El 8 de marzo no lo concebimos como una celebración para la mujer en general. Esta fecha la conmemoramos como jornada de lucha de la mujer trabajadora, quienes son las que cargan el más pesado fardo de opresión y explotación. Para las mujeres luchadoras, perseverantes, humildes, que logran vencer todos los obstáculos, esas que no se dan por vencidas ante la adversidad: nuestra admiración y respeto. Hay que conocerlas de cerca para darse cuenta de lo mucho que valen. Por todo el sufrimiento y trabajo que han pasado y pasan, estas mujeres aprenden a valorar lo que tienen y sacan fuerzas de flaqueza para seguir batallando.

Mujeres trabajadoras: ¡a crecer juntas!

Conozco a muchas compañeras que en las comunidades y centros de trabajo son ejemplos de honestidad, respeto, humildad, tolerancia, responsabilidad y solidaridad. A diferencia de lo que sucede en esta cada vez más asfixiante sociedad capitalista patriarcal, a ellas no se les debería cerrar las puertas. Son las que sobreviven y sostienen a su familia con trabajo duro y sacrificio. Carecen muchas de los recursos mas elementales y son sometidas a agresiones y humillaciones, algunas veces por parte de sus patrones, pero también por sus propios compañeros machistas.

En Costa Rica hay muchas mujeres migrantes que han dejado su país de origen, agobiadas por la violencia y la miseria. Han viajado muchísimos kilómetros y esto a ellas les da más fuerzas para mantenerse erguidas como columnas. Sin vacilar para enfrentar las adversidades del diario vivir. En su mayoría son mujeres que a muy temprana hora comienzan sus labores y a muy avanzadas horas de la noche se retiran a hacer el trabajo doméstico impago y a descansar pocas horas para comenzar un nuevo día de batalla por el sustento de su familia.

Como mujeres proletarias, esa diferencia de clase nos da el coraje para superarnos y continuar hacia un mejor mañana, lo que no nos permite claudicar. Como mujeres proletarias debemos unir lazos y apoyarnos mutuamente. La mujer obrera, campesina, indígena, migrante, debe ingeniárselas cotidianamente para subsistir. En ese caminar va aprendiendo cada día más y más, hasta llegar a valorar lo que tiene, lo que ha logrado, lo que aún falta por conquistar. También se da cuenta que su problema no es individual, sino que afecta a millones de mujeres como ella en el mundo, que sufren la más cruel desigualdad. Si es un asunto colectivo, lo que corresponde es promover la organización y la lucha solidaria de tantas y tantas mujeres que padecen la misma situación y problemas.

¡Compañeras: nunca dejen de reclamar por sus derechos! ¡Dejen oír su voz! ¡Nadie lo hará por ustedes!

Siempre han sido fuertes, más de lo que ustedes creen, solo deben mantenerse firmes avanzando juntas, estudiando y trabajando juntas, nunca se deja de aprender. Como mujeres proletarias organizadas grandes cosas podemos lograr. Creciendo juntas es mucho más fácil avanzar.

Dos consignas centrales para la mujer trabajadora

Desde la perspectiva feminista socialista del PRT queremos dar a conocer que este 8 de marzo saldremos a las calles nuevamente en la lucha por vivienda digna. Nuestra consigna ha sido, desde hace varios años: "la lucha por vivienda tiene rostro de mujer". Este año 2023 agregamos una nueva consigna central: exigimos al Estado guarderías 24/7, en todos los horarios, porque las madres trabajadoras no tienen en su gran mayoría horarios de oficina, muchas trabajan en sodas o restaurantes, incluso en bares, con horarios muchas veces nocturnos, muchos trabajos tienen actualmente horarios rotativos.

Según la última encuesta de hogares del 2022 el 33,4% de los hogares costarricenses son jefeados por mujeres sin pareja. Muchos de estos hogares jefeados por mujeres engrosan las estadísticas de pobreza y de pobreza extrema, pero la sociedad no le ofrece a estas mujeres condiciones para salir adelante, porque se considera que el cuido de las niñas y los niños es un problema privado y doméstico. Las guarderías públicas que hay en este momento cuentan con horarios de cuido de lunes a viernes y muy pocas horas. Esto afecta grandemente a madres que dejan a sus hijas e hijos donde una vecina, un familiar o amigo para poder incorporarse al ámbito laboral que exige horarios que no son de 8:00 am a 4:00 pm. Sabemos que esto tal vez no debería ser, pero las condiciones laborales de muchas de nuestras compañeras así son, no son ellas las que definen sus horarios de trabajo, menos cuando están en el sector informal; es la realidad con la que tienen que lidiar muchas mujeres en este país.

Consideramos que las mismas empresas deberían tener centros de cuido para los hijos e hijas de sus trabajadoras, pero para los sectores informales y otro tipo de trabajos debería ser el Estado el que asuma en las comunidades directamente la labor de cuido. Por que el cuido de las niñas y los niños no es responsabilidad exclusiva e individual de las mujeres, de las madres, sino que es un trabajo que se debería asumir de manera colectiva, es un problema social, no individual.

Las guarderías estatales y las redes de cuido no dan abasto y eso que estas están destinadas a la población en extrema pobreza, pero no tiene sentido que las guarderías sean solo para los hogares más pobres, tiene que ser para mujeres trabajadoras y no solo para extrema pobreza. No pueden ser excluidas de las redes de cuido las mujeres que ganan salarios de 500 mil o 600 mil colones, se le exije a las mujeres que continúen en la extrema pobreza para ser sujetas de un servicio que debería estar ahí para cualquier persona que tenga niñas y niños bajo su tutela.

¡Este 8 de marzo únase a nuestra columna feminista socialista!