Reflexiones post covid-19. ¿Un virus ecológicamente rebelde, e ideológicamente anticapitalista y ateo?

De "el grito de la tierra" a "la rebeldía de la naturaleza"

Desde cuándo no gime la tierra, y ¿Quiénes y cuántos advierten esta súplica?

Convertidos en individuos desnaturalizados vivimos la vida aunque conscientemente (siempre con una conciencia falsa); nunca o casi nunca nos preguntamos por la salud de nuestra casa-causa común, la responsable de nuestra existencia.

Excepto nuestras generaciones antepasadas y militantes ecológicos, muy pocos tienen el don de percibir el grito que da la tierra cuando los poderosos la sobreexplotan y oprimen a los pobres.

No se trata de estar dotados de oídos grandes o de tener los cinco sentidos completos, también es una cuestión de escuchar-sentir, y especialmente tener un alma de ecología profunda.

No saber, ni imaginarse cuando el planeta está a punto de desatar la furia, dice mucho de nuestra desconexión y divorcio con nuestra madre naturaleza

No escuchar-sentir el llanto de la tierra, no tener alma, es una falla antropológica. Inversamente, tener más imaginación o predicción sobre el momento preciso del estallido de la naturaleza nos hace seres más evolucionado.

Increíblemente, a pesar que la tierra tuvo que pasar miles de millones de años formándose para darnos la vida, ya no sentimos su calor de progenitora ni nuestra mejor amiga, sino todo lo contrario. El utilitarismo, el mercantilismo y el antropocentrismo primermundista nos hace imaginar la naturaleza una simple esclava; a la que, en nombre de la productividad, debe ordeñarse sin piedad.

Contrariamente a esta ideología destructiva y negacionista de la vida, nuestrxs abuelxs nos enseñaban que debemos vivir conforme a lo que la naturaleza bondadosamente nos regala. Es decir, que no debemos pedirle ni quitarle más allá de lo que ella puede darnos.

Hacer lo inverso, como manda esta especie de panteísmo enseñado por nuestrxs antepasadxs, es motivo para que ese ser supremo, llamado naturaleza, castigue sin palos ni rejos, esto es mediante severos castigos.

Sin duda, la naturaleza, como el gran reino de los seres vivientes, siente, llora y se enfurece en la medida que se le ultraja y maltrata. De acuerdo con la ecología política, la pandemia actual es producto de la destrucción de los ecosistemas (esto es, el impacto del hombre acumulador de riquezas) una de las causas por las que aparecen virus desconocidos.

Jordi Serra-Cobo,Biólogo de la Universitat de Barcelona, sostiene que el covid-19, al igual que en el SARS del 2002, dio el salto del murciélago al ser humano; pues este quiróptero al exterminársele su hábitat natural, se desplazó a otros lugares habitados socialmente. Así el hombre (y la mujer) se convirtieron en víctimas o intermediarios directos). Las "alteraciones ambientales", según el referido biólogo originan "estrés" en los murciélagos, algo que parece que provoca más virus en la saliva, orina y heces" de estos animales.

En esta era llamada capitaloceno, según Jacson Moore, los límites de la naturaleza resultan cada vez más frágiles para sostener la presente civilización basada en la sobreexplotación de nuestra madre tierra.

Ello explica que al romperse el umbral ecológico la naturaleza interviene mediante catástrofes ecológicas. Así que la gran lección es que no podemos someter la naturaleza bajo ningún criterio económico o político, sobre todo si se trata de favorecer a unos pocos…. Los humanos somos parte de la naturaleza, si la exterminamos nos exterminamos todos, pues todo está conectado con todo..

El covid. 19: de las revueltas sociales a las naturales

Romper el umbral antropológico, o explotar sin límite los cuerpos humanos, ha traído sus consecuencias sociopolíticas. Desde 1989, con El Caracazo, el mundo nuestroamericano entró en una nueva ola de rebeldía continental contra el capitalismo neoliberal.

