Desde que el -ahora dictador usurpador- Nicolás Maduro Moros asumió la presidencia, la corrupción en todos los niveles del Estado y del gobierno se ha elevado exponencialmente, habida cuenta de que esta lacra que carcome la democracia y acaba con millones de vidas al liquidar a la clase trabajadora, se ha consolidado por la voracidad depredadora de Nicolás Maduro, su entorno político-militar-policial, que se ha extendido a todas las instituciones y espacios de la vida nacional, porque, a pesar de la farsa y maniobras negociadoras del bloqueo estadounidense, son millardos de dólares que mensualmente entran a las arcas nacionales, no solo en petróleo, gas y sus derivados en polímeros, sino también, en oro, hierro, aluminio, bauxita, cacao, madera, coque, plutonio, uranio, coltán, maderas y todo el resto de tierras raras. Todo ha sido un grotesco desangre a la nación que ha liderado Nicolás Maduro Moros y su camarilla de ladrones que controlan el poder político y asumen como suya toda la riqueza nacional, mientras que están matando de hambre y miseria a la mayoría de los venezolanos.
Y, como ha sido costumbre en los gobiernos corruptos, no solo en la periferia, sino también, en el centro del mundo occidental, el sector educación ha sufrido, el mayor recorte en la historia republicana, al punto de que en Venezuela, cualquier trabajador que quiera o sea obligado a trabajar en el sistema educativo, ya sea, profesor universitario, docente de educación media, primaria o prescolar, así como cualquier empleado profesional, técnico y obrero, debe buscar cualquier otro tipo de ingreso, para ir a su lugar de trabajo en la universidad, colegio o plantel educativo, porque, resulta que los sueldos y salarios reales, fueron confiscados por iniciativa de Nicolás Maduro Moros, en los que se percibe -todos homologados hacia abajo, hacia la degradante miseria- entre 130 Bolívares (1,63 U.S.$ a la tasa ficticia oficial) y unos 630 Bs (7,90 U.S.$), cuando mucho, para aquellos profesores con grado de doctor, mientras que, el cinismo del autodenominado "Súper Bigote", ha ideado una forma de esclavitud generalizada y control social, en aquello que él y sus cómplices dan en llamar "Bono de la Patria" y salario global, pero sin incidencia en las prestaciones sociales (que dejaron de pagar, desde la muerte del Comandante Hugo Chávez), montos que depositan a todos por igual; uno el quince de cada mes, en un equivalente de 90 U.S.$ a la tasa ficticia del Banco Central de Venezuela (BCV) y otro correspondiente a un iluso "Bono de Alimentación", equivalente a 40 U.S.$ a la tasa ficticia del BCV, y, señalo "ficticia", porque lo que impera y manejan desde las lavadoras de dinero del gobierno en sociedad con la banca venezolana es una tasa paralela que, por ejemplo, al día 17/04/2025, está en Bs. 100,37 X 1 U.S.$.
Dichos montos de miseria y muerte que reciben los trabajadores de la educación, en el subsistema de educación general de prescolar, primaria y secundaria, tanto como los trabajadores del subsistema universitario, terminan oscilando en un ingreso real de subsistencia, como estrategia criminal de administración del hambre y la pobreza como control social, mas no salarial, entre 133,63 U.S.$ mensuales y 137,90 U.S.$ como tope de ingreso, mientras que la vida a un trabajador y a su núcleo familiar (de 3 personas, en promedio) les cuesta alrededor de 2000$ para el sostenimiento del pago de servicios básicos y sin recreación o emergencia en salud, en donde, igual están percibiendo un obrero no calificado o escolarizado y un profesor universitario, con licenciatura, maestría y doctorado.
