Si vis pacem, ¡Dejen de joder!

Pertenezco al extraño grupo de personas impulsoras del programa de Justicia de Paz en Venezuela. Confieso que entré en él de manera accidental, sin habérmelo propuesto ni haberlo jamás visualizado dentro de los objetivos y metas de mi vida. En ello intervinieron tres elementos claves: el primero de ellos es que Julio Borges era su principal promotor y líder; el segundo, que yo había sido un aventajado alumno de la consultora principal contratada para el diseño y ejecución el Programa, y el tercero que yo era para entonces director nacional del Ministerio de la Familia.

De alguna manera un grupo de jóvenes abogados egresados de la UCAB, a mediados de la década de los 90, entraron en el seno del entonces Magistrado Alirio Abreu Burelli y lo hicieron promover hasta aprobar la primera "Ley de Justicia de Paz" en 1994, a pesar de que ya en la Constitución del 1819 había propuesto la implantación de esa figura como necesaria para resolver pequeños conflictos. La Ley y el Programa tenían toda la justificación ya que para esa fecha, en Venezuela más del 85 % de la población, según datos del Banco Mundial, estaba excluida del Sistema de Justicia formal; el existente era "costoso, sobrecargado y éticamente cuestionado". Aprobada la Ley, ninguna de las instituciones responsables de garantizar la justicia parecía interesada en que ésta se concretara, pues los juicios eran "gratuitos", los jueces eran "elegidos por la comunidad" y el único requisito académico era que "supieran leer y escribir" ¿¡Habrase visto semejante locura!?

Gracias a que Julio Borges era novio de Mercedita Briceño, la hija de la ministra de la familia, Mercedes Pulido de Briceño, ésta decidió romper toda la lógica institucional y, sin formar parte de las políticas ni de los planes del ministerio, decidió forzar la barrera y cumplir el sueño de su potencial yerno, aunque de nada le valió. Movió recursos de no sé qué partidas y los transfirió a la "Asociación Civil Primero Justicia", la misma que luego recibiría recursos de PDVSA para crear el partido del mismo nombre y que en una pelea por el botín, abortó a Voluntad Popular.

Como parte del equipo formulador del Programa Nacional de Justicia de Paz me tocó adentrarme en los orígenes más lejanos de mediación y resolución de conflictos; estudiar a los teóricos más avanzados en el tema y descubrir historias motivantes y aleccionadoras de expertos en el área que habían cambiado sus bufetes clásicos por "centros de mediación y resolución de conflictos", en los cuales, cual terapistas familiares, habían ahorrado ingentes capitales a dueños de empresas que habían optado por este medio en vez de enfrascarse en litigios clásicos, en los que los únicos ganadores suelen ser los abogados que terminan poniéndose de acuerdo entre sí sin importarles sus clientes. De esa experiencia salí convertido en "un apóstol de la paz".

¿QUÉ LEYERON JULIO BORGES, CAPRILES Y LEOPOLDO LÓPEZ?

En 1997, bien avanzado el Programa, publicado el libro: "La Justicia de Paz: Manual de Referencia", 1997, editado por el Ministerio de la Familia y la UCAB, del cual soy coautor, abandoné ese ministerio para unirme a la campaña presidencial del Comandante Chávez, y pensé que Borges seguiría siendo promotor de la filosofía de paz que tanto habíamos predicado porque, aunque sus "fallos" en los casos que llevaba en su programa en RCTV: "Justicia para todos" daban terror, la esencia de resolver casos sin acudir a la justicia ordinaria, era admirable. Leopoldo y Capriles al llegar a las alcaldías de Chacao y Baruta respectivamente promovieron el Programa de Justicia de Paz, sin embargo, su verdadera esencia se vio en abril de 2002. Allí, a pesar de ser todos abogados, de conocer el sentido real de la "Inmunidad Parlamentaria" y del respeto por la investidura presidencial y de los ministros, los tres se volcaron como jauría sobre Chávez, Tarek Willian y Rodríguez Chacín. El resto de la historia de estos personajes es altamente conocido; desde su aparición en la escena pública venezolana la violencia es el motor con el cual quieren hacer que se imponga la paz en Venezuela. Leyeron libros que no he leído sobre la mediación y la resolución de conflictos; van a la Iglesia que yo no voy; oran al dios que inspiró las Cruzadas, la Inquisición y la Conquista; no al Dios de Jesús; al Dios de la Justicia, del amor y de la paz.

La violencia se ha recrudecido los últimos meses a causa de la acción y dirección de los dirigentes de Primero Justicia y Voluntad Popular; el mensaje final que dio la Bachelet, después de reunirse con los dirigentes de oposición, da ganas de llorar; habrá que imaginarse los llantos lastimeros que profirieron ante ella quienes hasta ahora han incendiado las calles de Venezuela exigiendo justicia para los jóvenes que han muerto en las guarimbas; para los políticos presos que, valiéndose de la inmunidad que les da la Constitución para defender a sus representados, han intentado y cometido todo tipo de tropelías contra el Estado; de los militares que desean que sus actos de traición a la Patria sean tomados como un acto de malcriadez de adolescente o que Guaidó sea excluido de su responsabilidad en la estafa de sus testaferros en Colombia porque ese dinero "no era del erario público". ¿Habrase visto tamaña estupidez?

Los autores clásicos de la Ciencia Política, sustentados en tratados filosóficos y hasta teológicos, como los de Santo Tomás de Aquino, concuerdan en que el Estado es el administrador de la violencia; es decir, es el único autorizado para el uso de la armas para reprimir y matar en defensa de su soberanía. Ello indica que no habrá obstáculos para las fuerzas públicas en esgrimir y utilizar todos los medios que estén a su disposición para mantener la paz en nuestro país. No habrá limitaciones para imponer la paz a fuerza de lo que sea, y el mensaje para los herederos de Borges, Capriles y Leopoldo siempre será: "si quieren hacer política, si quieren tomar la presidencia de la República; ganar todos los cargos de elección popular; si quieren de verdad un país que sea signo de justicia y de paz, échenle bolas, compitan, ganen elecciones, pero por favor…. dejen de joder"



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