Ambivalencia Discursiva y Confiscación del Avión por Trump

El discurso como elemento base, definitorio de las posiciones del político, prefigura el camino que se propone transitar. O los caminos, si es ambivalente o polivalente, de ambigüedad deliberada, en fin, acomodaticio según las circunstancias e intereses.

En este sentido, tal fenómeno se evidencia cuando escuchamos decir a Olivia Troye, una alta funcionaria del primer gobierno de Trump, que "... aunque Trump mostraba rechazo hacia Maduro en público, en privado decía que era un 'hombre fuerte' ".

Esa expresión ambivalente deliberada, practicada por Trump, en su primera valoración utiliza las descalificaciones y las amenazas contra el adversario, como mecanismo de ablandamiento para luego hacerlo presa fácil y mantenerse en el imaginario supremacista como el gran líder fustigador, pero también busca ofrecer una lectura en el tablero geopolítico al gran polo contrapuesto a Occidente con cuyos países Venezuela ha afianzado lazos comerciales y de solidaridad en estos tiempos.

La segunda valoración, "hombre fuerte", da cuenta que Trump tiene claridad sobre las raíces bien fundadas del proceso político venezolano que ha resistido a su bloqueo y medidas coercitivas demenciales, que pusieron en vilo la soberanía y estabilidad de la nación; a las que se le suman las sanciones particulares contra Maduro en 2017 y 2020, las cuales impiden a cualquier ciudadano estadounidense relacionarse con él porque cometería un delito Federal.

Por tanto, es válido preguntar: ¿Por qué un ciudadano estadounidense enviado por Trump, Richard Grenell, encargado presidencial para misiones especiales, viene recientemente a negociar con un Presidente sancionado? ¿Debemos entender que se pone en práctica la valoración de Maduro es un "hombre fuerte"? No. En definitiva, se impone una valoración acomodaticia que invalida incluso normas de seguridad nacional gringa, con el fin de lograr objetivos que les permitan enarbolar banderas de triunfo internacional al conseguir la liberación de sus presos políticos y eventualmente la entrada al país de vuelos militares norteamericanos con deportados.

La confiscación del avión del gobierno venezolano en República Dominicana por parte del gobierno Trump, el segundo en seis meses en ese país, usado como satélite de las tropelías norteamericanas, ratifica el carácter acomodaticio que seguirá violentando los intereses de Venezuela y de cualquier otro país según sus conveniencias, lo que nos obliga a mirar siempre con recelos las manifestaciones de acercamiento con Venezuela como la que se pretende hacer ver con la visita Richard Grenell, que debo reiterar, suponen un ablandamiento para dar zarpazos.

Por tal razón, es deducible que las declaraciones del citado funcionario en relación con el objetivo de la visita a Venezuela, marchaban en paralelo con las acciones que estaban fraguando para el confiscamiento del avión, pues en éstas advertía que venían a solicitar la libertad de presos políticos estadounidenses, y no a negociar con un régimen ilegítimo. En consonancia perfecta con estas afirmaciones, estuvieron las del Fiscal General Merrick B. Garland, quien expuso como argumento para la confiscación del avión que "había sido comprado ilegalmente por 13 millones de dólares a través de una empresa fantasma y sacado de contrabando de Estados Unidos para que lo utilizaran Nicolás Maduro y sus secuaces.

Debemos tener recordar, que el discurso acomodaticio ha sido la práctica recurrente en la política norteamericana y muy particularmente de Trump, quien inaugura su segunda presidencia en el orden mundial, con una escalada de amenazas de apropiarse de territorios, bienes e intervenir en varios países sobre la base de la ambivalencia discursiva, similar a lo sucedido en el inicio de su primer gobierno cuando arremetió contra los migrantes mexicanos y amenazó con construir un muro que pagarían los mexicanos, promesa no cumplida porque bien sabían que ellos no podrían porque el costo de dicha obra estaba muy por encima del presupuesto destinado para asuntos fronterizos, que representaba el cinco por ciento de lo que costaría el muro.

Teniendo claro ese comportamiento gringo, Maduro con su equipo hábilmente se adelantaron presentando la Agenda Cero, concebida como instrumento soporte de nuevas relaciones y la presenta de este modo: "Vamos a un nuevo inicio de relaciones históricas, donde lo que haya que rectificar se rectifique y lo que haya que hacer se haga en el marco de respeto de relaciones en términos de igualdad, sabiendo quién es cada quien, porque aquí nadie engaña a nadie"

Sin lugar a dudas, una manifestación noble de declarar la voluntad de relaciones bilaterales armónicas, fructíferas, como ningún otra, en contraste con la agenda oculta gringa, cuya concreción ya se inició con la reciente confiscación del avión. Por ello, oportuno es citar al Che, quien sentenció en 1964: "No se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada. "



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Aquileo De Jesus Narvaez


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