Sin embargo, esta ola de revueltas contra el capital, aún es insuficiente para saldar la deuda social de los pueblos; así mismo falta mucho lucha para lograr justicia e igualdad social (étnica, género y en todos los sentidos).

Ciertamente, los tsunamis sociales se quedan cortos frente a una PARADA GLOBAL impuesta por el COVID-19 contra la destrucción y despojo de nuestras fuerzas humanas y riquezas naturales. He escuchado a gente de la tercera edad decir: "el coronavirus vino a poner orden al desastre natural causado por mentes inescrupulosas".

¿un virus antisistémico, anticapitalista?

Aunque el freno de emergencia accionado por este extraño microorganismo, no vencerá al capitalismo- como le respondió el filósofo Byung-Chul Han a su colega Slavoj Zizek en una reciente polémica filosófica- sí ha sacudido como ningún vendaval a toda la armazón del sistema mundo capitalista.

Como se sabe, el covid-19 no seleccionó en particular a ninguna clase social, etnia cultural, grupo etario, diversidad de sexo, género, ubicación planetaria (primer, tercer mundo y otros mundos que ha inventado la narrativa eurocéntrica).

A diferencia del N1H1 y del ébola que mató hombres y mujeres pobres en masa, este nuevo coronavirus se ha llevado en los cachos a gente de todas las clases, incluso a gente que se consideraba intocables, esto es desde los más miserables hasta los más encopetados apostadores en la bolsa de valores, desde humildes dirigentes comunitarios hasta los más altos funcionarios de las dictaduras imperiales.

Y como si fuera poco, en el plano mediático donde el capitalismo tiene un poder omnímodo, habida cuenta haber construido un régimen de verdad a su favor, el covid- 19. lo ha hecho quedar cual pobre rey desnudo en medio de una plaza pública. Bien conocido es la cantidad de anuncios inútiles hechos por las autoridades de los países denominados desarrollados y altamente tecnologizados para intentar enfrentar el impacto de las consecuencias sanitarias y económicas.

A destiempo tales anuncios de asistencia multimillonarios hacen que estos países reconozcan abiertamente que han mantenido perpetuamente un sistema de explotación social e injusto contra la clase trabajadora.

Los saqueos multitudinarios en Italia a pocos días de la cuarentena, son demostración de un sistema social perverso. Miles de personas en condición de parados y trabajadorxs por cuenta propia no resistieron siquiera un mes de confinamiento para salir a las calles a reclamar la propina prometida por el gobierno.

Pero lo más vergonzoso de esta desnudez pública de estos países denominados primermundistas, ha sido el descalabro de sus sistemas sanitarios. Los pocos hospitales públicos que afortunadamente no fueron desmantelados por el neoliberalismo, quedaron en la orfandad: falta de respiradores, equipos, personal y condiciones médicas de atención para atender la pandemia.

En países como España, Italia, España, los pacientes son desestimados y ruleteados los pacientes. Y en los propios Estados Unidos, sencillamente los infectados no llegan si quiera a las clínicas, pues muchos de éstos no cuentan con seguros médicos.

El virus contra la religión católica

Por otra parte, este "mal"-que raramente está afectando al 1% por ciento de la población privilegiada mundial- además de haber batuqueado los mercados y desplomado las monedas por el espanto de los capitales, también ha puesto de rodilla al poder de la iglesia católica.

Como se sabe, recientemente vimos cerca de la Basílica de San Pedro, al Papa solitario hablar a todo el mundo. ¿Qué significado tiene este escenario imprevisto? ¿Acaso estamos frente a un símbolo hueco, desautorizado como máxima autoridad religiosa en la tierra?

