Por décadas, los seres humanos han sabido cuándo sus ingresos pierden valor; no existe nada más voraz para ello que la inflación y la devaluación. Con menos dinero, hay menos volumen de compras para el hogar. Cada kilo o artículo que se deja de comprar significa que la economía se reduce, y eso es precisamente lo que experimentamos hoy en Venezuela.
`INDICADORES INFLACIONARIOS Y DE DEVALUACIÓN`
La información económica muestra al Banco Central de Venezuela emitiendo más bolívares para financiar el déficit fiscal y, además, ofertando menos dólares para su venta en comparación con periodos pasados. En los primeros cinco meses del año 2025, el BCV colocó en el mercado de divisas 1.449 millones de dólares, equivalente a un 12,87% menos de lo ofertado en el mismo periodo del año 2024. La demanda de divisas del sector privado se estima en 936 millones de dólares por mes, mientras que el BCV coloca 290 millones en promedio mensual, lo que satisface solo el 32% de la demanda del sector. Por último, cada mes se emite entre 10% y hasta 13% más bolívares en la economía para financiar a PDVSA y el gasto público. Con más bolívares en la calle, mientras incrementa la escasez de divisas, la moneda se devalúa y la inflación incrementa.
`El bolsillo no miente`
Entre el mes de enero y mayo, la inflación en bolívares se ubicó en más de 101%, y en dólares en 13,9%. Este último factor es el que más claramente revela la merma en el poder adquisitivo de los venezolanos, considerando que los trabajadores públicos tienen sus ingresos anclados al valor de la divisa norteamericana conforme a la tasa fijada por el BCV, y los empleadores del sector privado también usan el dólar como referencia para pagos a sus trabajadores. Tanto unos como otros ahora compran menos por la devaluación de sus ingresos, y a menos ingresos, menos consumo.
Según algunas consultoras (fuente: Ecoanalítica), el volumen del consumo para los 5 primeros meses del año cayó en 4% respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, con una devaluación en divisas de casi 14%, es posible y consistente con los cálculos matemáticos que la caída del consumo sea aún mayor, aun cuando no se registren en los primeros sondeos especializados.
Y es que una sociedad que consume menos es una economía que se hace más pequeña, afectando a sus habitantes en varios flancos, como ya lo dejan ver las más recientes declaraciones de voceros de CONINDUSTRIA, que indican que las empresas grandes no plantean tener un incremento de su plantilla de personal, mientras que las medianas proyectan desincorporar 1% de sus trabajadores.
`EN LA DEMORA ESTÁ EL PELIGRO`
El recetario de medidas económicas debe incluir desde lo estructural hasta lo coyuntural: desde frenar paulatinamente la financiación del gasto público, pasando por facilitar el uso de divisas en las transacciones bancarias y, con ello, incluso, posibilitar el crédito, hasta disminuir el uso de dólares y estimular el crecimiento del valor agregado sustituyendo las importaciones por producción nacional. Mientras se dilaten estas medidas y otras, el empobrecimiento social incrementa, el consumo continúa su descenso y se da paso a una recesión económica nacional.
Los impactos de la caída de los precios mundiales del petróleo y el recrudecimiento de las sanciones norteamericanas ya se sienten, hacen estragos en Venezuela y amenazan con acentuarse aún más, pero eso no significa que no existan medidas para paliar los mismos. *Y como decía Cervantes en su Quijote*: "En la demora está el peligro". *Tic-tac, tic-tac*.
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