La Guaratara

Pascualina, Farías y Hellboy

Las opiniones encontradas de la profesora Pasqualina Curcio y el constituyente Jesús Faria han despertado enorme interés y animado nutridos debates que se han hecho populares en las redes sociales, desde diversas perspectivas; académicas, políticas, empresariales, constructivas, divisionistas y hasta agresivas. No es para menos. Ambos académicos son brillantes y encarnan la inteligencia, vocación y efervescencia de la política venezolana y todo un pueblo decidido a participar en los asuntos de más alto interés nacional, especialmente en momentos de mucho sufrimiento para la clase trabajadora, víctima de la hiperinflación, la guerra contra nuestra moneda, las finanzas y toda la vorágine que implica transitar de una cultura rentista, parasitaria y corrupta a una economía productiva y un Estado capaz de interactuar en el mercado internacional sin declinar en su fundamento humanista.

No tengo la extraordinaria formación científica de Pasquialina Curcio y Jesús Faria. De hecho en el área económica y financiera, la Revolución Bolivariana siempre ha contado con académicos de reconocidas universidades nacionales e internacionales, con aciertos y errores en esas mismas proporciones geográficas, como aquel ilustre matemático de una universidad europea que, desde Finanzas y el BCV, diseñó los sistemas cambiarios que impulsaron el colosal financiamiento petrolero a la inversión social, que a su vez engendró la pequeña burguesía cadivista y la gruesa burguesía importadora, sin duda identificadas por el Pentágono y la CIA como fisuras por las cuales colar las operaciones de contaminación a nuestras formas de interacción financiera, hasta llegar al manejo de la oposición como una organización criminal que facilitó el despojo de Citgo y miles de millones de recursos en divisas y oro, el bloqueo financiero y la destrucción de nuestra capacidad petrolera. Esas condiciones, sumado a la pandemia mundial, impiden la aplicación de recetas lineales como la "dolarización de los salarios", la referencia con el Petro o la nivelación salarial internacional, sustentada en los ingresos tributarios, así nada más.

Luce entonces el Gobierno Bolivariano como el personaje de DHE: Hellboy, con aspecto maléfico, origen diabólico, incluso cuernos limados, pero determinado a combatir las fuerzas oscuras usando todas las armas a su mano. Según algunos sindicalistas, opinadores e intelectuales, Maduro simplemente se niega a dolarizar o "Petrolizar" los salarios por pura complacencia con la burguesía y mera testarudez. Abundan entonces las propuestas populistas, mientras otros denuncian la emisión de dinero inorgánico y los eruditos dejan en segundo plano las sanciones gringas contra Venezuela; los despojos, el bloqueo comercial y el atentado contra Guri que nos impidió posicionar el Petro digital, más la complejidad sanitaria y económica del 2020. Siempre, siempre se impone en todo análisis, protesta y propuesta, ante todo, condenar la dramática experiencia que implica para la historia política venezolana, esa despreciable estirpe Guaidó: plus de la traición Malinche, saqueadora y Santanderista contra la Patria. Por su parte el Gobierno Bolivariano no debe olvidar la experiencia desafortunada que significó la anterior gestión de PDVSA, incapaz de maniobrar ante las alertas latentes que amenazaban el corazón energético y financiero de Venezuela. Sin el sustento científico de los generadores, me atrevo a afirmar que ese Hellboy nos conducirá a vencer la canalla y la Malinche, hasta el momento de despejar el panorama sanitario mundial, para garantizarle a la clase trabajadora de Venezuela el sistema salarial más prometedor de la región.



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Joaquín Román Rondón Santiago

Profesor universitario

 unellezjoaquin@gmail.com      @LaGuaratara

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