Huelga describir el tipo de docente con los que cuentan hoy los niños, púberes y jóvenes, que tienen que depender de la educación pública, que tampoco están alejados de los docentes de la educación privada, cuyas pocas excepciones están los colegios de educación católica privados, hasta que por presión de las alcabalas y coerciones de personeros del gobierno, entre supervisores de zonas educativas, inspectorías del trabajo, funcionarios del Ministerio de Educación, tanto de la básica y media diversificada, como de la universitaria, tengan que sucumbir y cerrar, por la fuerza de los hechos, mientras que otros grupos religiosos extremistas, primero a la sombra de Tareck El Aissami, luego, rindiendo tributo, directamente, a Nicolás Maduro y por intermedio de los hermanos Rodríguez, han pululado con sus instituciones de educación religiosa privada, con capitales de dudosa procedencia y dueños de grandes cadenas comerciales con capitales sucios, en donde trapean el piso con el personal docente y empleados venezolanos a su servicio, imponiendo normas suyas que violan el Estado de Derecho y toda normativa venezolana.
El caso es que todo trabajador de educación, que se ha resistido a abandonar el puesto de trabajo en una universidad, escuela o liceo público, ha tenido que aceptar -por la vía del hecho- el trabajo esclavo impuesto por Nicolás Maduro y, además, ese trabajador ha tenido que buscar recursos económicos por otros medios y vías para financiar su asistencia y trabajo mínimo o mediocre en dichas instalaciones educativas.
Por supuesto, esta dantesca situación no es algo espontáneo. Es planificada y controlada, como una política de control social, para la perennización de un gobierno dictatorial, que tenga una población cada vez más debilitada, estupidizada y macilenta, que asuma como algo irreversible esta situación, porque como dijo el Libertador Simón Bolívar: "Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza".
Esta forma de esclavitud laboral, no solo abarca al sector educativo en sus dos subsistemas. Va más allá, a todos los trabajadores dependientes de la administración pública y de todos los trabajadores dependientes de los privados aliados y cómplices del gobierno del dictador Nicolás Maduro.
Lamentablemente, esta situación de esclavitud laboral no se resuelve con el llamado a una marcha del 1ro de mayo, ni de la intervención mesiánica de algún gobierno extranjero, como tampoco depende de las mentiras de algún dirigente opositor prefabricado o ilusionista que venda esperanzas
Afortunadamente, los venezolanos contamos con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV: 1999) y con la fuerza de los hechos, en donde fue público y notorio el fraude cometido el pasado 28 de julio del 2024, por Nicolás Maduro y sus cómplices, sobre todo, con el celestinaje y brazo ejecutor del Fiscal General de la República, Tarek William Saab, quien junto con los cuerpos parapoliciales, policiales y militares, fueron los artífices de asesinatos, secuestros y encarcelamientos, para aterrorizar y gobernar en una farsa democrática que abrió paso a la continuidad del gobierno dictatorial de Nicolás Maduro, desde enero del 2024.
No es posible que con la anuencia del Fiscal asesino, Tarek William Saab, el dictador Nicolás Maduro meta presos a todos los trabajadores de la educación en Venezuela, que convencidos de que son la verdadera fuerza, salgan a la calle para no regresar hasta que caiga este gobierno de asesinos corruptos, una mañana de éstas, una tarde de éstas y, con el riesgo de que sus huestes genocidas, atenidas al terrorismo de Estado, maten a unos cuantos y cientos de los trabajadores de las escuelas, liceos, colegios y universidades.
Es imposible que bajo las órdenes de Nicolás Maduro, de William Saab o de cualquier otro de sus cómplices, metan preso a todo un pueblo o asesinen a todo un Pueblo. Ellos deberán gozar de vida y de buena salud, para que paguen por sus crímenes y por la corrupción. Y cuando la dictadura se tambalee, la mayoría de sus cómplices los traicionarán, otros huirán con lo robado y los más audaces y atrevidos saldrán rasgándose las vestiduras y llamando a un gobierno de transición. Lo más cierto es que el trabajo esclavo del sector educación se agudizará, hasta que Nicolás Maduro y sus cómplices caigan.
Dr. Luis Pino
@l2pino2