Nunca más volver a subestimar al capitalismo

Si ahondamos en las luchas revolucionarias buscando el núcleo central de las contiendas, encontraremos allá en lo profundo la lucha entre el egoísmo, el individualismo, enfrentado a la conciencia del deber social, de pertenencia a la sociedad, a la especie. El hombre enajenado enfrentado al humano liberado. Esa es la esencia de toda batalla revolucionaria. La política revolucionaria es, en definitiva, una lucha moral, espiritual. Haber descuidado esta confrontación, haberse distraído con otros objetivos subalternos es la causa primera de la derrota en las revoluciones.

Todos los intentos revolucionarios mundiales han sido derrotados. Y todos lo han sido por fuerzas retrógradas que yacían en su interior, han perdido la lucha interna. Los intentos revolucionarios del futuro deben atender la lucha contra el egoísmo interno, por la conquista del hombre nuevo, libre, emancipado espiritual y materialmente a riesgo de, tarde o temprano, perecer. Venezuela y el intento socialista del chavismo no escapa a esta realidad cruel, aquí el Socialismo fue derrotado por el madurismo larvado en su interior. Se repitió el mismo fenómeno de todas las revoluciones, fue capturado por las fuerzas internas del egoísmo, regresó a la enajenación capitalista.

En Venezuela, dentro de la Revolución Chavista se dio una guerra interna, poco percibida por los revolucionarios, aunque muy clara para los factores del capitalismo egoísta. Si revisamos la historia del ensayo chavista, encontraremos muchos ejemplos de saboteo de iniciativas socialistas, de vetos a dirigentes socialistas, de estímulo a iniciativas fragmentadoras de la sociedad. Después, ya tarde, se entendió lo difícil que fue para Chávez, él, prácticamente solo, impulsar el cambio socialista.

Se falló en detectar el peligro, no se percibió dónde estaba la batalla principal. El partido PSUV no fue vitrina de la nueva relación humana, de la relación socialista, al contrario, temprano se perdió allí la lucha interna y ese partido se convirtió en una nueva "acción democrática". La organización social fue saboteada, cambiada por unas plataformas de internet; la economía socialista, de propiedad social de los medios de producción y distribución, fue saboteada desde adentro, víctima de la peste del egoísmo. Frágil estaban las bases éticas de la Revolución, débil la convicción socialista de la dirección. Eso lo entendió el capitalismo, ya el trabajo principal estaba hecho, el líder estaba aislado en su propio cuartel. Y fue fácil asesinarlo para torcer el rumbo.

En el futuro, los intentos revolucionarios no pueden descuidar la lucha contra el egoísmo. Derrotado el egoísmo, la Revolución será invencible; mientras el egoísmo repose en el interior del proceso, éste no puede avanzar, tarde o temprano perecerá. El partido, la organización social, la economía, todo movimiento de la Revolución debe tener como objetivo esta batalla principal, todo debe estar subordinado a esta lucha contra el egoísmo y por la conciencia del deber social. No es fácil, el virus del egoísmo vive en todos los humanos que crecen en un sistema capitalista, en unos más que en otros, pero en todos está presente, presto a saltar en los momentos de decisión, cuando el individuo se encuentra en la encrucijada vital, escoger entre su mezquindad o el bien común. Las relaciones económicas realmente socialistas, la propiedad social de los medios de producción, el Sistema Presupuestario de Financiamiento del Che, la vigilancia revolucionaria, la crítica y la autocrítica parecen ser buenos instrumento para luchar "con todos contra el egoísmo de todos" … El obstáculo sigue sin superarse.

¡CHÁVEZ, CONCIENCIA DEL DEBER SOCIAL!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1601 veces.



Toby Valderrama Antonio Aponte

elaradoyelmar.blogspot.com

 elaradoyelmar@gmail.com      @elaradoyelmar

Visite el perfil de Toby Valderrama Antonio Aponte para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: