Llamarse jefe para no serlo es el colmo de la miseria (XXIV)

El 29 de julio de 1818 Simón Bolívar le escribe al Agente estadounidense John Bastist Irvine: "Los ciudadanos de los Estados Unidos, dueños de las goletas Tigre y Libertad, recibirán las indemnizaciones que por el órgano de usted piden por daño que recibieron en sus intereses, siempre que usted quede plenamente convencido de la justicia con que hemos apresado los dos buques en cuestión, los cuales han intentado y ejecutado burlar el bloqueo y el sitio de las plazas de Guayana y Angostura para dar armas a unos verdugos y para alimentar unos tigres, que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana ¡la sangre de sus propios hermanos!" Bolívar vuelve a responder al agente norteamericano, Míster Irvine, el 6 de agosto de 1818: "Si las naciones neutrales hubiesen obligado a nuestros enemigos a respetar estrictamente el derecho público, y de gentes, nuestras ventajas habrían sido infinitas; y menos tendríamos que quejarnos de los neutros. Pero, ha sucedido lo contrario en el curso de la presente guerra. ¿No sería muy sensible que las leyes las practicase el débil y los abusos los practicase el fuerte?" Bolívar para el momento ya está molesto con Míster Irvine, y 14 días después, el 20 de agosto, le lanza una contundente réplica: "La imparcialidad, que es la gran base de la neutralidad, desaparece en el acto en que se socorra a una parte contra la voluntad bien expresada de la otra que se opone justamente y que además no exige ser ella socorrida. Hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a los independientes del Sur, y de las rigurosas leyes promulgadas con el objeto de impedir toda especie de auxilios que pudiera procurarnos allí. Contra la lenidad de las leyes americanas se ha visto imponer una pena de diez años de prisión y diez mil pesos de multa, que equivale a la muerte contra los virtuosos ciudadanos que quisiesen proteger nuestra causa, la causa de la justicia y de la libertad; la causa de América" Ahora bien, nos corresponde seguir citando los pensamientos de simón Bolívar, en el orden alfabético establecido, y en esta entrega toca continuar con la letra L.

L

"La violencia de la fuerza arrastra consigo los principios de su propia destrucción"

"La voluntad legal del pueblo es mi soberana y mi ley"

"Las armas, la fuerza y el rigor de la justicia harán lo que la razón y la clemencia no pueden alcanzar"

"Las armas no deben jamás estar sino en las fronteras, o en los campos militares; de nada sirven en el interior"

"Las buenas costumbres y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la Libertad"

"Las bondades de un héroe son glorias para quien las recibe"

"Las contiendas domésticas de la América nunca se han originado por diferencia de castas; ellas han nacido de la divergencia de las opiniones políticas, de la ambición particular de algunos hombres, como todas las que han afligido a las demás naciones"

"Las cosas para hacerlas bien es preciso hacerlas dos veces: la primera enseña la segunda"

"Las cualidades eminentes que caracterizan al hombre grande: valor para arrostrar el peligro, inteligencia para vencer, amor a la patria y odio a la tiranía"

"Las discordias que nacen de la unión que yo he procurado formar, me hacen sufrir las agonías del suplicio"

"Las fechas nada cuestan; servir a los amigos cuesta menos, y aún mucho menos recompensar al mérito con los bienes comunes"



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José M. Ameliach N.


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