Aquí en Venezuela, de carambolas sabemos hacer Tapabocas!

Decía la señora Gertrudis que estaba en la cola, delante de mí, a otra con quien conversaba animadamente en la alcaldía, mientras nos acercábamos a la taquilla de Catastro.

__¡Fíjate, chica! allá en Europa, donde reside mi hermana, sí es verdad que se cumplen las medidas de aislamiento; allá, sí, se consiguen todos esos insumos para las personas que se contagian con esta recién nombrada enfermedad. No es como aquí, lo tienen solamente los enchufados. ¡Aquí iremos a morirnos todos, qué Dios nos agarre confesados! Yo no entiendo cómo hay ignorantes que aún creen en esto.

Todo esto acontecía en el contexto de dos días después de haberse decretado la Cuarentena a nivel Nacional.

__ Señor, tiene que colocarse el Tapabocas, es por su bien; mire que usted ya es un anciano. __ Me ordenaba una empleada de la alcaldía, quien llevaba un poco de papeles en sus manos.

__ Menos mal, que mi familia está por allá, ¡si yo pudiera irme! lo que pasa es que el negocio está comenzando a prosperar; y mi marido no quiere irse ¡Ay, mija, si por mí fuera! __arguyía la señora a su interlocutora; que a cada rato, me decía:__ señor, ¡un poquito para tras, por favor!, mantengamos la distancia.

__Frente a esta pandemia, ellos, en Europa están bien seguros, no les pasará nada. Aquí en Venezuela, de carambolas, sabemos hacer Tapabocas. Fíjate, en esa ciudad europea, donde reside mi hermana; le llevan esos protectores a la casa, de buena tela, no como esa mamarrachada que hacen aquí; sólo la gente del gobierno; y los militares esos, son los que lo usan de buena calidad.

Mientras la cola avanzaba, se acerca una joven que andaba con una de las señoras, portando un flamante celular en las manos, de esos que son más inteligentes que yo. El mío cuando lo vio, las teclas se le arrugaron.

__ Doña Gertrudis, vea este vídeo __Le dice la joven a la doñita

Yo, como quien no quería la cosa, casi de pepa asomada, e irrespetando un poco la distancia, con el rabo del ojo, logré ver y escuchar con mis parabólicas, unas imágenes, donde daban las noticias de los miles de fallecidos que habían ocurrido en Europa, a consecuencia del Covid-19. La doña le increpa a la moza: __Eso está escrito en la biblia, a los venezolanos también puede llegarles su turno __ Sin pensar la decrépita, quizá en su propia torpeza, que somos esos mismos venezolanos los que le compramos diariamente su mercancía; haciendo que su negocio prospere.

La cola siguió avanzando; hasta que llegó mi turno de cancelar los impuestos municipales de mi vivienda principal que tenía atrasados. Me retiré de la alcaldía; y para evitar que la funcionaria volviera a amonestarme; en menos de lo que canta un gallo, me apuraba en llegar rapidito a la casa, para estrenar un Tapabocas que mi mujer, con unos retazo de navidad que le sobraron, en su "Negrita", gustosamente me hacía.



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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