Preguntas pendientes para Boza y Valdez

Después de leer los textos explicativos acerca de su propuesta de indexación de la economía (y no solo de los salarios, como aclaran ellos mismos), y auscultar en la bibliografía de Pascualina Curcio, asistí con el mejor ánimo a escuchar a Tony Boza y Juan Carlos Valdez en la sede del INCES de Valencia. Tenía una buena expectativa. Ya traía, antes de escucharlos, la impresión de que los amigos tienen la mejor intención del mundo con sus planteamientos, aparte de que les reconozco, de entrada, una gran valentía para adelantar este debate, que toca muchos aspectos bastante irritantes de las políticas económicas del gobierno, en varios auditorios del país, dirigiéndose a un auditorio que va más allá de la base popular del PSUV.

Me gustó, de entrada, su enfoque epistemológico, es decir, su concepción filosófica de la economía como ciencia. Para ellos (y yo estoy de acuerdo), la economía es siempre economía política, pues siempre se trata de relaciones sociales, y no entre cosas, ni se puede reducir a cuestiones puramente matemáticas. Es sabido que la economía predominante en la academia, desde por lo menos la década de los 90, tiene como premisa que la sociedad es un agregado de individuos, cada uno buscando maximizar sus ganancias, lo cual constituye, para ella, el máximo de racionalidad posible. Esta concepción de economía, que ya solo habla de "macroeconomía" y "microeconomía" quitándole el adjetivo "política", e incluso reduce la primera a la segunda, es propia del neoliberalismo y sus derivaciones teóricas. Es una versión extensa del conocido aforismo de Margaret Thatcher: "no existe la sociedad, sino los individuos".

Dicho esto, los amigos Boza y Valdez compartieron una serie de críticas a las políticas del gobierno con la que estamos de acuerdo desde hace tiempo. No podía ser de otra manera, porque afirmaron que se apoyaban en Marx y, por eso, no se consideran "trasnochados". Excelente. Cuestionaron entonces una larga lista de decisiones que, como evidentemente ellos saben, son políticas y fueron tomadas por este gobierno: el silencio del BCV acerca de una data básica, uso de miles de millones de dólares de las reservas en divisas para tratar de influir en el mercado cambiario y la tasa de cambio, el "secado" de liquidez a través del encaje bancario, la medida de la indexación de los créditos que ha beneficiado al sector financiero, la ONAPRE fantasma, el borramiento del derecho a la contratación colectiva, la bonificación que sustituye a los salarios, las ZEE, la asignación de dólares a la burguesía comercial, la continuación de la dependencia económica de nuestro país, el uso fraudulento de los Petros como supuesta "ancla" de salarios en algunos sectores. Pero más allá de esta lista (que es mucho más extensa), Boza y Valdez atacaron elementos de fondo de la concepción teórica que está orientando las políticas económicas del gobierno: el monetarismo que explica únicamente con el circulante la inflación y la hiperinflación, el abandono del rol del Estado en la economía y la "teoría del goteo" que sostiene que los empresarios deben enriquecerse primero para que, luego, eso "gotee" a los trabajadores y el resto de la población, tesis que sostiene el diputado Farías, que aparece como el defensor a ultranza de las políticas gubernamentales.

La crítica fue más allá. El gobierno, el entorno del presidente, los adulantes y falsos leales, son los culpables de esas políticas. Esos asesores (malos, neoliberales, etc.) son los responsables de estas políticas antipopulares, además de todas las mentiras y falsas promesas que se han hecho desde la Presidencia de la República.

Explicaron los amigos que la hiperinflación, tal y como aparece en muchos estudios (que cita el amigo Boza también en sus libros), se debe a la destrucción del aparato productivo, resultado directo, en la mayoría de los casos (aunque no en todos: hay el caso de un país africano, Zimbabwe cuya hiperinflación se debió sobre todo a una reforma agraria mal hecha) de guerras civiles o internacionales. De modo que pensar que un aumento del circulante de moneda nacional es la causa de la hiperinflación y, a partir de allí, sostener que cualquier aumento del salario de los funcionarios públicos lo que hace es aumentar la inflación, es un engaño cruel, una gran mentira, un error científico que hasta el FMI y sus teóricos han refutado, sin hablar de la argumentación de Pascualina Curcio. Y esa falsedad se debe a la asunción de un enfoque teórico, el monetarismo, que es francamente de derecha, neoliberal. Claro que esta explicación apunta a que la destrucción del aparato productivo venezolano, que viene desde varios años antes de las sanciones financieras norteamericanas, que arrancaron en rigor, hacia 2017, se deben a políticas económicas equivocadas desde hace varios años, con este gobierno y el anterior.

Esta fue una de nuestras preguntas: ¿cómo explican ellos, entonces, esa destrucción del aparato productivo venezolano, tan parecida a la ocasionada por una guerra, y que se inició antes de la tan llevada y traída "guerra económica" supuestamente adelantada por unas páginas web? ¿Cómo fue que solo esas páginas web tuvieron tanta eficacia como para atacar nuestra moneda? ¿No tiene eso que ver con el mecanismo discrecional de asignación de divisas y la corrupción que hubo alrededor?

Todo eso nos lleva a otra pregunta que hicimos: ¿Por qué este país sigue siendo tan dependiente, no solo del petróleo y sus altibajos en el mercado mundial, sino de los insumos del exterior? ¿Cómo es que, 22 años después, seguimos tan o más dependientes que antes? ¿Por qué el dólar es tan importante? ¿Cuáles fueron las causas por las que no se diversificó la economía venezolana? ¿Los dólares que se cambian en las casas de cambio, no tienen que ver con los dólares que se asignaron al sector privado?

Pero quizás la pregunta principal que hicimos fue ¿cómo aplicar la indexación a los salarios (porque, según los ponentes, todos los demás precios de nuestra economía están indexados: los de los productos, los de los servicios, los de los alquileres, los de los créditos, etc.), si eso va en contradicción con la orientación general de la política seguida por el gobierno, orientada a reducir a niveles de supervivencia los salarios, para ofrecer fuerzas de trabajo barata a los capitales extranjeros? ¿Cómo van a respetar el artículo de la Constitución que habla de fijar salario de acuerdo al costo de la canasta básica, si otros aspectos esenciales de la Carta Magna están suspendidos, y hay una supuesta "Ley Constitucional" que le permite al Presidente "desaplicar" cualquier ley, sobre todo cuando se trata de llegar a acuerdos con capitales extranjeros?

Esa interrogante derivó en otra pregunta que hizo una señora (seguramente, miembro de algún CLAP), que me pareció muy esclarecedora y clave: ¿cómo puede haber voluntad política para dar ese viraje hacia las exigencias de los trabajadores, si el gobierno ha sido asesorado y convencido hasta ahora de esa política, y atacan a los que la ponen en tela de juicio (incluidos los amigos Boza y Valdez, pero también al maestro Britto García, María Alejandra Díaz y otros), acusándolos de hacerle el juego al imperialismo y hasta de ser agentes de la CIA?

Estas preguntas quedaron sin respuesta. Los amigos cambiaron de tema: que el proceso bolivariano fue construido por el pueblo, que Maduro simboliza al proceso y por tanto al pueblo, etc., etc., etc. De todos modos, se las mandé al wasap de Boza. Quiero decir que comprendo claramente su posición. Están en peligro. Ya es mucho lo que hacen, avanzando, con mucho valor y buenos argumentos, esta discusión en la base chavista (y más allá), justo en este momento de despertar del movimiento popular, justo cuando está efervesciendo la desesperación del pueblo por su propia supervivencia biológica, hoy en peligro.

 



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Jesús Puerta


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