"El mundo debe olvidarse del petróleo barato… Seguirá subiendo y llegará algún día a los US$100 por barril". Hugo Chávez político venezolano, y ex presidente de Venezuela 1954-2013.
¿Quiénes causaron la ruina de Venezuela, el país petrolero más rico del planeta tierra? No cabe duda, a estas alturas del juego en pleno siglo XXI, las erradas políticas del fracasado socialismo real del siglo XX, aunadas a las cancerígenas políticas monetarias de reconversión, y el despilfarrador, y corrupto gasto público, con el perverso fin del control social de la población. Sin duda, todo esto generó un tumor que provocó la destrucción del aparato productivo nacional. Sin duda, la colosal corrupción militar hizo metástasis, no hay un solo militar de alta graduación que no ande en una camioneta de lujo de alta gama, y metidos en todo tipo de negocios sucios, y si le sumamos el monstruoso saqueo de los bienes públicos, cuyos activos ahora son picados, y vendidos como chatarra, durante estos últimos años de hegemonía totalitaria, estas son las causas más dañinas de destrucción de la patria, después del coronavirus, en un país donde la gente prefiere morir por enfermedad, y no por hambre.
Pero también el predominio del miserable modelo cubano, con 62 años de miseria sobre el pueblo cubano, y que se siembra como el santo, y la seña de todos los virus que matan a los venezolanos: aquella vieja idea de hace mas de 85 años de Arturo Uslar Pietri de "sembrar el petróleo", ahora es cambiada por "sembrar bodegones y casinos" para legitimar capitales, del narcotráfico, y la explotación mafiosa del Arco Minero, y el contrabando de alimentos, combustibles, y todo tipo de rubros comerciales.
No sembramos el petróleo, ahora sembramos bodegones y casinos. Cuando Arturo Úslar Pietri lanzó aquella frase tan repetida durante años de: "sembrar el petróleo", una frase de un gran contenido, y profundidad. Donde explicaba que lo ideal sería que los ingresos que el fisco recibía de la renta petrolera se dedicaran, si no totalmente, al menos en una proporción significativa, como inversión, de modo que se fuera edificando un modelo de país, de desarrollo, no petrolero, que pudiera mantener una economía fuerte, y seguir progresando, el día que el petróleo tuviera bajas, de importancia la producción.
Pero durante estos últimos 60 años, se obvió como prioridad para el desarrollo la tarea efectiva de sembrar el petróleo, simplemente fue derrochado alegremente, y hoy su infraestructura luce destruida. Si en estos 22 años de revolución se hubiesen frenado los gastos improductivos, destinando una gran parte preponderante de los recursos obtenidos, a una inversión perdurable, hoy tuviéramos un milagro revolucionario.
En la alicaída sociedad venezolana que opta por huir del país se escucha de uno, y otro lado de las fronteras patrias, el horror de lo que se vive en Venezuela, donde su parque industrial está paralizado, porque cuando se hablaba de desarrollo, no se puntualizaba bien sobre la industrialización. Aunque la industrialización, constituye la etapa medular del desarrollo económico que todo país ambiciona. Además fueron estos últimos años, donde se cometieron errores graves, y procedimientos politiqueros negativos. La política industrial de Venezuela esta en pleno siglo XXI, basada en un militarismo ignorante casi ciego, con el único objetivo corrupto, de sustituir la importación de bienes.
Vivíamos de la renta petrolera hasta que destruyeron a pdvsa, sin hacer nada para desarrollar nuestra economía. Industrializarnos ha sido una quimera, por no manejarnos profesionalmente, y meritocraticamente, y en forma coherente nos trajearon esta desgracia que hoy pagan todos los venezolanos de a pie. Ahora quieren hacer que el pueblo regrese al conuco cavernícola, sin combustibles ni maquinarias, mientras que fríamente, y sin controles, se dilapidaron, inmensos recursos, sin emprender ambiciosos. Y efectivos planes de desarrollos agroindustriales.
Hoy luce tarde, pero no imposible para resignarnos, hemos sido permisivos ante el deterioro perverso de la principal fuente de riqueza del país. Hoy el pueblo venezolano paga las consecuencias de lo malgastado en poliquiteria, y en rubros de consumos que generaron una corrupción atroz.
No sembramos en educación, en ciencia, ni en tecnología, entre otros objetivos, si se hubiera aprovechado esos inmensos recursos en dólares, otra sería nuestra realidad, con otro panorama, y Venezuela no estaría inmersa en esta profunda crisis económica, política, cultural, y social.
Entendamos que la política es organización, para lograr objetivos en la calidad de vida: los políticos de Venezuela, no supieron escoger a los gerentes, que fueran capaces de producir los alimentos a gran escala que necesita el país. El petróleo que dilapidaron los politiqueros de oficio, nos acostumbró a tenerlo todo fácil sin sembrarlo.
Pero la casta militar ignorante, enquistada en la industria, es la que ha tenido la mayor responsabilidad por mal administrar, nuestros recursos económicos, cuando emplearon supinamente, una mala y perversa política de indexároslo, improvisada y anárquica, con una autarquía anacrónica, y por lo tanto criticable y condenable.
Hoy hay que hablarle claro al pueblo sin medias tintas, pdvsa perdió su auge. No genera las divisas suficientes para satisfacer las necesidades del colectivo, que vive un calvario de miseria. Ya la producción de petróleo se secó, y no fue precisamente por dársela al progreso de la nación, sino por la corrupción inescrupulosa que engrosaron cuentas, y empobrecieron al noble pueblo venezolano.
Es hora de despertar de esta pesadilla interminable, y emprender la lucha por la reingeniería política para la reconstrucción del país. Si este paso no lo damos, si no lo asumimos, es muy posible que el porvenir para las nuevas generaciones sea muy oscuro.
Esta casta militar ignorante, perdió la oportunidad que le brindó el petróleo, el gas, y el hierro de progresar, y convertirnos en un país potencia.
Seguimos en las viejas prácticas politiqueras, ahora con los llamados alacranes. Seguimos siendo un barco sin rumbo. Necesitamos que la educación tenga calidad en sus contenidos, a fin que le dé a Venezuela, en todos los niveles, desde el obrero calificado, hasta el científico, y el técnico, las herramientas humanas, que el país necesita para impulsar la etapa de desarrollo que se tendrá planteada resolver, frente a este desastre, de otra manera, aunque tuviésemos los recursos, y la voluntad de ejecución, se fracasaría porque no tendríamos los recursos humanos de alto nivel para llevarlos a cabo.
La clase política de hoy debe ir por algo diferente. En lugar de desear, y esperar por un cargo burocrático debe luchar, para construir un país próspero, desarrollado y estable. Es una inmensa responsabilidad sobre sus hombros, para los nuevos actores que entren al juego de salivación nacional.