, en "Tiempos de Ezequiel Zamora", al mencionar a Sotillo, dice "…Juan Sotillo, primitivo y valeroso, Juan Pueblo, como le satisfacía que le llamaran, también luchador, aunque sólo fuera por la Federación y contra la oligarquía. Sus principios políticos eran elementales y su adhesión a los Monagas incondicional hasta que conoció a Ezequiel Zamora y sus hijos universitarios, le explicaron en qué consistía el programa del Jefe del Pueblo Soberano. Bastó que Sotillo supiera que Zamora había desembarcado por Puerto de Vela, para que resolviese invadir desde Trinidad. Sotillo cultivó amistad con Zamora y cualquier indicación suya constituía una orden". "Las guerrillas que actuaban en las provincias de Barcelona y Maturín comandadas por Juan Antonio Sotillo y sus tenientes" (Pág. 349), se pusieron en movimiento a favor del movimiento desatado por Zamora.

Este heroico pero sencillo soldado de la provincia de Barcelona, específicamente del Cantón de Aragua, escenario importante de la guerra, entró en la conflagración detrás de sus hermanos y todos siguiendo a José Tadeo Monagas. Pero por sus propios méritos entró a la historia y al panteón de los Héroes de Venezuela.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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