Reflexiones inacabadas

-¿Qué pasará después de la pandemia? No soy tan optimista como Zizek que espera para el mundo post covid-19 un comunismo más reinventado. Nunca olvidemos que el capitalismo es como el sapo, aunque le pinchen los ojos siempre salta hacia adelante. Este fenómeno extravagante lo estamos visto en plena crisis viral; en ningún momento cesa de brotar una epidemia de comerciantes especuladores de todo tipo que están arruinando los bolsillos de la gente. Así mismo, cuando se esperaba una actitud más reflexiva y menos prepotente del centro imperial, por ser el blanco de ataque del nuevo coronavirus, osadamente pretende invadir a un país soberano como el venezolano. ¡No van a poder, Venezuela es un país de héroes y libertadores!

-Hablemos claro, esperemos del capitalismo otra cosa menos que tenga conciencia humanitaria y planetaria; para este sistema la economía es lo primero y lo segundo, y de ultimo es la salud y la vida. Ya lo dijo hace unas cuantas décadas el economista austriaco F. Hayek "el Estado (subordinado al mercado) no puede ser altruista a costa de otros". Así nos explicamos que los capitalistas son reacios a guardar cuarentena. Nunca para de explotar en busca de jugosas ganancias.

-Está por verse que en un futuro cercano las naciones capitalistas apliquen regresen o mansamente a un Estado de Bienestar. Las reivindicaciones tienen que venir producto de una lucha más radical de la clase trabajadora organizada contra el capital. Miremos la experiencia chilena, desde octubre del año pasado empezó una imparable revuelta social contra las reformas proneoliberales de Piñera, y transformada últimamente en una rebelión radical, empero las fuerzas de la reacción se mantienen firmes por mantener incólume el sistema.

-Ahora ¿qué hacer, si cada crisis es una maravillosa oportunidad para avanzar? La pregunta clave, de acuerdo con Arturo Escobar y otrxs intelectuales, es ¿cómo rehacer nuestra economía y política de una manera que respete los límites ecológicos y funcione para toda la humanidad?

-Ciertamente, asistimos al final de una era (capitaloceno), empero ¿estamos listos para construir la era que habrá de venir? Con el mismo enfoque, pero desde otro ángulo, el sociólogo Atilio Borón (en Página 12, 03-04-20) afirmó que la pandemia demostró que el neoliberalismo - concepción radical del capitalismo, según algunos economistas- es un cadáver insepulto; entonces ¿por qué no se entierra este cadáver de una vez por todas? Como es conocido, enterrar un cadáver se necesita de sepulturerxs, pero también de lxs constructorxs de esa otra era o civilización que sustituya la anterior. En términos gramscianos, ¿dónde están lxs sujetxs históricos decididxs acabar con el neoliberalismo- y la estructura que lo sustenta: el capitalismo como modo de producción y como sistema internacional? - y construir ese comunismo renovado o reinventado que plantea Zizek?

-Del mismo modo debemos preguntarnos en torno a una praxis filosófica que nos indique la necesidad de bajarnos de ese tren ciego y enloquecido, conducido por el gran capital. Esta pregunta viene al grano porque muchos líderes progresistas y de izquierda consideran que el capitalismo no tiene límites, y que se puede convivir fácilmente con éste.

-Ya el covid- 19 metió el freno de emergencia, hace falta que los humanos hagamos el resto…Por cierto, durante toda la estadía de la pandemia no he visto a lxs sujetxs históricos muy activos. He observado más solidaridad familiar y menos solidaridad social y solidaridad comunitaria; estos dos últimos son sujetos históricos de suma importancia para crear una subjetividad contrahegemónica frente al capital.

-En el caso de las redes, la derecha si anda muy activa, han puesto a circular a millón una caterva de noticias falsas y toda una basura propagandista contra países y dirigentes hermanos que libran una batalla formidable contra la pandemia. Y ¿dónde están las redes alternativas que nos ayuden a organizar un modo de vida solidario que apunte y apueste a una nueva ética social comunitaria para un futuro de sociedad no capitalista?

El autor es: Profesor universitario

franc2604@gmail.com



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Francisco Hernández

Profesor universitario

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